Francisco Melián Rodríguez formó parte del equipo esencial que alimenta la maquinaria de la Redacción desde el mostrador de la Publicidad, desde la etapa en que se salía a la calle a buscar los anuncios al boom que se experimentó a comienzos del siglo XXI, hasta que llegó la crisis económica de 2008, que marcó un antes y un después. En esa primera etapa era tanta la cantidad de anunciantes que el periódico EL DÍA realizaba una doble tirada, con un suplemento independiente para sacar las gacetillas o anuncios clasificados, junto a las ofertas de trabajo y completaba este primer cuadernillo que llegó a tener hasta 64 páginas, al margen de la tirada normal, con la información del suplemento Teledía.

Ya disfrutando de la jubilación, Francisco Melián, nacido en el pueblo chicharrero de San Andrés (1949), recuerda que hasta la publicidad se montaba en las páginas para cumplir con la máxima que había marcado el entonces director del periódico, José Rodríguez Ramírez, para que ningún anuncio se quedara fuera de la edición, aún a costa de levantar información que ya estaba elaborada por la Redacción.

“En enero de 1979 me sorprendió haciendo la ruta por puntos de venta el temporal que se llevó parte del dique de Los Cristianos”

Melián, como es conocido por todos los compañeros durante su paso por EL DÍA, se incorporó a la Casa a finales de 1978, período que estuvo a pruebas antes de pasar a formar parte de la plantilla al año siguiente. Administrativo de la empresa eléctrica Isolux, ante la inestabilidad laboral de aquella época, decidió buscar un nuevo horizonte y fue su hermano, tapicero de profesión que realizaba encargos para un amigo común y con ascendencia entre los copropietarios entonces de EL DÍA-, quien medió para ver si había algún puesto de trabajo para Francisco. Coincidiendo con la jubilación de don Paco, que trabajaba con Juan Carrasco en la administración de Jornada Deportiva, Melián recibió la llamada para que pasara por el periódico, que ya estaba en la tercera y última sede, en la avenida Buenos Aires, número 71.

Allí fue recibido por José Rodríguez, entonces apoderado y gerente de EL DÍA, quien le solicitó al administrador de la época, Vicente Mira, que le encomendara la tarea de comercial a Francisco Melián, como así ocurrió.

Recuerda que ya en enero de 1979 en calidad de comercial recorrió la ruta del Sur para conocer los puntos de ventas de esa comarca de la Isla y las necesidades de reponer o ajustar los ejemplares vendidos a la realidad de cada punto. “Tenía que estar en el periódico a las tres de la mañana para ir con el chófer de la empresa, Nicolás, recorriendo la comarca; lo acompañaba mientras él iba repartiendo los periódicos. Recuerdo que una noche caía un palo de agua en Santa Cruz. Nicolás me comentó que no me preocupara que por el Sur de la Isla no llovía tanto; lo cierto es que conforme avanzábamos hacia Arona y Adeje aquello no se daba tregua, sino caía más y más agua”, precisa.

“Hasta el punto de que aquel temporal que azotó la Isla el 17 de enero de 1979 provocó el derrumbe de 300 metros del dique principal del Puerto de Los Cristianos, un faro destruido y varios vehículos son tragados por las aguas”, narra Melián, quien recuerda que le dijo a Nicolás: “Si esto continúa así mañana yo no vuelvo a trabajar en el periódico”. Hoy se ríe, y deja en el olvido el pavor que vivió aquella jornada histórica en la meteorología.

Melián se decidió en los primeros años en el periódico a conocer las rutas de los puntos de venta de EL DÍA para ampliar y mejorar la distribución, presidido por otra máxima de José Rodríguez: estar en todos los sitios donde se vendiera la prensa.

Desde la zona del Sur a Santa Cruz, donde recuerda el histórico Kiosco Conchita, uno de los clásicos de la capital, a la vez que rememora que Jaime se encargaba de cobrar a los puestos de la ruta del Puerto de la Cruz y también se utilizaba hasta a las guaguas para facilitar la distribución del periódico, lo que permitía que ya en aquella época, en los años ochenta, llegara a municipios tan alejados de la capital como Buenavista del Norte.

Coincidiendo con un periódico vacacional de Juan Carrasco, que llevaba la Publicidad en Jornada Deportiva, Vicente Mira le solicitó que prestara ayuda en el departamento a Damián Padrón, hijo del célebre redactor jefe y adjunto a la dirección de EL DÍA Juan Antonio Padrón Albornoz, que acuñó la sección “El Puerto es lo primero”. Tras la incorporación de Carrasco, Melián continuaría vinculado al departamento de Publicidad. “Yo no tenía ni idea”, admite. Y fueron los compañeros quienes lo instruyeron en este campo, facilitando el contacto con las agencias de publicidad de Tenerife, ya que Manolito Rodríguez, sobrino de Leoncio Rodríguez y hermano del apoderado y gerente de EL DÍA, se encargaba de tratar con las agencias de publicidad de Gran Canaria y de la Península.

Melián pasó de recoger los anuncios en ventanilla y en las agencias a llevar el control de la publicidad que salía en el periódico: “Entonces no había ordenadores, todo se llevaba en un libro de cuentas en el que se ponía el texto del anuncio contratado, el importe de la factura y el anuncio publicado”. Más complejo era el control de los miles de gacetillas que salían a diario, que también se registraban en un libro con la fecha de publicación. “A diario salían una media de veinte paginas que tenía que revisar para quitar las que ya estaban fuera del período contratado. Con una cuchilla las recortaba sobre la cartulina en la que se pegaban las galeradas de papel del día anterior que luego montadores como Agustín Expósito se encargaban de cuadrar para la edición siguiente”.

“Cuando yo llegué, en la sede del periódico EL DÍA anterior, en el número 69 -donde hoy está TVE- se guardaban los fotolitos o los PMT”. “Recuerdo las carpetas de publicidad que le llevaba a Celio Fernández o a Juan José Simancas para que se elaboraran en talleres, nada que ver con las que veo, con tristeza, que se publican hoy”, cuenta.