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Carsten W. Lauritsen
Ver galería >«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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«Nuestro viaje dura ocho meses y mentalizarme para no ver más a mi familia es muy duro. Los primeros días pensé que esta vida no era para mí, pero ahora sé que al llegar a cada puerto voy a tener noticias de ellos». Son las palabras de Ángel Ernesto Rangel Espino (23 años), cadete de cuerpo general de la Heroica Escuela Naval Militar, embarcado en el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc de la Armada Mexicana.
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