Pone el corazón en un puño de todo un país con su juego de pies. Y lo sabe. Unai Simón cumple órdenes, de Luis Enrique, que encajan con su perfil de futbolista. Para ser portero tiene dos máximas que le han enseñado maestros del oficio, “cabeza fría y ser de hielo”.

Unai Simón ganó los dos Europeos que disputó en las categorías inferiores de la selección española. Con 24 años vive como titular, aunque no lo sienta así, su primer gran torneo con la absoluta. Admirador de Buffon se sonroja cuando se le habla de heredar la posición de Casillas en un gran torneo con España.

Su aspecto frío desaparece en las distancias cortas. Disfruta hablando de fútbol en una entrevista, arropando a Álvaro Morata, y no duda en admitir que el vestuario estaba “hundido” por la falta de gol. Apunta referentes y soluciones. Saben como arreglarlo.

—¿Qué sensaciones le dejó el debut en una Eurocopa?

—Bien, siempre hemos soñado con jugar estos partidos, un torneo así, si me dicen hace unos años que iba a jugar una Eurocopa no me lo creería. Buenas sensaciones y con ganas de que llegue el partido de Polonia.

—El factor fortuna siempre presente en el fútbol le cambió su carrera de golpe...

R: Fue una situación rara, se puede decir que fue suerte porque Berizzo me dice que busque una salida del Athletic, me decido por el Elche, me marcho, y no han pasado ni 15 días cuando me llaman para explicarme que Kepa había fichado por el Chelsea, que Iago estaba lesionado y desconocía la situación de Remiro. Fue una sorpresa verme titular pero lo disfruté al máximo. Puede ser suerte pero siempre me han dicho que hay que buscarla. Por suerte, las cosas salieron a mi favor.

—En los torneos es clave tener esa suerte de lado. En el primer partido apareció con el poste...

—Sí, en fútbol muchas veces los partidos se deciden por un milímetro o una décima de segundo. En esas competiciones de gran nivel puede ir dentro o fuera. Tuvimos fortuna que el rebote de Marcos fue al palo y luego la cojo yo, y en el pase atrás que no mete Berg porque le bota mal el balón.

—¿Siempre quiso ser portero?

—En Murgia, con 4 años, empecé de jugador pero era muy grande o muy vago y me puse en la portería. En fútbol 7 teníamos la suerte de tener un campo con hierba natural, que en invierno era barro puro. Me encantaba tirarme al suelo, rebozarme, a mi madre no tanto (risas), pero desde entonces decidí ponerme los guantes para toda la vida.

—Uno ya es diferente desde que elige una posición diferente al resto de compañeros.

—Siempre nos catalogan de locos, los raros del fútbol, pero es una de las posiciones más especiales. El fútbol es bonito porque hay un jugador de los once que puede coger el balón dentro del área. Tenemos esa esencia que no posee otro jugador de campo.

—No transmite imagen alocada, parece de hielo.

—Siempre me lo han dicho y es por las situaciones vividas o por lo que me han transmitido entrenadores que he tenido y que han sido jugadores como Armando, Imanol Etxeberría o Aitor Iru. Me dicen que hay que mantener siempre la cabeza fría. No hay que venirse arriba en un buen partido, ni hundirte en los malos momentos. Hay que actuar de la misma manera siempre. Centrado dentro del campo y fuera ya hay tiempo para disfrutar y volverte loco. Así entiendo la posición de portero: mantener siempre la cabeza fría, ser de hielo.

El cancerbero Unai Simón posa con un balón tras un entrenamiento. EFE

—Cuando comenzaba en las categorías inferiores de la selección, ¿qué le gustaba de Iker Casillas?

—De Iker me gustaba la capacidad mental para llevar situaciones. Durante su carrera hubo momentos que una afición como la del Madrid le puso en duda. Saber llevar esas situaciones con la cabeza que él tiene le hace grande, lógicamente por sus paradas pero por la capacidad en los malos momentos de ser el único que decidió su futuro. Un recuerdo especial es la parada de la final del Mundial ante Holanda, que saca ese pie que puede parecer una situación normal pero en una final te da el Mundial.

—Y ahora es el Iker de aquella época como titular en la portería de España en una Eurocopa, ¿piensa en la trascendencia?

—Yo no me comparo con Casillas, ni mucho menos. Llevo ocho partidos jugados en la selección. Es verdad que la competición es la misma, vivimos el día a día, no podemos pensar en sacar la mejor mano en una final cuando todavía estamos en la fase de grupos y tenemos que vencer a Polonia.

—Pero ha jugado los ocho últimos partidos de Luis Enrique, se debería sentir titular.

No porque Luis Enrique nos dice que no hay nadie titular en esta selección. Ahora estamos 23 y ojalá podamos recuperar a Busi cuanto antes. Nadie es titular y nadie es suplente en este equipo, habrá jugadores que tengan más minutos y otros menos, pero todos son importantes en la selección.

—¿Estar en la Eurocopa es quitarse una espina por las finales perdidas?

