Rosalba Tauroni de Armas es una tinerfeña que busca a su nieto de 22 años porque sospecha que fue entregado en adopción de forma irregular en la Casa Cuna, en el año 1989.

Explica que su hija, con una enfermedad mental, fue trasladada el 23 de diciembre de 1988 desde un centro psiquiátrico de Tenerife en el que se encontraba internada hasta el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, donde dio a luz un niño, que nació sano.

La abuela cuenta con un documento oficial de ese centro hospitalario, donde figura el número de historia clínica y algunos datos relevantes, como que se trató de un parto normal en el que nació un varón sano de 2.830 gramos y está firmado por el Servicio de Tocoginecología de La Candelaria.

Su hija, que en ese momento tenía 19 años, fue dada de alta tres días más tarde, el 26 de diciembre, pero, como se trataba de una persona con una enfermedad mental grave, el crío fue trasladado directamente a la Casa Cuna.

Sin embargo, la madre del chiquillo tenía un régimen de visitas y acudió semanalmente a ver al pequeño durante un año, media hora todos los jueves.

Las visitas se realizaban en el edificio Príncipe Felipe, del Gobierno canario, "hasta que un día volvió llorando porque no se lo dejaban ver", manifestó Rosalba Tauroni de Armas, quien precisó que ella no conoció a la criatura, porque ese año "estuvo lleno de problemas para ella".

Cuando su hija le comentó dos semanas seguidas que no veía al bebé, Tauroni de Armas se acercó con ella al edificio Príncipe Felipe para solicitar información al respecto.

"Fui con energía a preguntar y me respondieron que el Cabildo no deja a los niños en la Casa Cuna más de un año y si no me lo llevaba ya, lo entregaban en adopción", explicó la abuela.

"Como yo no tenía casa y mi hermana me había acogido en la suya, con mis dos hijos, respondí que me dieran un poco de tiempo para buscar un lugar donde llevar a mi nieto, pero cuando me situé y fui a preguntar por mi nieto, ya lo habían entregado", relató Rosalba Tauroni.

En su opinión, ese hecho fue ilegal, porque ella reclamaba al niño y porque ni ella ni su hija (la madre) firmaron ningún papel autorizando la adopción.

"No hubo manera"

Tauroni de Armas asegura que ya había buscado una guardería, cerca de la calle Salamanca, donde vive, para que el niño estuviera allí mientras ella estaba trabajando, "pero no hubo manera, porque me pusieron entre la espada y la pared", indicó.

No tiene ninguna fotografía de su nieto y sólo sabe que era un niño "rubito y precioso".

La abuela lleva años intentando saber el paradero de su nieto, "que posiblemente tenga los ojos claros, como mi familia".

Afirma que su hija estuvo años "sin consuelo" preguntando día a día por el niño y Rosalba Touroni no tenía una explicación racional para su hija.

"Siempre he pensado que mi nieto fue vendido", aseguró.

Insiste en que ella quería criar a su nieto, porque su hija no estaba en condiciones, como refleja un informe del doctor Amberes, médico psiquiatra que falleció el año pasado y que certifica en un documento que su paciente, madre soltera, padece trastornos.

Tauroni de Armas asegura que su hija, que ya ha cumplido los 41 años, tiene reconocida una minusvalía del 77 por ciento.

Rosalba Tauroni de Armas no entiende por qué motivo la Casa Cuna tuvo tanta prisa para entregar al niño a una familia, cuando ella, de su propia sangre, lo reclamaba.

Rosalba Touroni también vivió en la Casa Cuna de Tenerife desde los 5 hasta los 19 años, con dos de sus hermanas.

En este sentido, señala que los niños permanecían allí durante bastante tiempo y no acaba de creerse que el Cabildo fijara en un año el plazo para encontrar familia a los bebés. Ella recuerda que a principios de la década de los 70 se publicó en la prensa alguna información sobre casos de adopciones extrañas en la Casa Cuna tinerfeña y también que se habían producido algunos cambios en la dirección por este motivo.

Señaló que en esos años ella ya había salido del centro. También recuerda que ella y sus hermanas estuvieron a punto de ser adoptadas por varias familias, que desistían cuando se enteraban de que se tenían que llevar a las tres.

Manifestó que su padre era una persona importante, pero se casó dos veces y le resultaba difícil mantener a los 16 hijos que tuvo de los dos matrimonios.