La visión del cráter central y de su entorno revela una actividad incesante. La explosividad se aprecia como ningún otro día y los científicos que lo estudian lo sienten con un sonido cuya onda expansiva causa vibraciones en puertas y ventanas. Ocurre a solo 3 kilómetros del cono, en Tajuya. Desde el exterior el rugido es aún más notable. En las entrañas del volcán hay todavía mucho gas pugnando por salir. A favor juega que parte de la lava no discurre sobre la ya existente.