—No, porque esa espina va a estar clavada mucho tiempo, pero estar aquí te evade de esos pensamientos, del entorno en el Athletic. Los meses de abril y mayo se hicieron muy largos y lo he cogido con muchas ganas, con mucha ilusión de disfrutar de estos partidos, olvidarme de esas dos finales que no pudimos ganar.

—Le escuche una frase que le puede definir: “La presión no me puede nunca”

—La presión es bueno tenerla en su justa medida. El que se mete más de la que se debe, al final va en su contra y el que se piense que esto es una pachanga, se equivoca. Hay que saber reconocer la situación que vives, una Eurocopa que a todos nos hace mucha ilusión ganarla, pero es un partido de fútbol y lo único importante para mí es parar y dejar la portería a cero. El resto es secundario.

—Es como si el debate de la portería no le calase.

—Ese debate lo ha generado muchas veces la gente externa al entorno que vivimos aquí. Tanto David (De Gea), Robert (Sánchez) como yo, sabemos que cualquier portero puede jugar y el que lo haga es porque el mister ha decidido que es lo mejor para el equipo. La Eurocopa solo se va a ganar si estamos a disposición del equipo. El otro día me tocó jugar a mi porque estoy seguro que Luis Enrique consideraba que era el mejor para el equipo, pero contra Polonia o Eslovaquia, o si llegamos a la final, puede jugar otro portero. Aquí no juegan solo once ni gana un portero, ganan los tres, somos conscientes de eso y estamos capacitados para competir al máximo nivel los tres.

—El líder de la selección, ¿está en el banquillo?

R: Luis Enrique lógicamente nos tiene que dar unas directrices para poder asimilar los partidos y salir motivados, de hecho realiza muy bien su función, pero nosotros en el campo buscamos soluciones y hay jugadores como Koke, Thiago o Busquets que tienen más experiencia y nos ayudan mucho. Cuando ante Suecia no nos salían las cosas se veía a Koke animando, luego a Thiago. Estábamos hundidos en el vestuario pero ellos nos recordaron que hay que seguir.

Unai Simón aplaude junto a sus compañeros tras el partido ante Suecia. EFE

—Un relevo generacional tan grande, ¿hace añorar referentes?

-Ha habido un cambio generacional y los que tienen más peso en el equipo son jugadores que han vivido una gran cantidad de experiencias que nosotros con la selección no las hemos vivido y ojalá podamos más adelante. Los referentes son Koke, Thiago, Busi o Jordi Alba, los que nos tienen que indicar el camino y por donde ir. Lo que nos transmiten es que el equipo es el que gana estas competiciones y no las selecciones. Tenemos que ser un equipo y lo estamos consiguiendo.

—¿Escuchó los silbidos a Morata desde su posición?

- Me da un poco de pena vivir esa situación. Yo no obligo a la gente a no silbar en el campo pero, cuando queremos ser un equipo, nosotros nos apoyamos. Queremos ganar esta Eurocopa por la ilusión que nos hace después de un año tan trágico y para hacer a toda la afición feliz. Tiene que ser una simbiosis. Les prometemos dar todo en el campo y necesitamos el apoyo de la afición.

—Desde el momento del cambio ha estado muy arropado.

— Estoy seguro de que ocurriría con cualquier jugador que esté pasando un mal momento en esta selección, lo vamos a arropar como si fuésemos su familia.

—El gol llegará, pero es igual de importante mantener la seguridad defensiva.

—Tratamos de meter el máximo número de goles posibles y encajar lo menos. No puedo garantizar dejar la portería a cero en todos los partidos pero vamos a hacer todo lo que podamos por conseguirlo, yo como portero y Álvaro como delantero, porque en la presión defendemos todos y atacamos todos. Se trata de tener más acierto de cara a gol que estoy seguro lo tendremos ante Polonia.

—Esa forma de ser impasible la muestra con su juego de pies, ¿sabe que pone el corazón en un puño a todo un país?

—Lo sé y lo entiendo, se habla de que soy de hielo porque sale bien el recorte ante Portugal pero si sale mal y va para dentro, seguro que estamos hablando de otra situación. Yo tengo las cosas claras, lo que me pide Luis Enrique y, en su juego, el portero es un jugador para buscar la superioridad. Muchas veces tenemos que tener esa tranquilidad y saber donde está el hombre libre para sacar la pelota por ahí. Sabemos los riesgos que asumimos, pero los que nos presionan también saben los riesgos que asumen al presionarnos.

—La mala experiencia ante Kosovo no afectó a su filosofía.

—Es que, al final, el fútbol son más aciertos que errores, pero existen los errores y cuando un portero comete uno se ve más agrandado. Ojalá pudiese decir que de aquí al final de mi carrera no voy a cometer ningún error, pero estoy seguro de que alguno tendré que hacer. Me considero muy joven, lo de Kosovo y acciones que he tenido en LaLiga son experiencias para no repetir en un futuro.

—¿Sueña con ir a los Juegos con España?

—Unos Juegos Olímpicos es una oportunidad única y si yo tengo la oportunidad de ir, y Luis de la Fuente decide convocarme, la voy a aceptar con una sonrisa de oreja a oreja e intentar aprovecharla al máximo.