SIETE estrellas, siete estrellas verdes, el color de la esperanza. Siete estrellas muy encima del mar, fijadas en el cielo de las islas. Siete estrellas llenas de esperanza, que conforman la esencia de una bandera. Siete islas que surgen del cielo para integrar un archipiélago, una sola sobre el mismo mar. Siete suspiros de la naturaleza, siete pensamientos del Creador, siete ilusiones que se proyectan sobre el Atlántico. Siete deseos de ser libres, de hacer valer nuestra historia y nuestra gesta. Siete peñascos que sobresalen del mar por mor de los volcanes. Siete ideas, siete proyectos que concluyen en uno solo. Siete ilusiones maltratadas por el colonizador sin piedad.

Aquí estamos, esperando el futuro. Los canarios hemos pedido demasiado a Madrid, como mendigos de las siete islas. Y Madrid nos ha negado no siete veces sino setenta veces siete. Nos ha tomado el pelo, no nos ha dejado volar, ha confundido nuestras voluntades y ha engañado al recio hombre de la tierra y a la mujer amante y confiada.

Ha llegado la hora de decir ¡basta! No una sino siete mil veces. De luchar pacíficamente por recuperar nuestra esencia. De reparar los años de incomprensión, de intolerancia y de despotismo. De no rendir más cuentas al godo, que es un proceder, no una procedencia. De no agachar más la cabeza. ¿Por qué tenemos nosotros que callar, canarios de las siete islas, cuando son ellos los que han venido? ¿Quién los llamó? ¿Quiénes les pidieron que turbaran nuestra paz? Retiremos sus nombres de nuestras calles y plazas y vamos a sustituirlos por los de nuestros hombres y mujeres más queridos, por los que forjaron la identidad canaria, el orgullo de ser isleños, por los que sufren la pena de pertenecer a una sociedad resquebrajada e intranquila, ansiosa de contar más pronto que tarde, y por sí sola, en el concierto del mundo.

Todo esto se vive bajo un firmamento de siete estrellas verdes que se insertan en el cielo azul. El azul de nuestra bandera, ¿un azul de cielo o de mar? Canarias es nuestra, no la dejemos escapar. No permitamos que se prorrogue por más tiempo una injusticia. Luchemos en los foros internacionales porque se nos reconozca. Exijamos a los españoles que suelten de una vez lo que no es suyo, porque es nuestro. Esas siete estrellas verdes contienen nuestras esperanzas, parecen músicas celestiales que nos apoyan desde su lecho, tan brillantes. Banderas tricolores con las siete estrellas verdes ondean animadas por el alisio salvador de las islas. Las vemos en los barcos, las vemos en la calle, las vemos en las manifestaciones. ¿Cuándo las vamos a ver en los centros oficiales? Si todos los pueblos lucharon por sus símbolos, nosotros no podemos permanecer impasibles. La nuestra no es la bandera de los perros. La nuestra es la enseña de las siete estrellas verdes. Siete grandes corazones, latiendo sobre el mismo mar, esperan ansiosos que llegue el gran día de la independencia.