El agua dos punto cero

Terreno afecado por la sequía

Terreno afecado por la sequía / Efe

Luis Pintor Sepúlveda

El momento decisivo en la gestión integral del ciclo del agua es ahora. Si lo abordamos con liderazgo, planificación, capacidad, tecnología, y por supuesto, entre todos, podremos superar el enorme reto que tenemos delante. Reto que, aunque es un viejo conocido, hoy se viste de rabiosa actualidad por lo imperativo de la necesidad de hacerle frente.

Fuerte y rejuvenecido, nos muestra su poderío. Sequías, falta de abastecimiento, migraciones, cultivos abandonados, infraestructuras obsoletas, pérdidas de agua, contaminación de nuestras masas de agua, y un largo etcétera, que solo podrá abordarse con la vista puesta en una única dirección, la gestión de un recurso vital desde la experiencia y el conocimiento de los agentes que conjuntamente trabajan este ciclo integral del agua.

En Canarias siempre hemos sido pioneros en el cuidado de cada gota de agua, en la búsqueda de soluciones, en poner la ciencia y la tecnología al servicio de nuestro archipiélago para que el agua fuera un recurso a disposición de cada persona, de cada cultivo, de cada sector que lo requería. Esa capacidad y mérito, esa tecnología que se ha exportado al resto del mundo desde aquí, es lo que hay que recuperar.

Es hora de levantar la vista, observar e invitar a todos los participantes en la gestión del ciclo del agua. Un ciclo que podríamos decir que aúna todos los procesos y todos los elementos con los que el agua interacciona. Desde su extracción de pozos y galerías (acuérdense de nuestros cabuqueros) o su producción industrial en desaladoras, su posterior transporte y almacenamiento, su distribución, su relación con las masas de agua, nuestros acuíferos, las balsas, la depuración y la regeneración de agua, esto último, un nuevo recurso que convierte a las depuradoras en fábricas de agua.

Pero no solo son las infraestructuras, el ciclo del agua es planificación, gobernanza, dirección, planes estratégicos, regionales, insulares, municipales; es inversión y ejecución en el que participan todos los niveles de la Administración, empresas y la ciudadanía.

Hay que poner de manifiesto que nos encontramos en una situación extrema en nuestro territorio, en la que se ha declarado la emergencia hídrica en tres de las islas, La Gomera, El Hierro y Fuerteventura, produciéndose desabastecimiento y cortes de agua a la población. Las pérdidas en las redes de abastecimiento en Canarias alcanzan medias superiores al 50% en muchos municipios. Ante el contexto actual, es urgente ir más allá y situar el agua como un eje principal del desarrollo de nuestra Comunidad Autónoma.

También en materia de aguas residuales tenemos problemas, nos encontramos con un porcentaje muy alto de no conexión a las redes de saneamiento, produciéndose vertidos al subsuelo y a las masas de agua costeras, tenemos depuradoras obsoletas, ineficientes y no preparadas para abordar el futuro. A esta situación tenemos que sumarle el reto energético. El ciclo del agua es el mayor consumidor en Canarias de energía proveniente de combustibles fósiles, por lo que si queremos descarbonizar las islas, hay que transformarlo energéticamente.

Pero, además, a todo esto, además se añade la presión poblacional, más población fija, más población itinerante, marcada por un auge turístico muy fuerte, que demanda agua, agua y más agua

Por lo que recapitulando, en la parte de abastecimiento tenemos redes obsoletas, pérdidas no asumibles y desaladoras, y resto de infraestructuras ineficientes; en saneamiento lo mismo, y además faltan conexiones a los colectores, las depuradoras no son eficientes y están desfasadas tecnológicamente. Tenemos el famoso vertido cero implantado sólo en un par de ellas en el conjunto de todas las islas, afecciones a las masas de agua subterráneas y costeras, problemas de contaminación por vertidos, etc. En la parte agrícola, sumado a la escasez de agua, aparece la no modernización y la ausencia de implantación de tecnología y recursos para abordar un uso eficiente del agua. ¿Y de la planificación y gobernanza qué podemos decir? Que no está siendo eficiente, en términos generales, porque no llega a tiempo, porque no va por delante de lo que está pasando, y en muchos casos se ha convertido en un trámite a superar para cumplir normativas. Y a esto, para acabar el potaje, le añadimos de condimento la energía, la necesidad de descarbonización, y el turismo. Y venga, con gofio y pan, para dentro.

Este panorama que parece casi apocalíptico e invita a que hagamos la maleta, creo que deberíamos verlo como una oportunidad de cambio, de modernización y de implantación de todos los recursos que tenemos a disposición.

Las administraciones tienen que dedicar recursos al ciclo del agua. Han de darle la importancia que tiene, y centrar sus esfuerzos, gestión e inversiones en este recurso. Las tarifas que todos nosotros pagamos por tener agua en casa, y por su tratamiento y depuración, deben actualizarse. El precio que pagamos no recoge el coste ingente que tiene la gestión del ciclo del agua. Se debe abrir el debate de las tarifas de agua porque es un recurso que todos consumimos.

La tecnología existe, está ahí, hay que implantarla. Tenemos empresas operando en Canarias el ciclo del agua que son punteras en tecnología, en recursos, en gestión. Estas empresas tienen que ser el ejemplo, el motor del cambio. Hay que exigir y controlar, pero también apoyarse y aprender de ellas, tomarlas como ejemplo, darles recursos económicos para que avancen, invertir en I+d+i, en definitiva, colaborar.

La inversión es primordial, sin un empuje económico que modernice las infraestructuras, la digitalización, el cambio de modelo energético, no tendremos la transformación que el sector requiere. Es vital, también en este aspecto, abrir el debate de la colaboración público-privada para seguir desarrollando todas las infraestructuras que se necesitan.

Y ya cerrando esta reflexión, no hemos hablado de cada isla en particular porque, si bien las ocho son distintas, con particularidades y especificidades en esta materia, el problema del agua, y su gestión, es común en todas ellas, y ha de abordarse en todos los planos y a todos los niveles, desde la Comunidad Autónoma, al municipio, pasando por las Demarcaciones Hidrográficas, todas las empresas, públicas, mixtas y privadas, comunidades de aguas, heredades y todos y cada uno de nosotros.

Hace falta un cambio y una adaptación al presente y al futuro, ya no se puede esperar más. Hace falta liderazgo, trabajo conjunto, una política común por el agua. Hace falta invertir, destinar recursos humanos y económicos, revisar las tarifas y aprender de los que tienen el conocimiento, escucharlos. Se tiene que planificar de forma ágil, verosímil y adaptada a la realidad. La transformación energética es fundamental, y ya no podemos separar el agua de la energía; y tampoco de la tecnología y la digitalización. No podemos seguir permitiendo que se pierda más del 50% de agua por las redes, porque cada gota, cuenta.

Como dice la canción que cantan los niños en la escuela: «El agua es vida, cuídala, si no la cuidas, se nos va a acabar».

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