Los seguros juegan un papel protagonista en el cine

Los seguros juegan un papel protagonista en el cine

El fallecimiento de Carrie Fisher supuso para Disney el cobro de un seguro cifrado en 47 millones de euros. Es el pago más alto realizado por un “siniestro” así, pero en la historia del cine hay muchos más casos de sucesos e imprevistos que explican por qué las compañías aseguradoras son pieza clave para hacer frente a los riesgos que lleva implícitos cualquier producción, restituir las posibles pérdidas y garantizar que nuestras películas favoritas lleguen a las pantallas.

por Cecilia Vega | BeContent

Nos acomodamos en la butaca. Se apagan las luces y comienza la proyección. Hemos elegido una película de acción, así que las explosiones, las carreras de coches y las luchas encarnizadas no tardan en aparecer. Mientras disfrutas de la magia del cine, quizá no te pares a pensar que grabar esas escenas supone un gran riesgo y, detrás de todo riesgo, hay un seguro.

Las compañías aseguradoras están, de manera invisible, tras todo tipo de filmes. Desde largometrajes independientes hasta grandes éxitos de Hollywood, a la hora de filmar, los estudios y productores saben que han de contar con un socio de confianza para estar protegidos antes cualquier eventualidad.

Escena de Fast & Furious 6

Si un actor resultara herido y quedara incapacitado para trabajar, el retraso en la grabación de una película de gran presupuesto podría llegar a costar a la productora la friolera de 200.000 euros diarios, calcula la compañía Fireman’s Fund. Pero además de los riesgos evidentes en películas de acción, los retos van mucho más allá. Grabar en localizaciones internacionales, por ejemplo, implica transportar los equipos de grabación, el set, el vestuario… y, por supuesto, a los actores. Son muchas las cosas que pueden salir mal por el camino, además del riesgo potencial de enfermedades específicas o fenómenos climatológicos. ¿Y se imaginan que pasaría si antes de terminar una filmación falleciese uno de los actores? Disney sí lo imaginó.

Qué ocurre si el actor principal fallece

Hace un tiempo saltaba a los titulares que la factoría de Mickey Mouse cobraría 47 millones de euros por la muerte de Carrie Fisher, la recordada Princesa Leia. La multinacional, propietaria de Lucasfilm y de la saga Star Wars desde 2012, había firmado una póliza de seguro con la compañía Lloyd’s of London para recibir esta indemnización en caso de que la actriz, por cualquier motivo, no cumpliera su contrato de rodar tres nuevas entregas de Star Wars. En 2015 se estrenó la primera, El despertar de la fuerza, y Fisher terminó de rodar las escenas de la segunda, el episodio XVIII, que se ha estrenado póstumamente, pero como aún faltaba la novena entrega de la saga, la actriz “incumplía su contrato”. La maquinaria aseguradora comenzaba a funcionar para hacer frente al pago más alto realizado nunca en la industria del cine por un “imprevisto” así.

Carrie Fisher y Harrison Ford en una escena de Star Wars: El despertar de la Fuerza

Star Wars no es la única saga de Hollywood que ha perdido a uno de sus protagonistas. La muerte de Philip Seymour Hoffman hizo que se reescribiera parte del guion de Los juegos del hambre (2015) y, tras el fallecimiento de Paul Walker, en Fast & Furious (2015) recurrieron a las imágenes creadas por ordenador y a los hermanos del intérprete para completar el rodaje de la cinta. El suicidio de Heath Ledger con solo la mitad de las escenas de El imaginario del Doctor Parnassus (2009) grabadas, obligó al director a buscar una solución de emergencia: Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrel interpretaron –parece que desinteresadamente- las diferentes transformaciones o personalidades del protagonista.

Otro caso famoso es el de Brandon Lee que murió en 1993 por un disparo –una de las pistolas, que debía ser de fogueo, portaba munición real- en pleno rodaje de El Cuervo (1994). El hijo de Bruce lee fue recreado digitalmente: su rostro se sobreimpuso sobre el de los dos dobles de acción. La muerte del actor fue el trágico colofón a una serie de fatalidades que se sucedieron a lo largo del rodaje y producción de esta película “maldita”: un operario sufrió quemaduras por un accidente eléctrico, un doble se cayó de un techo, otro operario se clavó un destornillador en la mano y un camión fue presa del fuego.

