Cabe comenzar esta felicitación al periódico EL DÍA por su aniversario poniendo en valor que esta fecha es posible por las muchas personas que han pasado por la redacción desde sus orígenes.

Creo que compartir recuerdos es la mejor manera de contribuir a esta ocasión, y siendo además natural de un municipio alejado de la capital de la isla, donde se edita el periódico desde hace años, mi perspectiva es otra.

En otros tiempos, no demasiado lejanos, la dispersión poblacional del territorio llegaba a ejercer una suerte de insularidad dentro de la propia isla. Aquellos municipios más alejados de la zona metropolitana permanecían ajenos a la actualidad hasta que, a determinadas horas del día, de manera escalonada y gobernada por la ruta que las carreteras provinciales marcaba, llegaba el periódico. Ese momento diario, identificado quizá por las horas del sol, se traducía como la ruptura de esa lejanía de lo que pasaba en el resto de la isla y del mundo.

Que un periódico haya superado el siglo de existencia sigue siendo un indicador de que la sociedad demanda esos vínculos de conexión con lo que pasa en otros lugares. Y lo hace requiriendo rigor y contraste, de manera alejada de la inmediatez y de la efímera urgencia que han marcado las nuevas tecnologías. 110 años después, el olor a tinta y el sonido del pasar de las páginas de los rotativos siguen siendo la romántica conexión con la realidad madurada y contrastada de las redacciones.

El periódico EL DÍA ha sido, con sus luces y sombras, emblema informativo en Tenerife. Su cabecera se identifica, sin duda, con lo que sucede en esta isla, momentos en la historia del archipiélago que hoy podemos consultar en la hemeroteca. Porque el periodismo es también hacer historia, y EL DÍA cumple años en medio de una pandemia que está forzando al límite el arraigo de la prensa.

Ahora más que nunca la sociedad necesita información, frente a los vacíos de las redes sociales y de la tiranía de titulares sin contrastar.