Jaime Azpilicueta, director de musicales: "He visto decorados de galas que parecen hechos por el vecino de abajo"
Diez años al frente de las galas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife en tres etapas diferentes avalan el conocimiento de Jaime Azpilicueta (San Sebastián, 1941), uno de los grandes directores que han dado prestigio y orden a una fiesta tan amateur como multitudinaria. Se estrenó en la capital tinerfeña diez años antes de que irrumpiera en Las Palmas de Gran Canaria el formato drag, una fórmula que, dice, con el devenir de los años hace única a las carnestolendas de la capital grancanaria.

Jaime Azpilicueta. / CARSTEN W. LAURITSEN
¿Existe el Carnaval de Canarias?
Existe, pero muy especialmente el nuestro, el de Santa Cruz de Tenerife de toda la vida.
¿Hay diferencias entre el Carnaval de Santa Cruz y el de Las Palmas de Gran Canaria?
Siempre ha habido diferencias, pero con el tiempo se han ido acercando y avanzando en un formato que nosotros inventamos, con una definición exacta de la estética con aquellos maravillosos decorados de Carlos. El parecido siempre ha sido muy evidente. La calidad de los grupos de Santa Cruz y la tradición y la experiencia permite que Santa Cruz tenga un Carnaval único, pienso yo, en el mundo. No soy de los que dicen el mejor Carnaval del mundo; eso es una tontería. Hablo de la gente. La gente del Carnaval de Santa Cruz, el de Tenerife, es la mejor del mundo.
En una entrevista con Pepe Moreno en 1991 dijo que el Carnaval de Santa Cruz era etiqueta negra y el de Las Palmas, de barril...
Eran otros tiempos también; fíjate si eran otros tiempos que ha pasado un siglo (se ríe). Era una frase que de pronto sueltas y efectivamente la diferencia de calidad y de producción y de la gente en un sitio y en otro, pues, era evidente. Las galas de Santa Cruz han hecho historia. No solo las mías, muchas. Nosotros inventamos un formato que funcionó.
"El Carnaval, y en concreto su gala, es un concurso metido dentro de un gran espectáculo"
¿El Carnaval es un musical, un gran espectáculo?
El Carnaval, y en concreto su gala, es un concurso metido dentro de un gran espectáculo. Eso es la gala. Si no hay un gran espectáculo, el interés del concurso solo por saber quién va a ser la reina estaría muy mermado. Sin los grupos, sin toda la gente que da el alma y la vida ensayando como locos para hacerlo mejor cada día, el Carnaval no tendría la misma esencia. Si fuera solo un desfile de trajes y de señoritas bellísimas, no tendría el mismo carácter.
¿Es partidario de incluir artistas de proyección internacional en las galas de las reinas?
Jamás he caído en la tentación de adornarlo con estrellas. Recuerdo a Lina Morgan, que hizo una colaboración maravillosa en la gala de los Musicales y que venía muy a cuento pero nunca he contratado a un artista para cerrar la gala. La gala tiene que ser un espectáculo nacido en el pueblo, en la gente que se sacrifica sin cobrar un duro por el Carnaval. Y eso genera un espectáculo que sale a la calle, que sirve para que ellos mismos lo disfruten durante todo el año. Además, les genera esa maravillosa sensación de superación: el año que viene tiene que ser mejor. Eso es maravilloso, y lo tiene Santa Cruz y Canarias en general. Otra cosa es el formato de la gala de los mayores o la infantil. No critico que se contrate a una superestrella, por supuesto que no está mal. Me parece importante en el espectáculo el denominador común llamado pureza, y esa pureza se logra con la gente del lugar en vez de un mini recital de otro artista. Se ha perdido esa escenografía que antes cuidábamos mucho, como cuando salimos a la plaza de España.
"Propuse una gala para elegir al rey del Carnaval, pero fue un riesgo que no se quiso tomar y la idea quedó ahí"
¿Echa de menos en Santa Cruz y Las Palmas las escenografías de tiempos pasados?
Totalmente. Y como yo no los he hecho, puedo proclamarlo: los decorados de Carlos Sáenz han sido espectaculares, maravillosos. Es un trabajo que no tiene precio, que nadie sabe hacer. En algunas galas he visto decorados que parecen hechos por el vecino de abajo que tiene mucha amistad con el de arriba, y el de arriba resulta que es quien contrata al escenógrafo. La gala tiene que ser algo muy divertido, pero también muy serio por dentro. Cuando no sea seria por dentro, es una catástrofe y se convierte en algo amargo.
¿Vio las últimas galas de los carnavales capitalinos?
Sí, vi las dos, como cada año; estoy enganchado al Carnaval.
¿Cuál le gustó más?
Por igual. Pero no le voy a decir si me gustó o no me gustó. Pero las vi. Yo soy muy crítico, pero también soy muy crítico con las mías. Jamás he estado totalmente satisfecho con mi trabajo...
¿Se ha desvirtuado o ha perdido valor aquel concepto de Carnaval de las galas que dirigió?
Conforme han pasado los años, sí, claro. Es muy espectacular sacar de pronto una orquesta sinfónica, pero eso no es la gala. Eso no es Carnaval, señores. El que no entienda que el Carnaval tiene su propio bautismo de nacimiento exclusivo de unos padres, el pueblo, no podrá hacer jamás la gala. La gala es el principio del Carnaval, el anuncio del Carnaval.
"La gala drag hace único al Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria"
¿El Carnaval es la gala y los concursos o la fiesta en la calle?
