Mensajeros de la Paz es una de las organizaciones presentes en el barrio de Añaza que, desde 2014, presta su colaboración a las familias de dicho núcleo. El responsable del colectivo, José Manuel Alfonso, recuerda que en los inicios –en la anterior crisis– atendieron a unas 35 familias, una cifra que se ha incrementado hasta alcanzar las 60. Como afirma de forma lacónica, “cada vez vamos a peor”.

Esta organización, cuando estableció una de sus sedes en este núcleo del Suroeste, se trazó como objetivo colaborar en la educación de los niños del barrio, desde el desarrollo de un programa de Parentalidad Positiva que abarca, incluso, la colaboración del Banco de Alimentos. Así, además de dar formación a los pequeños, también se sale al rescate de sus familias.

A pie de calle, en el día a día de Añaza, Natalia Salvador, psicóloga y que desempeña la labor de educadora en el centro, que comparte objetivos con sus compañera Eva Peraza, orientadora laboral; y Patricia Izquierdo, integradora social. En el local de Mensajeros de la Paz que atiende por igual a los pequeños que a sus padres. De hecho, por la mañana, cuando los niños están en clase, la organización se encarga de clasificar los alimentos que a diario le proporciona Hiperdino, tanto productos frescos como seco; esta alimentación se distribuyen a once usuarios diferentes, e incluso se enriquece esta pequeña compra con embutidos.

A demás, dos veces gestionan alimentos del Banco de Alimentos, que se complementa tres veces al año con el reparto de comida que realiza el Feaga europea y que llega hasta Mensajeros de la Paz en Añaza.

También se tiene especial sensibilidad en las campañas de navidad o fin de año, o con productos infantiles o para la higiene personal durante todo el año.

José Manuel Alfonso: "Esta es la primera vez que el ayuntamiento colabora con nuestro programa en Añaza"

En paralelo a cuidar la alimentación, el personal de Mensajero de la Paz también colabora en el apoyo escolar de los niños, una actividad que en la actualidad se desarrolla de forma telemática porque la normativa sanitaria impide realizarlo en el local por la capacidad del mismo.

“El programa de Parentalidad Positiva estaba previsto finalizarlo este mes pero se amplía a febrero”, precisa Natalia Salvador, a la vez que José Manuel Alfonso recuerda el reciente convenio de colaboración suscrito con el IMAS, de Santa Cruz, para continuar la acción social.

“Hay sesenta familias beneficiarias de nuestro programa, si bien el número real de usuarios es de 180”, al incluir a padres y madres y a sus hijos -93 menores-. “Cuando comenzó el Covid teníamos unas 35 familias, ahora hay 60”, cuenta Natalia para acreditar que la actual crisis social va a más: “Yo lo veo aquí cada día”.

Junto a los alimentos y a las clases de apoyo a los chicos, en centro atiende también a los progenitores –a petición propia, pues contribuye a mejorar la autoestima con actividades y con la orientación laboral–. Así, una vez a la semana se imparte habilidades parentales, sociales, de empleo y manualidad, “a demanda de las madres”, precisan.

“Hemos tenido muy buena aceptación de este recurso”, admite José Manuel Alfonso, que precisa que Mensajeros de la Paz ha contribuido, también a menguar la brecha digital en familias sin recursos. “Llegó el Covid y las clases fueron telemáticas”. La gestión de Mensajeros de la Paz fue decisiva, como lo es en el día a día de sesenta unidades familiares de Añaza.