Entrevista | Ángel Rodríguez Doctor en Física de la ULPGC

«No hay acuerdo científico sobre el efecto del cambio climático en El Niño»

«El nombre de El Niño fue puesto por los pescadores peruanos porque aparecía en la etapa de Navidad», afirma

Ángel Rodríguez

Ángel Rodríguez / ED

Ángel Rodríguez, coordinador del grupo científico Oceanografía Física y Geofísica Aplicada del Departamento de Física de la ULPGC, analiza los pronósticos que existen en torno a la aparición, a finales de año, del fenómeno de origen climático El Niño, sus implicaciones y relación con el calentamiento global.

¿Qué son los fenómenos conocidos como El Niño y La Niña?

El Niño es un fenómeno o evento de origen climático. En la base está el acoplamiento entre el océano y la atmósfera, y está relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental y ecuatorial. Se manifiesta con un ciclo errático, no hay un ciclo perfecto, está entre los dos y siete años, y ya se sabe que consiste en la fase cálida de un patrón climático del Pacífico ecuatorial que se denomina El Niño y oscilación del Sur. Entonces El Niño es la fase cálida y La Niña es la fase fría. El Niño sería un aumento de las temperaturas de la superficie del agua del mar en las costas de Perú, Chile y el Pacífico Oriental. Y La Niña sería un enfriamiento de la temperatura superficial del mar, en la zona ecuatorial y en la zona también del Pacífico Oriental.

¿Guardan relación ambos eventos?

Antes se hablaba solo de El Niño, los propios pescadores peruanos y los chilenos sabían que cerca de Navidad, no todos sino ciertos años, entre diciembre y febrero, había una corriente cálida, el agua aumentaba de temperatura, y llamaron a ese fenómeno El Niño, porque coincidía en época de Navidad y el nombre viene por ahí, porque estos eventos cálidos son más intensos en diciembre y enero, que es verano en el hemisferio sur, en las costas de Perú y Chile. El Niño forma parte de lo que se llama la Oscilación del Sur y cuando ocurre, en la costa americana la temperatura del agua aumenta y se producen lluvias, mientras que en la costa australiana, Indonesia y toda esa zona que normalmente tienen mucha lluvia, pues desciende la cantidad de lluvia porque el agua se ha desplazado de esa parte del Pacífico al otro y vienen las sequías y sus efectos en la agricultura y en la región. Y cuando es La Niña, lo que ocurre es que en la zona de Perú y Chile el afloramiento es más intenso, los vientos son más intensos, y la temperatura del agua desciende, es más fría, tanto en la zona ecuatorial como en las costas de Perú y Chile. Entonces hay muchas más pesquerías, pero llueve menos, mientras que la zona de Indonesia y Australia, hay lluvias mucho más fuertes. Entonces, hoy sabemos que está todo conectado, en la Cuenca del Pacífico hay momentos que hay fenómenos de Niño y hay momentos que hay fenómenos de Niña, pero ni ocurre todos los años, ni todos tienen la misma intensidad.

¿Cuál ha sido el patrón de los últimos episodios respecto a ambos fenómenos?

La última Niña que hemos tenido del 2021 a 2023 ha sido catalogada de fuerte, dentro de una escala que va desde débil a moderado, fuerte y muy intenso. El último Niño, en 2016, fue muy intenso, las temperaturas superficiales del agua eran mayores a 2 grados centígrados, produjo lluvias intensas en el desierto de Atacama y graves pérdidas en las pesquerías. Ahora hemos tenido una Niña fuerte que, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica en Estados Unidos (NOAA), se ha acabado recientemente, en marzo de 2023. Ahora estamos en lo que se llama periodo neutro, no hay una anomalía positiva ni negativa, y gran parte de los modelos que hay de predicción, apuntan a que se podría formar un Niño, pero no se sabe su intensidad, si va a ser leve, moderado o intenso. Hay unos 16 modelos y todos apuntan, a que a final de este año podrían darse las condiciones de un Niño, pero no hay consenso sobre su intensidad.

¿Se pueden minimizar los efectos de este próximo Niño?

El problema aquí es que necesitamos tener cada vez mejores predicciones, y eso es lo difícil porque el sistema climático es bastante complejo. De hecho, de los 16 modelos que hay, unos apuntan a que podamos tener un Niño moderado y otros a un Niño leve. No podemos evitar que se produzca, lo que sí podemos hacer, es seguir las recomendaciones del Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático para frenar las emisiones de CO2, pero eso con respecto al cambio climático.

