Cumple EL DÍA una edad difícilmente alcanzable por un ser humano. 110 años que recogen el devenir de varias generaciones; la quinta parte de la historia moderna del Archipiélago; un periodo de tiempo lo suficientemente amplio para establecer una panorámica certera sobre nuestra realidad y sobre nuestra idiosincrasia.

Es una suerte contar en Canarias con medios de comunicación de tan largo recorrido, con una visión amplia de lo que somos, y no limitada a las servidumbres del tiempo presente. En su condición de testigos privilegiados de su época, medios como EL DÍA entienden las Islas desde una perspectiva global y profunda, piedra de toque a la hora de discernir de dónde venimos y hacia dónde queremos avanzar.

La Prensa (el nombre primigenio de este rotativo) nació gracias al impulso intrépido de un hombre tenaz como Leoncio Rodríguez, que supo establecer entre el periódico y la ciudadanía tinerfeña un vínculo que ha durado más de un siglo, con independencia del periodo histórico por el que atravesaba nuestro país: la monarquía de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil, la larga travesía de la dictadura franquista (ya con la denominación actual del periódico), y la transición a la democracia.

En este extenso periplo, EL DÍA ha puesto su principal foco de atención en Canarias, en general, y en Tenerife, en particular. Pero no por ello ha descuidado la actualidad nacional e internacional, como nos recuerda diariamente su sección de efemérides del medio siglo, en el entendimiento de que toda realidad, por pequeña que sea, corresponde a un contexto global.

Y por supuesto, en ese permanente escrutinio de la realidad, un lugar privilegiado ha correspondido a San Cristóbal de La Laguna. Las páginas de EL DÍA han testimoniado algunos de los momentos más señalados en el desarrollo de la ciudad y en la vida de sus gentes, su progresivo crecimiento social y económico que la consolidan como una de las urbes más pujantes del Archipiélago, culminado en la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Pese a la envergadura de los cambios experimentados por nuestra sociedad en estas once décadas, pese a crisis y vaivenes de toda índole, hay un elemento invariable que define a EL DÍA: una práctica de la profesión entendida como servicio público y el ejercicio del derecho a la información. Es un distintivo que define al periódico y que se transmite en el seno de una redacción que combina la experiencia de la veteranía y el empuje que aporta la juventud, algo que constituye una garantía de continuidad para el futuro.

Generación tras generación, la sociedad tinerfeña ha vivido atenta a las portadas de EL DÍA, ha leído con fruición sus informaciones y reportajes, ha celebrado la audacia de sus columnistas, y ha curioseado en la variedad de sus secciones. El vínculo entre el periódico y la Isla es sólido y duradero.

Vivimos un momento extraordinariamente difícil y el futuro inmediato es incierto, también para los medios de comunicación; pero durante más de un siglo EL DÍA ha demostrado su enorme capacidad para entender el signo de los tiempos, adaptarse a los cambios y sobreponerse a la adversidad. Su equipo profesional y humano es su mejor baluarte. Ellos, y los miles de lectores que mantienen su fidelidad al periódico 110 años después.