Hay que ver el daño que le puede hacer a la Isla que a dos machanguillos de Manchester, de 19 y 20 años, se les metiera en la mollera decir que llevaban una bomba en el equipaje de mano, a bordo de un avión británico.

Si estos majaderos tuvieran dos dedos de frente se darían cuenta de que con su actitud provocaron pánico en el pasaje, obligaron a activar un dispositivo de seguridad que nos cuesta mucho dinero y pusieron en riesgo, con su amenaza, la seguridad del vuelo de su avión.

Pero, es más, en una industria tan frágil y asustadiza como es la del turismo, crear este tipo de zozobra la destroza. A mí me da pena de que estos jóvenes irresponsables nos hayan puesto, para mal, en boca de medio mundo. Porque todas las noticias que tengan que ver con el terrorismo, aunque luego resulten falsas, agobian mucho a la gente y naturalmente nos hace daño como destino turístico.

Es de esperar que comportamientos así no se repitan. ¿Cuáles han sido los daños de esta acción irresponsable? Naturalmente, muchos; difícilmente evaluables, pero muchos. Los 218 pasajeros de ese avión jamás olvidarán lo que vivieron y puede que muchos de ellos no vuelvan a las Islas, tras su experiencia, provocada, además, por compatriotas.

Dicen que los chicos ya estaban algo agresivos en Manchester, a la salida del vuelo. ¿Por qué los dejaron embarcar? A la mínima sospecha de que puede haber un mal comportamiento a bordo, esos pasajeros no deben subir a un avión. A lo mejor esto sirve para extremar las precauciones en los aeropuertos.

Por lo demás, todo funcionó bien; se activaron bien los procedimientos de emergencia y el avión fue registrado por guardias civiles expertos en desactivación de explosivos, ayudados por perros adiestrados para su localización. Fue muy buena la coordinación entre la torre de control, alertada por el comandante del vuelo, y la Guardia Civil de guarnición en el aeropuerto.

Pero todos deseamos que estos comportamientos no se vuelvan a repetir y que no se comprometa la seguridad de un avión por parte de estos niñatos demasiado aficionados a la violencia. Que, además, según mis fuentes no estaban borrachos, sino que eran gamberros profesionales. A estos no los queremos en estas islas.