¿Hay quienes afirman que no existe relación entre el fenómeno El Niño y el cambio climático, ¿Qué opina al respecto?

Esto es un tema bastante controvertido, no hay un acuerdo unánime entre la comunidad científica de cómo puede estar afectando el cambio climático en esta oscilación en particular de El Niño. Algunos trabajos apuntan a que, en el futuro, el calentamiento global haría que esta variabilidad entre Niño y Niña se debilite, en el sentido de que con el calentamiento global, el océano se va a calentar en su conjunto, y entonces esta variabilidad entre Niño y Niña, va a ser menor en el futuro. Por el contrario, otros dicen que estadísticamente se está viendo que los últimos 50 años están habiendo Niños y Niñas más intensos. Ahora mismo no hay consenso entre la comunidad científica sobre cómo está afectando el calentamiento global en esta oscilación Niño y Niña en el Pacífico. En lo que sí está toda la comunidad científica de acuerdo, es que el calentamiento global va a dar eventos más extremos, más sequías a nivel planetario y mayores inundaciones por lluvias torrenciales.

¿Existe conexión entre el Pacífico y el Atlántico por estos fenómenos de El Niño y La Niña?

Eso se está investigando. En lo que sí está de acuerdo la comunidad científica, es que cuando hay fenómenos de Niño -con más lluvias en la parte oriental del Pacífico, en las costas americanas-, los huracanes que se generan en el Atlántico son más débiles. Por el contrario, cuando hay Niñas, que es lo que ha habido en estos últimos años -temperaturas más frías en la zona ecuatorial y en el Pacífico oriental-, se intensifica los huracanes en el Atlántico. El evento de La Niña parece que está relacionado con la circulación atmosférica, de forma que cuando hay Niña, en la zona oriental del Pacífico hay un sistema anticiclónico de altas presiones muy fuerte y eso permite que la zona del Caribe, donde los huracanes toman fuerzas, existan bajas presiones y eso intensifica los huracanes en el Atlántico. Y cuando hay Niño es al revés, hay más huracanes -que ellos llaman ciclones- en la zona del Pacífico y menos en la zona del Atlántico.

¿De formarse este año un Niño, tal y como se prevé, podría tener efectos en Canarias?

La teleconexión entre el Niño del Pacífico y lo que nos ocurre a nosotros aquí en Canarias es más difícil de establecer. Se han hecho y se están haciendo, muchos trabajos, pero no se han llegado a conclusiones factibles. Por ejemplo, a nosotros nos afecta mucho un índice climático que se llama NAO, que es la oscilación del Atlántico norte, cuando la oscilación es positiva, se llama NAO positiva, eso significa que el anticiclón de las Azores es más intenso y nos da a nosotros vientos alisios más fuertes. Los vientos alisios nos modula el clima, nos genera más de nubes y nos trae estos vientos húmedos del nordeste. Parece ser que no está clara la relación que existe entre El Niño y La Niña y la NAO positiva que sería aumentar el anticiclón de las Azores, y la NAO negativa que sería debilitarlo. Si el anticiclón de las Azores se debilita, todas las bajas presiones que van pasando por Europa pasan por el sur, entonces Europa del norte con una NAO negativa tendría más sequías, habría menos lluvia, y se desplazarían a la Europa del Mediterráneo. Y una NAO positiva es al revés, todo lo que es el sur de Europa estaría con más sequías y las borrascas se desplazarían a la parte de arriba.

¿Cuáles son las especificidades de Canarias en este sentido?

Lo que hemos tenido en los últimos años ha sido fundamentalmente una NAO positiva, con lo cual ha habido más sequías en la zona del Mediterráneo. Canarias está ahí, nos afecta la NAO con el aumento del descenso del anticiclón de las Azores, pero también nos afecta lo que ocurre en África, al lado nuestro, con las bajas y altas presiones ,y también nos afecta lo que ocurre más abajo en la zona de Cabo Verde, en la zona ecuatorial. Entonces, a Canarias le afecta tres sistemas atmosféricos, oceánicos y continentales con África al lado, y es más difícil buscar una relación entre El Niño y La Niña, con lo que nos ocurre a nosotros en Canarias. Hay investigadores que dicen que si tenemos un Niño, eso va a inducir una NAO negativa, desciende el anticiclón de las Azores su intensidad y entonces permitiría que las borrascas fueran más hacia el sur de Europa, pero no hay una correlación todavía factible, directa, se está investigando aún cómo se conecta una cosa con la otra. Se necesitan más estudios porque la conexión entre lo que ocurre en el Pacífico y lo que ocurre en la parte oriental del Atlántico, todavía no está del todo clara. No hay una correlación estadística clara.

