Ahora que asistimos a los 110 años de EL DÍA, además de expresar nuestra felicitación a las personas que hacen posible su encuentro diario con los lectores, en nombre de los vecinos y vecinas de La Victoria de Acentejo, cuyo Ayuntamiento tengo el honor de presidir, quisiera esbozar en este artículo la importancia que, a mi juicio, ha tenido y tiene este periódico para el Archipiélago y, de forma más cercana aún, para quienes vivimos en el norte de la Isla.

Por cuestiones de edad, mi infancia y adolescencia coinciden con el comienzo del auge de Internet, una red global de comunicación e información que hoy hemos normalizado como parte de nuestras vidas. Y no cabe duda de que las nuevas tecnologías nos han acercado más, pero también han puesto de relieve la necesidad de contar con medios de comunicación de referencia, veraces y rigurosos, para que la información que compartimos y la opinión que nos formamos se construyan con datos, argumentos y desde la pluralidad. Y no desde la confusión, el ruido y la parcialidad. Por eso, subrayo, hoy más que nunca son imprescindibles periódicos como EL DÍA, que expongan la información de la manera más objetiva posible, pero que también den voz a los diversos puntos de vista, pues considero que el disenso, al fin y al cabo, no debemos entenderlo como desacuerdo, sino como el paso previo hacia el consenso, hacia la voluntad de buscar entre todos y todas, desde nuestras convicciones, la mejor opción entre las muchas que se nos brindan.

Históricamente, más allá de la zona metropolitana, las comarcas de esta Isla, y en este caso Acentejo y el norte de Tenerife en su conjunto, se han encontrado con dificultades para hacerse oír, o quizás mejor, para ser escuchadas. Por eso los medios de comunicación tienen un papel esencial en el objetivo de que los problemas, las inquietudes, las necesidades de las vecinas y los vecinos de estas áreas a menudo consideradas periféricas -pero para mí absolutamente protagonistas del desarrollo de nuestra tierra- fueran atendidas en las instancias supramunicipales. En ese sentido, la función del corresponsal periodístico ha sido y sigue siendo indispensable.

Son imprescindibles periódicos como EL DÍA, que expongan la información de la manera más objetiva posible y también den voz a diversos puntos de vista

EL DÍA nos ha contado todo eso y para comprobarlo solo es preciso acudir a las hemerotecas. Nos ha hablado del progreso que hemos experimentado, por ejemplo, en La Victoria de Acentejo. También ha sido un espacio para el debate político, más o menos agrio, más o menos polémico, pero, afortunadamente, vinculado a un periodo de democracia y libertades donde todos y todas podemos expresar nuestras opiniones, por muy distantes que se encuentren las unas de las otras, porque estoy convencido de que, de forma mayoritaria, al final todos buscamos el progreso para nuestro municipio.

En estos tiempos de prisas y de inmediatez, los periódicos nos brindan un espacio para la reflexión, para la lectura sosegada, el análisis y el contraste de opiniones. También en unos momentos tan complejos como los actuales nos abren una ventana que nos hace sentirnos más acompañados. Una compañía que nos reconforta ante la dificultad y que también nos permite conocer historias que nos hablan de esperanza y de no bajar los brazos por muy difíciles que estén las cosas.

Abrir un periódico -y aquí aprovecho para reivindicar la prensa en papel-, recorrer sus páginas y enterarnos de lo que ocurre en nuestro municipio, en Tenerife, en Canarias, en España y en el mundo, es un acto necesario para estar informados, pero también nos invita a la reflexión y a desarrollarnos como una ciudadanía con espíritu crítico, responsable y solidaria. Por todo ello, quisiera felicitar de nuevo a EL DÍA e invitarle a seguir dando voz a todos y a todas, y en especial, a quienes vivimos en el norte de la Isla.