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OPINIÓN

La economía circular es una prioridad

Reciclaje, uno de los pilares de la economía circular. Unsplash

Canarias afronta en los próximos años un sinfín de retos en materia de cambio climático a contrarreloj, teniendo en cuenta que las consecuencias de este fenómeno son ya visibles en muchas partes del planeta y que el Archipiélago, como territorio insular, se encuentra en la primera línea de esta batalla medioambiental. Descarbonizar la economía, recircular las materias primas para optimizar el uso de los materiales y recuperar nuestra naturaleza a todos los niveles, son y deben ser las prioridades de nuestra sociedad.

Uno de los aspectos básicos en esta lucha tiene que ver con la gestión de los residuos, que hasta hace unos años se había visto como un problema a solucionar por parte de las administraciones competentes y que ahora emerge como un recurso que aprovechar y rentabilizar a base de reducir, reutilizar y reciclar. Este lema de las tres «R» ya no puede ser utilizado como un mero gancho propagandístico sino como una norma a seguir por parte de las instituciones, las empresas y la ciudadanía en general. Para alcanzar este este objetivo, hemos trabajado en esta legislatura fijando las bases de un sistema normativo que nos haga dar un salto adelante hacia una verdadera economía circular basada en una ley específica, que muy pronto entrará en el Parlamento de Canarias, y en un Plan Integral de Residuos (PIRCAN) ya aprobado este mismo año, del que carecíamos desde el año 2006 y que declaramos de urgencia una vez accedimos al Gobierno. A este Plan Integral le seguirán los planes insulares que están en elaboración y los planes municipales que, junto con las empresas autorizadas como gestoras de residuos, el resto de las empresas y la ciudadanía, componen el conjunto de actores que han de involucrarse en la solución del problema. Estos dos documentos, además de marcar nuestra hoja de ruta de los próximos años, están perfectamente alineados con las directivas europeas, y en sus programas de financiación.

La planificación, entre otras medidas, descarta por completo procesos como la incineración y establece metas tan ambiciosas como reducir en un 10% la generación de residuos per cápita en Canarias en 2026, alcanzar un 55% de reciclaje efectivo de residuos domésticos y asimilables (municipales) en 2025 o recuperar un 70% de los envases generados en las islas en el año 2030. Pero es que ya, en este momento estamos impulsando junto al Estado y la Unión Europea a través de los fondos Next Generation, la implantación del quinto contenedor entre otras medidas clave, con una línea de subvenciones para ayuntamientos y empresas de más de 25 millones de euros y que se resolverá en unos meses orientado a canalizar los residuos orgánicos a nuestra agricultura y nuestros suelos.

Somos conscientes de que algunas medidas contempladas en el PIRCAN y en la Ley de Economía Circular no serán del agrado de todos los sectores o de alguna parte de la ciudadanía, pero no hay tiempo para titubeos ni para suavizar los cambios que tenemos que ir imponiendo en nuestro día a día por miedo a las críticas. Una situación como la que vivimos en la pandemia derivada por la Covid-19 nos ha demostrado que el ser humano es capaz de adaptarse a grandes cambios en muy poco espacio de tiempo, si la urgencia lo requiere (mascarillas, distancia social, etc.) y la situación que vivimos a nivel global con la gestión de los residuos requiere de cambios drásticos, urgentes e inmediatos. La calidad de vida de las futuras generaciones, precisamente las más concienciadas con el cambio climático, están en nuestras manos y no queremos que cuando ellos y ellas miren hacia atrás vean a este Gobierno como un ejecutivo ineficaz que tuvo en su mano cambiar las cosas y miró hacia otro lado.

Todos debemos remar en la misma dirección y apostar de una vez por todas por tratar adecuadamente y aprovechar un recurso tan valioso como nuestra basura y así evitar que acabe enterrada o algún entorno natural como nuestros mares, que cada día es el vertedero improvisado de tantas y tantas personas que siguen sin ver el daño que están causando.

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