Desde su atalaya domiciliaria en la capital tinerfeña, José Manuel de Pablos Coello (Santa Cruz de Tenerife, 1945) se mantiene desde hace cinco años alejado del frenesí de la redacción, que ya abandonó en los años noventa, y de la vida universitaria, a la que dedicó más de dos décadas, las últimas de su vida laboral, tras haber formado parte de los seis primeros profesores que eligió el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Luis Gutiérrez Espada para poner en marcha la Facultad de Ciencias de la Información de La Laguna junto a su promotor, Ricardo Acirón, y Javier Galán, Olga Álvarez, Fernando Iturrate y Manuel Fernández Areal.

Aunque tomar el relevo a Ernesto Salcedo en la dirección de EL DÍA, tras el paso fugaz de Francisco Ayala y Francisco Hernández, podría dar vértigo dada la reputación de la que gozó el periodista madrileño, De Pablos Coello no sintió ese vértigo, tal vez porque tenía el arrope de la experiencia que se había curtido en la capital del Estado en Tribuna Médica, primero, y luego en ABC.

El mayor de los tres hijos de la reconocida costurera y diseñadora de Carnaval María Isabel Coello, José Manuel de Pablos ya se familiarizó con el periódico desde niño cuando demostraba a su abuelo lo que había aprendido a leer en el colegio de Los Escolapios de Santa Cruz. Luego realizó el PREU en La Laguna y, como le gustaba la agricultura, estudió perito agrícola y también Periodismo, esta última carrera porque era una profesión que consideraba más fácil.

“Lo digital es el futuro, que ya está aquí, aunque la gente está tan bombardeada por información que no creo que pague por ella”

Tras cursar los primeros dos años en la antigua Escuela de Periodismo de Tenerife, en la que tuvo como profesor al propio Salcedo, marchó a Madrid a realizar las prácticas en ABC y decidió establecerse allí, culminando su formación para luego integrar las redacciones de Tribuna Médica y ABC.

En los setenta, EL DÍA era propiedad de la familia Cruz, que gozaba de la mayoría del accionariado, y la familia Rodríguez. Fue Ángel Cruz quien en 1979 le ofreció la dirección del periódico, entiende José Manuel de Pablos. Era una “redacción muy feliz”, con un periódico líder y asentado en el mercado. El reto era mantener y subir la tirada.

De Pablos contribuyó a modernizar EL DÍA, como él mismo define. Tras la reorganización inicial de la Redacción, la propiedad accedió a la petición de José Manuel de Pablos Coello de contratar el asesoramiento de Fernando Lallana, diseñador de Tribuna Médica y ABC y profesor de Madrid, para mejorar el diseño que ya había puesto en marcha el propio director y mejorar la formación del personal, no en balde se había dejado atrás la linotipia y en la Redacción se puso en marcha el primer sistema informático con los ordenadores IBM.

“La redacción se llenó de mujeres”, pone como ejemplo del aire nuevo que se impulsó en EL DÍA, en un momento político que coincidió con la gran transición a la autonomía, con la puesta en marcha de la Junta de Canarias y la irrupción de los partidos políticos.

En aquella época Elfidio Alonso era el redactor jefe de Deportes; Ricardo Acirón estaba al frente de Política y Francisco Ayala, de Canarias. El director trajó desde Madrid a José Tomás Bueno, que más tarde pasó a formar parte de la plantilla de Televisión Española, y también aprovechó el destino de periodistas ya titulados a Tenerife para realizar el servicio militar para contratarlos en EL DÍA, caso de Daniel Solís o Daniel Cerdán, entre otros.

Con la perspectiva del tiempo, recuerda “la trampa” que tuvo que hacer el periódico para conseguir enviar un fotógrafo a cubrir el incendio forestal de La Gomera, encomienda que se realizó a Pablo Afonso, que se pudo “colar” en un avión. “Luego, cometimos el error de publicar la fotografía del gobernador civil Paco Afonso”, víctima de las llamas. “La palabra muerto bastaba y no era precisa divulgar la imagen, lo que nos supuso un choque con Eligio Hernández”.

A mitad de los años ochenta se produce un cambio al frente de la propiedad. La familia Rodríguez logra la mayoría del accionariado y José Rodríguez asume la dirección, quedando relegado José Manuel de Pablos como adjunto al editor, si bien se mantuvo ligado a EL DÍA hasta 1988, cuando decidió abandonar la Casa “porque cuando llegaba a un sitio no era yo sino me veían como el responsable del periódico”.

A partir de ahí De Pablos orienta su dedicación a la vida universitaria, ante la puesta en marcha de la Facultad de Ciencias de la Información, si bien a comienzo de los noventa, antes de la guerra del Golfo Pérsico, regresó a la dirección, en este caso de La Gaceta de Canarias, responsabilidad que ostentó durante once meses, ante la dificultad que entrañaba compaginar la organización del trabajo, impartir clases en la Universidad y la propia vida familiar.

Durante la etapa de De Pablos, EL DÍA pasó del plomo a la luz, título de una de sus publicaciones en la que da cuenta del salto a las nuevas tecnologías: de la linotipia a la autoedición.

José Manuel de Pablos impulsa en EL DÍA la publicación de fotografías en color, lo que supuso una revolución, al igual que luego ocurriría con la inclusión de las primeras infografías, más tarde, en La Gaceta de Canarias, coincidiendo con un sistema informático de autoedición, donde el propio redactor escribía en ordenador, dentro de las cajas diseñadas previamente, su información adaptada al formato y la extensión precisa.

Desde su experiencia, José Manuel de Pablos admite que “lo digital es el futuro; ya está aquí”, aunque insiste en que este formato debe ser gratuito porque la gente está “bombardeada por la información y no paga por ella”. “El papel está muerto. Cuando El País se decante solo por el soporte digital se acaba el papel y el periódico se convertirá en un artículo de lujo”; de hecho él solo lee la información en internet. También deja otra reflexión sobre el llamado “cuarto poder”: “Lo malo de ese cuarto poder es cuando se ejerce y se hace chantaje al político”.