Álvaro Argany Fajardo llevaba algún tiempo pidiendo al consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad, José Miguel Pérez, su salida del Gobierno de Canarias como director de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático. Ayer, por fin se produjo el cese de Argany, momento en el que relató a EL DÍA las carencias con las que tuvo que lidiar al frente de la entidad.

Señor Argany, ¿cuál fue la causa del cese?

Hace algún tiempo comuniqué que quería renunciar al cargo y así lo manifesté, hasta que fuera posible encontrar a alguien para desarrollar este trabajo. De hecho, la única circunstancia que existió es que aquella agencia fue creada en un momento determinado, en unas circunstancias económicas determinadas y con unos objetivos concretos. En la situación actual, desde el punto de vista de las prioridades que tiene el Ejecutivo regional, es muy difícil que la agencia pueda cumplir con los objetivos que le son demandados por ley en las Cortes, como el protocolo de Kioto o la coordinación de todos los agentes implicados en la lucha contra el cambio climático. Claro, los medios eran escasos y las prioridades otras, por lo tanto, en esa situación no podía cumplir sus funciones. Por eso planteé que era necesaria una remodelación, una remodelación de arriba a abajo, casi una nueva creación. Y si iba a haber una reestructuración, pues también pasaba por poner otro tipo de persona, porque yo no era la idónea para dirigirla, y así se lo trasladé al consejero.

Su predecesor, Jorge Bonnet, ya tuvo dificultades para sacar algunos proyectos adelante. El problema, quizá, es que se encontró con un área infradotada en personal y recursos?

Yo conocía las leyes, el planteamiento inicial e incluso la plantilla orgánica que tenía la agencia pero desconocía cuál era la realidad. Usted imagínese que yo contaba con personal administrativo escaso, varias vacantes, problemas para cubrirlo, y yo eso no lo sabía. Yo comprendo las circunstancias, tengo mi postura particular, no solo de esta consejería y de este gobierno sino de todos los gobiernos: la única parte con la que podemos ser competitivos es en aspectos derivados del conocimiento, es decir, de la innovación y la tecnología, pero veo que en esto hay muy poca sensibilidad. Yo lo entiendo, allí donde haya un parado, no se puede mirar otras cosas, pero insisto, lo único que puede quitarnos del paro y competir es la aplicación de las nuevas tecnologías. Los aspectos del cambio climático eran fundamentales para desarrollar otro tipo de actividad económica. Creo que realmente no ha empapado bien. Me refiero a que la agencia es prioritaria o no lo es; se hace a lo grande o no tiene sentido.

Escuchándole hablar, comprobando las circunstancias en que ha desarrollado su labor y visto lo escaso del resultado, ¿no sería mejor cerrarla?

Claro. Yo he estado un poco en la política de la subsistencia de la entidad como tal. Aun así, tiene un contenido teórico impresionante. En el futuro desarrollo de Canarias puede tener un papel clave la aplicación de las nuevas tecnologías. Si no lo hace la agencia, que lo haga otro, pero alguien lo tiene que hacer. Hay cien mil campos sobre los que actuar así que se crea una gran empresa o lo vamos a tener muy crudo. No sé cuál es la voluntad que hay de hacerlo; el Gobierno me ha dicho que sí tiene la intención de remodelarlo y yo me comprometí a ello en su momento, pero las otras intenciones no sé cuáles son y, por lo tanto, yo ya tengo 40 años trabajados en mi profesión, ya estoy jubilado y más de 30 en política y para empezar, la remodelación, desconozco qué es lo que tiene. Por eso creo que es mucho más honrado que lo haga otro señor.

En realidad usted sabe lo que no tiene y lo que no tiene son recursos. Incluso una futura remodelación debería llevar aparejada alguna dotación económica.

Sí, así es. No obstante, la agencia tiene unos objetivos que ha de cumplir por ley, como el de Kioto y otros más porque si no, nos multan, como la emisión de gases de efecto invernadero, etc... Tiene una obligación muy fuerte para que cada departamento no sea un departamento estanco. Aquí, para que se desarrollen las islas, tienen que estar las entidades públicas y las privadas, las empresariales y las universidades, todos trabajando como cualquier país que se desarrolle actualmente. A ver si aprendemos de una vez. Ahora, si hacemos una agencia que no es una agencia sino un coto cerrado, salimos perjudicados todos.

Conociendo lo que conoce, ¿usted la mantendría en el tiempo?

Tal y como está no se puede, si acaso le haría una fuerte modificación. Hay aspectos de algunos servicios que tenemos duplicados y triplicados en la Comunidad Autónoma de Canarias. Habría que tener uno solo, de forma que eliminásemos el coste que ahora supone. Ese es el caso de algunos indicadores o estudios medioambientales que por una serie de circunstancias hay que hacer en tres o cuatro consejerías. Bien, pues se trataría de priorizar y que lo hiciera un señor solo o la universidad y trabajar conjuntamente. Hablamos de otra manera de trabajar.

¿La marcha es amarga?

No, yo le dije al consejero que donde no pueda ser útil no quiero estar y ambición política de poder no tengo, si acaso, ambición personal de querer desarrollar las cosas. Pero si veo que alguien lo puede hacer mejor, me retiro tranquilamente, no pasa nada. Algo decepcionado quizá, porque cuando alguien se retira de la política...

¿Pero se retira?

Sí, relativamente sí, yo creo que ya no me quedan muchos campos de actuación. Yo no pretendo ser secretario del partido ni presidente del Gobierno de Canarias. Y sí, hay cierta decepción porque cuando uno acepta algo, lo acepta con ilusión y al no poder desarrollarlo, lo fui comunicando. Yo comprendo que la gente está muy apurada, que tiene cuestiones inmediatas que solucionar, pero yo no tengo tiempo de estar esperando.