Actores que interpretan al Doctor Parnassus

Más recientemente y también por un trágico accidente durante el rodaje, fallecía un especialista de Deadpool 2 (2018). Y sobre Tom Cruise y el resto de productores de la cinta Barry Seal: El Traficante (2017) pesa una demanda por responsabilidad civil en el accidente aéreo que mató a dos pilotos e hirió gravemente a un tercero.

Borrar a Kevin Spacey

Pero no solo el fallecimiento inesperado de un actor puede trastocar los planes originales y el calendario de una cinta antes de que el espectador la disfrute en pantalla. El cineasta Ridley Scott decidió eliminar a Kevin Spacey de su película, All the Money in the World, estando ya acabada y próxima a su estreno, y regrabar todas sus escenas con el actor Christopher Plummer –que ha recibido una nominación a los Globos de Oro por este papel “heredado”- . Una drástica decisión para huir del escándalo de acoso y abusos sexuales que rodean a Spacey que, aunque no haya trascendido, suponemos que habrá costado unos cuanto millones de dólares a la productora. ¿Habrían contratado algún tipo de seguro que les protegiese contra algo así?

Christopher Plummer en una de las escenas regrabadas de All the Money in the Word

Seguros de Buen Fin, Multirriesgo y Responsabilidad Civil

Existen numerosos riesgos que prevenir en el mundo del cine y, por tanto, el abanico de posibilidades es amplio. Con el seguro de Buen Fin, que ofrecen algunas compañías, se garantiza la financiación y sustitución de personas y materiales si se produjese un siniestro durante la grabación de la película, todo ajustándose al presupuesto y dentro del plazo de tiempo previsto. Pero además, existen pólizas Multirriesgo y también de Responsabilidad Civil, que garantiza la indemnización por daños causados a terceras personas durante el transcurso del rodaje.

Además de los riesgos de producción, en las pólizas para cine se suelen proteger los decorados, el material de equipamiento y el vestuario, uno de los elementos más caros. El presupuesto de vestuario de la Cleopatra (1963) de Elizabeth Taylor y Richard Burton supuso una inversión de casi 200.000 dólares, una cifra increíblemente alta, más si reparamos en que se trataba de los años 60. También se incluyen en algunas pólizas los derechos de la propiedad intelectual y el incumplimiento de la confidencialidad. Este último siniestro puede darse, por ejemplo, cuando un actor o trabajador implicado en la producción de la película filtra un guion.

Elizabeth Taylor como Cleopatra, 1963

Mención a parte tienen otros seguros extraños dentro de la cinematografía, como las pólizas específicas que protegen a las productoras frente al enamoramiento de los actores o los que suscriben las estrellas del celuloide para asegurar ciertas partes de su cuerpo.

Los seguros en las series

Y si el rodaje de una película entraña cuantiosas inversiones e innumerables riesgos que hay que cubrir, las series no se quedan atrás. El sueldo de los actores, cámaras y guionistas junto a la inversión en vestuario o las localizaciones convierten a estas producciones en proyectos millonarios. Un solo episodio de Juego de Tronos puede costar 6 millones de dólares, mientras que uno de Big Bang Theory puede rondar los 2 millones. Precisamente otra exitosa ficción, House of Cards, también se ha visto envuelta por el escándalo en torno a Kevin Spacey. Si en un primer momento Netflix despidió fulminantemente a su gran estrella y paralizó la producción, ya ha anunciado que la serie continuará sin Spacey. ¿Cómo harán para que desaparezca su personaje, Frank Underwood, sin mostrarlo en pantalla? ¿Cuál será el coste? ¿Qué papel jugará en este desembolso la industria aseguradora?

Elenco de la serie House of Cards, con Kevin Spacey

Hannibal Smith, personaje de la serie El Equipo A, decía eso de “me encanta que los planes salgan bien”, pero lo cierto es que en una producción cinematográfica son muchas las cosas que pueden torcerse. Al igual que ocurre en otros muchos sectores productivos y en la esfera personal, los seguros son fundamentales para hacer frente al riesgo, restituir posibles pérdidas y garantizar que nosotros sigamos disfrutando desde nuestras butacas, o cómodamente en nuestras casas, de los mejores títulos del séptimo arte.

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