De procedencia gomera, José Díaz Herrera (Santa Cruz de Tenerife, 1949) hizo de su afición por escribir y contar las cosas su profesión. Desde entonces es una necesidad vital que lo llevó hasta la Escuela Oficial de Periodismo de la Universidad de La Laguna para aunar las dos vertientes de una misma realidad cuando sentencia que el periodista nace y se forma.

Tras el ingreso universitario, comienza su colaboración en 1969 con el periódico EL DÍA, siendo Ernesto Salcedo director y Francisco Ayala, redactor jefe; precisamente tendría como profesor en la Escuela de Periodismo a su director.

La primera información que publicó fue una entrevista que le encomendó Francisco Ayala, gran amante de la ópera y la lírica en general, al tenor José Carreras, que comenzaba su carrera en una actuación en el teatro Guimerá.

Por aquel entonces la Redacción de EL DÍA estaba en el número 69 de la avenida Buenos Aires; “allí estaba Domingo Rodríguez, que era el que más mandaba aunque no se notara”. Coincidió con la incorporación de Luis León Barreto, Luis Ortega o Juan Cruz, entre otros. Díaz Herrera asegura que junto a Julián Ayala eran de los pocos que hacían un seguimiento a la evolución del sistema.

“Recuerdo que durante dos años me encomendaron cubrir las Fiestas de Invierno. No tenías tregua, escribías una media de tres entrevistas que transcribías a tiempo real y llevabas corriendo al periódico para entregarla y que saliera unas pocas horas después; unas veces les entregaba los textos al mismo Francisco Ayala, que estaba de Cierre, y otras a Juan Pedro Ascanio, jefe de Talleres”.

Junto a EL DÍA, compaginó su labor con la condición de corresponsal desde Tenerife para Triunfo y Cuadernos para el Diálogo, donde publicó la llegada de la Legión a Fuerteventura, que a punto estuvo de suponer el secuestro de la revista porque daba cuenta del “choque bestial” que suponía dicho “desembarco”, con cuatro mil legionarios recién llegados a la Isla, que suponía el 10% de la población; “muchas familias mandaron a sus hijas a Las Palmas”…

Fruto de su relación con la Redacción de Cuadernos para el Diálogo, y en particular con el subdirector Eduardo Barrenechea, José Díaz Herrera tuvo la oportunidad de conocer a Antonio Cubillo, líder del MPAIAC, movimiento con el que colaboró el periodista Gilberto Alemán, lo que le obligó a huir a Venezuela después de que la Policía le advirtiera que lo iban a detener al día siguiente.

Díaz Herrera admite que en 1976 se trasladó a Madrid porque la información desde Tenerife se le quedó pequeña. Comenzó así su colaboración con Cambio 16, donde llegó a dirigir el equipo de investigación periodística por el que fue referente nacional.

Desde la capital del Estado y a través de las páginas de Cambio 16, José Díaz Herrera destacó por el seguimiento realizado a los cabecillas del intento de golpe, desde 1981 hasta 1984, dando cuenta incluso de los intentos de los coroneles por seguir los pasos de Antonio Tejero. “La etapa de la transición se vivió en Canarias con más sentimiento que en Madrid”.

Recuerda la víspera de la convocatoria de una huelga general. Se encontraba en la Redacción, donde había emplazado a los representantes de los tres o cuatro sindicatos de la época. En ese momento el director recibió la orden de Madrid y le hizo partícipe a José Díaz Herrera que no se podía publicar nada incitando a la huelga, lo que el periodista sorteó con una información sobre las plataformas sindicales que existían en la actualidad en Tenerife. Pero el censor no pensó lo mismo y al día siguiente, incluso después de haber pasado el trámite de tener el sello de la revisión, se mandó a secuestrar la tirada cuando ya el periódico había llegado a muchos lugares de la geografía insular.

Una experiencia similar le ocurrió en Cambio 16, cuando incluyó una información titulada “Un asesino protege a Fraga”, en referencia al jefe de seguridad que había contratado el partido en Argentina. Al final, la revista no salió. En el número siguiente se incluyó: “Fraga protege a un asesino”.

Hoy reconoce que para elaborar informaciones contaba con medios que no estaban al alcance de la Policía, lo que le permitía más información, pues se podía infiltrar en entornos inaccesibles para los agentes de seguridad, hasta el punto de pinchar teléfonos. “¿Que era ilegal?, sí, pero defendías un bien superior: la Democracia”.

Mirando al mundo de la comunicación actual, Díaz Herrera asegura que “las nuevas tecnologías han acabado con el periodismo de verdad”; “ahora se impone la espontaneidad y se implica a más personas; antes eran cuatro gatos que decidían por una sociedad formada por 35 millones de españoles”. “Hoy las redes sociales permiten a 35 o 38 millones de españoles que opinen; eso ha cambiado el periodismo, a costa de que haya más información falsa y una sociedad indefensa”.