Durante más de cien años el periódico EL DÍA ha sido un testigo privilegiado de la vida de Tenerife y sus gentes; un siglo en el que San Cristóbal de La Laguna ha sido siempre un foco informativo al que el periódico ha dedicado una especial atención. Desde la actualidad política, la evolución de la ciudad, la vida universitaria, su rica agenda cultural, su original calendario festivo o su elección como Ciudad Patrimonio de la Humanidad -un reconocimiento del que celebramos este año su 20 aniversario-, y también sus momentos más tristes -el más reciente, el incendio del Ateneo-, pocas cosas han escapado a las páginas de EL DÍA a la hora de reflejar la vida de nuestro municipio, no solo en el casco histórico, sino en toda la extensión de sus pueblos y barrios.

Así ha sido históricamente tanto en tiempos de bonanza económica y estabilidad política y social como en momentos de crisis y de tensiones de toda índole. Y así continúa siendo.

Ahora, tras superar momentos de vicisitud, EL DÍA encara una nueva etapa. Y las nuevas etapas son siempre una oportunidad para crecer y avanzar. En un panorama cada vez más complejo para los medios de comunicación, con un mercado ferozmente competitivo y un lector cada vez más exigente, saber adaptarse a los tiempos constituye una garantía de éxito.

Mantener vivo un periódico es una misión cada vez más difícil, y alumbrar cada día un nuevo ejemplar es casi un acto de heroísmo. Que EL DÍA no solo no sucumba a la tentación del desánimo sino que muestre su firme propósito de afrontar el futuro con renovadas energías es un reto que merece todos los parabienes. Como los merecen la dedicación y profesionalidad de una plantilla que estoy seguro que, con este nuevo formato, sabrá mantener la línea de calidad a la que nos tiene acostumbrados.

Yo deseo que esta renovación contribuya a fortalecer aún más a EL DÍA en el panorama de la prensa en Canarias, porque una sociedad con pluralidad de medios y diversidad de opiniones es una sociedad con mayores cotas de libertad.