Los cayucos con origen en Mauritania y Senegal están en veda. La parada biológica de dos meses para la pesca en la que están sumidas esas costas africanas dificulta la salida de los inmigrantes hacia alta mar porque hasta ahora simulaban ir a faenar para burlar la vigilancia. Pero este dato no es el único que frena la salida de cayucos.

Según manifestaron a EL DÍA observadores internacionales en ambos países, la crisis también ha llegado a los cayucos. Los organizadores del "negocio" no logran que los candidatos les paguen los miles de euros que les piden por la travesía y también les frena saber que la crisis es mundial y que ahora es difícil encontrar trabajo en España y en Europa.

Además, otro dato significativo a tener en cuenta es que los vuelos de repatriación, que han seguido llegando a esos dos países durante los pasados meses, han desanimado a los candidatos. Sin olvidar que la vigilancia española (Guardia Civil) es más visible en las costas mauritanas y senegalesas.

Estas son algunas de las razones que explican que desde el 31 de marzo no haya llegado ningún cayuco a Canarias.

Tal y como confirmaron los observadores internacionales consultados por este periódico, las bolsas de africanos que buscan salir en cayuco siguen estando visibles en las costas, aunque señalaron que se les ve "pacientes" y esperando un cambio de la situación para emprender el viaje.

Por el contrario, en estos meses se ha incrementado la llegada de personas de origen subshariano a Granada o Murcia y lo hacen en pateras que han partido de Marruecos.

Esta ruta sigue abierta. Los subsaharianos se trasladan por el interior de África, atravesando diferentes fronteras y llegan hasta Marruecos, donde se embarcan en las precarias barquillas que se dirigen al sur peninsular.

Sin embargo, este camino encierra para los inmigrantes otros peligros añadidos a la travesía, sobre todo, si la Gendarmería marroquí los detiene.

Precisamente el maltrato a los inmigrantes es una de las principales denuncias del informe anual sobre Marruecos de Amnistía Internacional, correspondiente al año 2008.

La organización defensora de los derechos humanos, con sede en Londres, advierte en el citado informe de que millares de personas sospechosas de ser emigrantes irregulares fueron detenidas y expulsadas colectivamente sin tener en cuenta sus derechos reconocidos en la legislación marroquí y, según algunos informes, fueron objeto de fuerza excesiva y malos tratos.

En algunos casos fueron abandonados en la frontera con Argelia o Mauritania sin alimentos ni agua suficientes. También cita el caso de 28 emigrantes, incluidos cuatro niños, que se ahogaron en el mar el 28 de abril de 2008 frente a la costa de Alhucemas.

Los supervivientes denunciaron que los funcionarios marroquíes que les interceptaron pincharon la barca neumática en la que viajaban, en unos hechos que no fueron investigados. Luego fueron abandonados en la frontera con Argelia.

Otra denuncia a tener en cuenta se refiere a la reflejada en el Informe Derechos humanos en la frontera sur 2008, de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), en donde se precisa que en agosto del pasado año, 73 inmigrantes de Ghana, Burkina Faso y Sudán partían en cayuco desde Nuadibú, Mauritania, con destino a Canarias. Tras 15 días a la deriva morían 33 personas. Los supervivientes, encarcelados por la policía marroquí, fueron soltados una semana después: 20 de ellos fueron abandonados en un desierto minado entre Mauritania y el Sáhara Occidental. Días después, 16 fueron encontrados. Los trasladaron al centro de detenciones de Nuadibú. Las otras 20 personas nunca aparecieron.

España ha formalizado con países africanos "acuerdos de segunda generación". Su aceptación conlleva la implantación en territorios africanos de sistemas de seguridad y control como patrullas de la Guardia Civil. España regaló, el pasado año tres aviones de vigilancia C-212 a Mauritania, Senegal y Cabo Verde, además de patrulleras y todoterreno.