Aunque la historia de la prensa en Tenerife y su provincia se remonta muchas décadas atrás, no cabe duda de que el nacimiento del diario La Prensa, germen de lo que hoy conocemos como EL DÍA, fue un hito que vino a dar pluralidad y profundidad a la comunicación y la información en las islas. EL DÍA nacía en los albores del que para muchos ha sido el siglo de la comunicación, y su fuerza lo ha traído hasta la era de la red, a la que también se ha sabido adaptar, algo indispensable para poder seguir siendo altavoz válido de la sociedad contemporánea.

Cumplir años es motivo de satisfacción, superar los 100 es un orgullo para cualquier empresa pero llegar a los 110, siendo capaz de transformarse y adaptarse a los cambios de milenio y a los increíbles avances tecnológicos que han definido el mundo de la comunicación, tocando de lleno al periodismo y sus sistemas de producción, tiene un mérito reservado para unos pocos privilegiados. Entre ellos se encuentra esta cabecera desde la que hoy me dirijo a la sociedad canaria.

En tiempos de las fake news, de la llamada posverdad, de los bulos en internet o de las redes sociales con sus pseudoinformaciones sin filtro ni control de veracidad no es fácil mantener el rigor y la diligencia indispensables para cualquier buen periodista y, por supuesto, para cualquier buen medio de comunicación. La prensa, los medios, han vivido una enorme transformación, pero su esencia es y debe ser la misma: el buen periodismo.

La pandemia de la covid nos ha demostrado que la información veraz y rigurosa es indispensable para superar cualquier crisis y nos ha hecho comprender la importancia de contar con medios serios y solventes que nos ayuden en la recuperación. En esa lucha, los diarios han jugado un papel esencial en la historia de la comunidad a la que cada mañana se han dirigido, en el discurrir de un pueblo, en este caso el tinerfeño, que siempre ha querido estar bien informado y que ha exigido pluralidad y rigor. EL DÍA ha estado siempre en esa batalla, desde que se presentaba como La Prensa hasta ahora que lo hace desde la fortaleza de un gran grupo editorial.

Cumplir 110 años es motivo de alegría y un honor. Debe serlo, en primer lugar, para los lectores de este periódico, testigos de su crecimiento y adaptación a la historia y verdaderos artífices de que esta cabecera haya perdurado en el tiempo. Las personas que leen y compran EL DÍA son quienes han hecho que llegue hasta aquí. A ellos quiero felicitarlos en primer lugar. Pero también quiero transmitir mis mejores deseos a los trabajadores y trabajadoras, los que están y los que han estado detrás de cada edición del periódico a lo largo de estos 110 años, ya que son la esencia del medio y de la profesión que los representa.

Por supuesto, un mensaje de agradecimiento a las propiedades editoriales, a quienes mantuvieron la cabecera viva tantas décadas y a la que, en medio de tiempos de incertidumbre como los que vivimos, ha apostado por ella y por un futuro próspero para sus intereses y los del periodismo en las islas.

A todos y todas, lectores, trabajadores y propiedad, ¡gracias y felicidades!