Elfidio Alonso Quintero nació en la calle de La Carrera (La Laguna, 1935). Destacado jugador de Baloncesto del Canarias, periodista, fundador y director de Los Sabandeños y alcalde de su ciudad natal desde 1987 a 1999 (sustituyendo al mismísimo Pedro González), la comunicación no le era ajena. Hijo del director del ABC republicano y de Hoy en Tenerife, y sobrino de María Rosa Alonso, que colaboró con el Noticiero, de Barcelona; así como El Nacional y El Universal, en Venezuela, y la revista Ínsula.

El que a la postre se convirtió en redactor-jefe de Deportes recibió la invitación del director y fundador de Jornada Deportiva, Domingo Rodríguez, para realizar una crónica del partido de baloncesto que disputaron el Canarias y el Náutico, que el propio Elfidio Alonso había disputado en las filas del club aurinegro. Recuerda que no tenía ni máquina de escribir y el padre Adán se ofreció a transcribirle la reseña que firmó con el seudónimo Basket, una colaboración que se remonta al inicio de los años sesenta, si bien fue contratado oficialmente en 1968 y permaneció en El Día hasta 1986. Pero su aportación al periódico no se limitó al deporte, sino que la combinó con su pasión por el cine, cuyos primeros artículos publicó en La Tarde.

Ya en EL DÍA recibió la encomienda de escribir del séptimo arte en sustitución de Raúl Martín, que se había marchado al Sáhara. Su primera crónica cinematrográfica fue sobre Sed de mar, del director Orson Welles en el papel de Hank Quinlan. Precisamente la firmó con el sobrenombre de Quinlan.

Licenciado en Derecho y luego en Periodismo, en la Universidad de La Laguna -en la que hizo la tesina sobre el periodismo en el cine-, cuando contrajo matrimonio se puso al frente de un despacho del Banco Central en Aguere que era propiedad de su suegro, hasta su salto a la Comunicación. Recuerda que estuvo en ejercicio de la Abogacía como fiscal en sustitución de José Peraza de Ayala, en los tribunales de La Laguna. Fue durante solo 40 días.

Se dio el caso de que Acacio Labrado, cronista del CD Tenerife en La Tarde, de Alfonso García Ramos, se jubiló y recibió el encargo de cubrir la actualidad blanquiazul para esa cabecera, que firmaba como Quintero, que combinaba con Jornada también con el representativo y el Baloncesto.

“Era una plantilla joven en la que escribíamos Luis León Barreto, Julio Pérez, Juan Cruz, Julián Ayala, Juan Cruz… Era un grupo subversivo”. Gracias precisamente al mano a mano con Julián Ayala y Juan Cruz, junto a Elfidio Alonso publicaban la sección Envido Siete, a la que se sumó con el periodista portuense que luego se trasladó a El País la sección El Sur tiene tres letras, o la aportación de la crónica cultural.

“En cierta oportunidad recuerdo que realicé a un alemán nazi una entrevista; en trece preguntas me respondió no coment y así lo tituló Ernesto Salcedo en la primera página del periódico”. Tal fue la repercusión de esa entrevista, que Elfidio Alonso recuerda cómo se la apropió Luis Ramos, que “la fusiló y la publicó en ABC”.

“Era una juventud inconformista, y de ese espíritu se había contagiado la redacción que se había formado en la Sección de Periodismo de la Universidad de La Laguna”, precisa Elfidio Alonso, que recuerda a profesores como Hernández Rubio -autor de una información por la que el gobierno civil impidió la salida de EL DÍA- o Hernández Perera. Elfidio Alonso presume de haber hecho valer su condición de republicano de haberse negado a firmar la declaración de Principios Fundamentales del Movimiento, que era requisito para trabajar en EL DÍA.

Ocurrió en el Festival del Atlántico que se celebraba en Puerto de la Cruz. Allí Elfidio Alonso actuaba de secretario del jurado y el padre Adán era el presidente. El tribunal había premiado la canción El Cobarde, de Víctor Manuel, que empezaba a despuntar, pero llegó una orden y cambió el veredicto en favor de El hombre del tiempo, de Los Mismos.

A final de los sesenta simultaneó el ejercicio de la profesión con los primeros pasos de Los Sabandeños, en los que participó Enrique Martín Quique, fotógrafo en EL DÍA. Con el paso de los años conoció a Manuel Hermoso, que como alcalde de Santa Cruz de Tenerife le ofertó la jefatura de prensa de la Corporación. Admite que comenzó así su actividad política, un momento que lo acercó al nacionalismo moderado.