¿La Niña está detrás del récord de temperaturas altas que hemos tenido en los últimos años?

Esta Niña ha sido catalogada de fuerte y ha coincidido también, en el caso de Europa , con una NAO positiva que, justamente hace que en el sur, en la parte del Mediterráneo, tengamos más calor y menos lluvias. Veremos si, efectivamente, El Niño que pueda venir ahora, a finales de año, estará relacionado con una NAO negativa, claro que a lo mejor, habrán más lluvias en el sur de Europa y menos lluvias en la zona norte, lo veremos en los próximos años, pero esa relación todavía no está del todo contrastada, hacen falta muchos más estudios.

¿Hay en puerta algún proyecto de investigación en este campo en la ULPGC?

Hemos solicitado un proyecto europeo denominado Synergy ERC, para estudiar el nacimiento y evolución de los huracanes en el océano Atlántico -nacen las perturbaciones en la zona oceánica de Cabo Verde y llegan y se convierten en huracanes en su camino al Caribe donde se pueden intensificar-. Los socios principales serían la Universidad de Rutgers, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El objetivo es estudiar como se forman los huracanes en la zona de Cabo Verde y como viajan a la zona del Caribe. La importancia de este proyecto es que sabemos que gran parte de los huracanes que se ven en el Caribe, y que afectan a las costas americanas y a todos los países de la zona -Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, algunas veces en México-, proceden en el 90% de oscilaciones, perturbaciones que se dan en Cabo Verde en la costa africana. Por lo tanto, sabemos que gran parte de lo que va después a desarrollarse como huracán en la zona del Caribe viene de la zona de oscilaciones o de perturbaciones en la zona de Cabo Verde. Lo que nosotros queremos hacer con este proyecto es un seguimiento desde que nace hasta que llega a la zona del Caribe y se intensifica o no, para conocer cómo funciona el proceso de cara a poder mejorar los modelos de predicción en el futuro. En general, Las instituciones españolas y las instituciones americanas tenemos mucho interés en estos proyectos. Este lo hemos solicitado ya y aunque no nos lo den, pues nos sirve para fortalecer nuestras alianzas. Queremos seguir trabajado de forma conjunta en este y otros proyectos futuros.

¿Cuál es su valoración sobre el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Dónde a su juicio hay que poner todos los esfuerzos?

Una cosa es el efecto de El Niño y La Niña, y otra cosa es el calentamiento global. Estos son dos situaciones climáticas naturales que en los últimos 11.000 años se están dando. El Niño y La Niña, es una oscilación natural del sistema, y otra cosa es el calentamiento global y lo que generará en los próximos años. Sabemos que la temperatura ha aumentado 1,1 grados desde la época preindustrial, desde 1850. Eso es lo que ha sacado el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, y dicho incremento es fruto de todo lo que hemos emitido ya respecto a los gases de efecto invernadero, gases que seguirán aumentando y se espera que entre 2030 y 2035 lleguemos a 1,5 grados.

¿Cuál es el reto?

El reto es, principalmente, que en los próximos siete años reduzcamos las emisiones de CO2 a la mitad, porque todo tiene sus escalas temporales. No podemos evitar aumentar a 1,5 grados, pero sí, lo que podemos evitar es aumentar más de esa cantidad, reduciendo a la mitad el CO2 hasta 2030 y después reduciendo a cero el CO2 hasta el 2040 en el caso de los países más desarrollados y hasta 2050 para los países que en vías de desarrollo. Eso es lo que aconseja el panel de expertos para que no subamos más de 1,5 grados el calentamiento global. Ya con ese 1,5 que hemos subido se han intensificado los eventos extremos, si subimos más, pues más se van a intensificar y acelerar ciertos procesos. Por ejemplo, es muy importante tener un seguimiento del nivel del mar que puede aumentar si los glaciares que tenemos en Groenlandia, que son los más susceptibles de derretirse por el cambio climático. Si seguimos aumentando la temperatura media del Planeta, podemos acelerar el fin de esos glaciares que, al derretirse aumentarían el nivel del mar de forma acelerada. Si esto sucede, no vamos a tener tiempo para adaptarnos al cambio climático.

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