La ilusión, la inocencia, la esperanza reflejada en la cara de un niño.... esas sensaciones no entienden de crisis. En una noche mágica no hay cabida para las estadísticas negativas y los números rojos. No hay sitio para esas cuentas que preocupan a los mayores y que tanto sueño les quita. Sólo basta con apreciar el rostro de los más pequeños cuando comprueban que la cita más esperada de todo el año ha llegado. Una imagen que transforma la cara de los padres y las madres con una sonrisa placentera que alivia por un momento el nudo formado en el estómago durante un periodo de gastos y más gastos.

En las calles de La Palma, Melchor, Gaspar y Baltasar recogen con satisfacción todos esos gestos de felicidad, de alegría. Miles niños de Los Llanos de Aridane, de Santa Cruz de La Palma, de El Paso, de Breña Alta, de Tazacorte, de San Andrés y Sauces, de Garafía, de cada uno de los rincones de la Isla, pueblo por pueblo, transforman a los mayores y los llevan hasta su infancia. Todos son conscientes del secreto mejor guardado, pero comparten sólo lo indispensable para contagiarse de la ilusión que desprenden los niños y se transforman en sus mejores amigos para disfrutar de la llegada de los Reyes Magos de Oriente.

En La Palma, esta vez, no hubo helicópteros. Tampoco eran necesarios. En camello, en carrozas, en caballos, en coches... recorrieron las calles de los 14 pueblos palmeros en 14 instantes mágicos que casi coincidían en el tiempo. Otro de esos trucos de mago que sólo las Majestades del lejano Oriente pueden hacer. En todos los sitios que visitaban la emotividad era la misma, ni una pizca menos. Eso no lo cambia ni la crisis.

Santa Cruz.- Los pequeños de la capital, ansiosos por ver y tocar a los ídolos que cumplen por una noche sus deseos, tuvieron que contener por un momento esas ganas. La cabalgata comenzó con un poco de retraso. Pero para los niños, la espera mereció la pena. Los Reyes tenían excusa. Habían estado desde las cuatro de la tarde visitando camufladamente, escoltados en tres coches, barrios de la ciudad.

Ensordecedor para muchos y crispador de los nervios para otros, un volador sonó para anunciar que, por fin, los Reyes pasarían por delante de los niños. Desde la plaza de la Constitución hasta la Cueva de Carías, donde tuvo lugar la representación del Auto Sacramental, la comitiva real no paró de lanzar caramelos y recoger cartas. Seis carrozas, doscientos niños y jóvenes y las bandas de música de Puntallana y Santa Cruz completaron el elenco.

Los Llanos.- Un poco antes, en Los Llanos de Aridane empezaba a sonar la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora de Los Remedios. Ellos abrían la cabalgata, en la que participaban unos 200 niños y otros tantos personajes de fantasía. A lo largo del recorrido urbano por las avenidas Enrique Mederos y Doctor Fleming, hasta llegar a la plaza de España, miles de personas permanecían atentas a los gestos, a las caras, a los ojos sobrecogidos de los niños. En cada minúscula mano, una carta buscaba ser entregada a los sabios de Oriente. En ellas se encerraba la lista de deseos que esta misma mañana fueron cumplidos, siempre que el pequeño o la pequeña solicitante haya sabido cumplir su parte del trato, ser un buen niño, una buena persona.