Recibir un diagnóstico de cáncer de mama es un duro golpe que no solo afecta a escala física sino emocional y social. Lo saben perfectamente las mujeres diagnosticadas de esta dolencia en la provincia de Santa Cruz de Tenerife que tras recibir el mazazo de la noticia y sin apenas tiempo para recomponerse, han de superar, o al menos intentarlo, el desconcierto y la incertidumbre que les genera esta nueva situación.

Tras seis años de andadura como organización en Tenerife, la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama en Tenerife (Ámate) ha logrado un magnifico engranaje con la administración sanitaria, con la que trabaja en red como consecuencia de un acuerdo de colaboración y que es perfectamente conocedora del trabajo que realizan, según manifiesta Rocío García, la administrativa del grupo.

Es casi en el mismo lugar donde la mujer recibe la noticia de que padece esta enfermedad, en la consulta del médico, donde el personal sanitario, extremadamente sensibilizado con el tema, proporciona el contacto con la asociación, detalle que agradecen las pacientes, teniendo en cuenta que, como dice Ariadna González Cruz, la psicóloga del centro, el Servicio Canario de Salud "está saturado".

Ámate está en situación de interinidad en el edificio de Entidades del Voluntariado que tiene el Cabildo de Tenerife en el barrio de Cruz del Señor, pero aspira a poder tener su propia sede y contar con espacio para dar servicio con cierta holgura a las más de 400 mujeres que están recibiendo algún tipo de atención por parte de la psicóloga, la fisioterapeuta o la trabajadora social, entre ellas, aquellas que "vienen de lejos y necesitan un lugar para quedarse cuando se dan la radioterapia", dice Asunción García de la Torre Gómez, voluntaria, miembro de la Junta Directiva de Ámate y afectada por el cáncer de mama.

Asun habla de forma pausada y transmite una enorme tranquilidad que posiblemente tenga que ver con "la calma" de la que ella misma hizo acopio cuando le dijeron, en las vacaciones de hace 8 años, que tenía un tumor. A partir de ese momento se metió en un proceso largo y doloroso pero sin la compañía de la asociación que hoy tanto frecuenta y que tanta falta le hubiera hecho de haber existido en aquel momento. Ahora es una de las voluntarias que con su experiencia personal y las charlas informativas que ofrecen ayudan en las actividades que programan.

La incidencia es cada vez mayor, de hecho, las cifras que se manejan hablan de que una de cada cuatro mujeres lo sufre, mientras que la prevalencia es muy baja entre los hombres que padecen este tipo de patología y que suele ir aparejada a trastornos ansiosos o depresivos.

De ahí la necesidad de contemplar servicios como el de psicología, fisioterapia y trabajo social, cuyo mantenimiento depende, en buena parte, de las ayudas que consigan sin olvidar a los voluntarios, sobre todo mujeres afectadas por el cáncer que conocen perfectamente la realidad de las que ingresan por primera vez. Para más información, http://blogasociacionamate.wordpress.com o llamando al número 922 22 05 64.