El 15 de octubre de 1910 se estrenaba en Canarias La Prensa, periódico fundado por Leoncio Rodríguez y que 29 años después se fusionaría con Amanecer para dar paso, en 1939, al periódico EL DÍA.

En estos 110 años de historia, esa casa que ha sido escuela de periodistas en Canarias nos ha ido contando, día tras día, la evolución de una sociedad que a principios del siglo XX subsistía, básicamente, gracias a la agricultura y la ganadería. Un siglo después, vemos cómo una crisis sanitaria mundial sin precedentes hace tambalear un modelo económico que gravita, desde los años setenta, en torno al turismo.

EL DÍA nace, bajo esa cabecera, pocos meses después de la finalización de la II República. A través de sus páginas recorremos la historia de un pueblo que a mediados de siglo se lanzó al mar para alcanzar las costas de una tierra soñada, como hoy lo vemos hacer a cientos de personas que llegan a nuestras islas desde el continente africano en situaciones desesperadas. Hace pocas semanas analizábamos en el Parlamento de Canarias ese episodio de nuestra historia a través de la odisea del Telémaco, a bordo del que 151 personas viajaron rumbo a Venezuela desde La Gomera y Tenerife poniendo en riesgo sus vidas, como tantos y tantos canarios durante la primera mitad del siglo XX.

Como presidente del Parlamento, hablar de la prensa en Canarias es hablar, también, de cómo vivimos y cómo nos contaron los medios de ese entonces los primeros años de una tímida autonomía. Precisamente en esta décima legislatura se cumplen 40 años de parlamentarismo en Canarias: fue en diciembre de 1982 cuando se constituyó el Parlamento Provisional sobre el que se construiría, con paso firme, la historia de nuestra Cámara legislativa autonómica.

Los periodistas parlamentarios han llevado el día a día de la actividad parlamentaria a los hogares de toda Canarias. Horas de sesiones, de pasillos, de esperas han formado a una generación de profesionales que ha escrito las páginas de la historia de la Cámara desde los medios de comunicación y que ahora se ha visto sorprendida por el reto de contar la actividad parlamentaria en tiempos de la COVID-19.

La irrupción de la pandemia nos puso ante los ojos, el 14 de marzo de este año, a una España y una Canarias repentinamente cerradas. La única ventana al mundo fueron los medios y las redes, y fue a través de esa ventana por donde conocimos qué estaba pasando cada día de esas largas semanas de confinamiento. Las rotativas no pararon; las cámaras siguieron grabando; los micros continuaron contando; las pantallas permanecieron encendidas.

El desafío informativo de la COVID-19 es doble: por un lado había que contar lo que estaba pasando en un mundo cerrado físicamente y, por otro, combatir desde el rigor los bulos de la era de las fake news en un escenario realmente incierto. Las rotativas no pararon, las redacciones se emplearon a fondo y los trabajadores de los medios han dado ejemplo de profesionalidad en momentos muy complicados.

Estamos en tiempos de cambios profundos. EL DÍA lo sabe bien: en los últimos años ha experimentado una importante transformación editorial y empresarial a la que se suma la necesaria adaptación a las exigencias de inmediatez de un mundo multimedia como única fórmula para sobrevivir.

La responsabilidad en el ejercicio del periodismo y la obligación de proporcionar información veraz son ahora más urgentes que nunca. Felicidades por estos 110 años.