Las dos cosas, naturalmente. Una cosa secunda a la otra. A primera vista, es mucho más grande y agradecido condensar en muy poco tiempo todo lo mejor. El Carnaval es un espectáculo. Es una de las grandes virtudes de la gala, y debe serlo a través de una creación de ritmo muy sutil, muy especial. La gala tiene que ser algo entretenido, divertido. No caben caras de aburrimiento durante minutos como he visto en algunas. Eso no tiene cabida, no puedo permitirlo. La gala es dinamismo, alegría, pues es el principio del Carnaval.
¿Lamenta que no continuara la comisión artística por la que tanto batalló en Santa Cruz?
Francamente sí. Me llevé una gran decepción cuando renuncié. Tengo que decir con mucho orgullo que nunca me han echado; cada vez que ha habido un problema me han llamado corriendo, como después de Amargo, cuando tuve que rehabilitar más o menos el nombre de la gala. Me dio mucha pena ver que todo lo que habíamos hecho no estaba. Había gente, y no quiero nombrar a los políticos, que casi no me querían saludar. Parecía como si Azpilicueta hubiera desaparecido del mapa en un año. Fueron cuatro personas que no manchan a cuantos me siguen recordando, honor que tengo tras tanto tiempo.
¿Es partidario de incorporar la gala drag de Las Palmas de Gran Canaria en Santa Cruz de Tenerife o apuesta por respetar la peculiaridad de cada Carnaval?
Me decanto por lo segundo. La gala drag me parece muy espectacular. Es un trabajo individual y de equipo extraordinario, y es un poco el retrato del Carnaval de Las Palmas. Eso le da algo muy único a su Carnaval, es algo que los hace diferentes. Intenté proponer algo similar, una gala del rey del Carnaval, que era más o menos eso, pero no en el sentido del travestismo. O sí. Era un riesgo que no se quiso tomar, y la idea quedó ahí.
¿Socialmente estaba preparada Santa Cruz para ese formato?
Hubo un cambio de partido en el Ayuntamiento, se cambió de alcalde, y yo ya me había despedido... Pensé que podría quedar como director artístico del Carnaval, algo que me encantaría, por cierto. Aunque nunca seré director de la gala nuevamente, sí podría ser director artístico del Carnaval, supervisando todos los aspectos del carnaval, desde las luces hasta los escenarios o las galas. Eso es lo que realmente me apasiona.
"Nunca volveré a ser director de la gala, pero sí me encantaría ser director artístico y supervisar todo"
¿Se imagina como director artístico del Carnaval sumando a Juan Carlos Armas, Francis Suárez o Enrique Camacho, que trabajaron en su equipo?
Por supuesto. La única pena es que no podría sumar a Geni Afonso, un valor extraordinario y un talento fuera de serie. Afortunadamente, me hablo con todos ellos y recordamos constantemente lo que hicimos. No he tenido grandes conflictos. He tenido momentos de reflexión, tal vez, por algunas declaraciones que no eran del todo acertadas, pero en general, nadie habla mal de mí. Tengo la suerte de que me siguen recordando con cariño, y es un gran honor para mí.

Jaime Azpilicueta. / CARSTEN W. LAURITSEN
¿Se ha sentido utilizado?
Sí, pero con mucha alegría. La gala es lo que se inventó para ir a la plaza de España. Nadie ha inventado otra cosa, aunque se han hecho innovaciones estéticas y artísticas.
¿Cabría una vuelta de tuerca, un cambio en la gala?
Es difícil. Cambiar la esencia de la gala sería complicado. Lo más importante son quienes que salen al escenario y dan lo mejor de sí mismos. Eso es lo que no puede cambiar. La gala tiene que ser entretenida y dinámica.
¿La gala debe incorporar los repertorios de grupos o los grupos deben hacer un número exclusivo para la gala?
Ambas cosas. Siempre que he podido, he pedido colaboración a los grupos, y nunca nadie me ha dicho que no. Hemos creado una relación de confianza mutua, y es algo que ha funcionado bien.
"El peligro de un espectáculo tan grande como el Carnaval es bajar el listón en decorados, trajes, luces..."
¿El Carnaval ha tocado techo?
No me gustaría pensar que sí. El peligro de un espectáculo tan grande como el Carnaval es bajar el listón en decorados, trajes, luces... Si el trabajo de un año es inferior al del anterior, ese es el peligro. Siempre hay que intentar mantener el nivel y nunca bajar el listón.
¿Se ha sentido condicionado como director de la gala del Carnaval por ser peninsular?
La verdad es que muy poco. Cuando llegué lo noté, pero me sentí muy bien recibido. He trabajado en teatro en Canarias y el público siempre ha sido maravilloso. He tenido algunos momentos difíciles, sobre todo con alguna murga. Lo importante es saber cómo manejar esas diferencias.
¿Dispuesto a volver a dirigir un Carnaval?
Si mañana me llaman, estaré allí para lo que sea necesario. Absolutamente, sí. De hecho, ya estoy planteándome la retirada de los grandes espectáculos comerciales. El mundo está cambiando y los formatos están reduciéndose. En el pasado, una gran producción tenía un número mucho mayor de actores y músicos, pero ahora esas cifras han disminuido. En cuanto a los musicales, hace 50 años estrenamos Jesucristo Superstar de Camilo Sesto, una obra que abrió una gran industria. Este año se cumplen 50 años de su estreno; me siento muy orgulloso de haber participado en esa revolución.
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