Natural de Guía de Isora (1953), Miguel Tejera Jordán se trasladó con su familia con 9 años a La Laguna, donde cursaría Bachillerato en el instituto que a la postre recibió el nombre de Cabrera Pinto, para luego realizar el PREU y cursar Periodismo y Geografía e Historia en la Universidad de La Laguna. La primera de ellas, a instancia del director de La Tarde, Alfonso García Ramos, que le insistió que se matriculara para evitar la desaparición de la Escuela Oficial por falta de alumnado como había ordenado el Ministerio de Información y Turismo que dirigía Manuel Fraga Iribarne.

Tras realizar prácticas en La Tarde, en una etapa en la que coincidió con Eliseo Izquierdo, el redactor de Sucesos Luis Ramos, Enrique García Ramos -que pese a tener los mismos apellidos que el director, Alfonso, no tenían relación familiar-, entre otros, Miguel Tejera realizó una incursión en Radio Popular de Tenerife, que por entonces estaba bajo la total tutela del Obispado de Tenerife, siendo prelado Luis Franco Cascón, de la mano del padre Siverio.

Al finalizar los estudios de Geografía e Historia en 1975, junto a compañeros como María Jesús Hernández y Plácido Bazo y tras las correspondientes prórrogas que había solicitado, acudió a realizar el Servicio Militar, siendo destinado a Infantería y Marina, que lo llevaría durante 18 meses primero a Cartagena, donde juró bandera, para ser destinado más tarde en Vigo y, finalmente, a Las Palmas. Cuenta de forma anecdótica que, estando en Vigo, dada su condición de periodista, el mando le invitó a realizar un curso de radiotelegrafista por la afinidad que entendió que tenía con la Comunicación.

Su paso por Radio Cadena le posibilitó en Las Palmas, con la mediación del padre José Siverio, acceder a un puesto de responsabilidad en la emisora de aquella Isla; así, por las mañanas acudía a prestar el Servicio Militar, y por la tarde, cumplía con la elaboración de crónicas desde Las Palmas.

Miguel Tejera admite su debilidad por la Geografía e Historia por la riqueza histórica y cultural que le permitió en el ejercicio del periodismo cuando, a partir de 1980, precisamente el año que contrajo matrimonio, se incorporó a EL DÍA y Jornada Deportiva, hasta el año 2001.

Antes de integrar la redacción de la Avenida Buenos Aires, Miguel Tejera reconoce que mantenía relación como colaborador de la Casa, donde entregaba sus artículos a Ernesto Salcedo, en una Redacción que estaba participada, entre otros, por los hermanos Francisco y Julián Ayala. Con la perspectiva del tiempo, recuerda que, dada la proximidad a la vivienda del reputado investigador a nivel nacional Antonio González, le propuso realizar una entrevista que, a su juicio, le abrió las puertas en el periódico. Después de entregarla a Ricardo Acirón, vio cómo salió publicado el domingo siguiente en el periódico EL DÍA en las páginas centrales, muy bien tratado gráficamente. Unos días después recibió la llamada del propio Acirón para integrarlo en la plantilla de EL DÍA y Jornada Deportiva en un momento que coincidió con la reapertura de la cabecera que fundara Domingo Rodríguez, después de haber estado saliendo a la calle de forma bisemanal y con la encomienda realizada a Miguel Tejera, entre otros profesionales, de potenciar la información general que a partir de aquel momento se combinaría con la deportiva, que seguiría siendo mayoritaria a pesar de la conversión del rotativo en un diario generalista.

Miguel Tejera recuerda como una época de oro a nivel profesional los años 1983 y 1984, cuando fue designado como director en funciones de Jornada Deportiva, puesto que ocuparía luego José Rodríguez cuando obtuvo el carné de periodista a través de la Asociación de la Prensa que presidía Andrés Chaves, donde el periodista isorano tenía la responsabilidad de la elaboración de la Portada, la Última y la información general, pues admite que no era un experto de Deportes. La satisfacción personal del trabajo realizado a conciencia dejaba en el olvido el sacrificio de quien permanecía más de doce horas, desde las tres de la tarde, hasta que se imprimía EL DÍA y luego, Jornada Deportiva.

Junto a su reconocida habilidad en la redacción, con una crítica incisiva aderezada con humor socarrón, Miguel Tejera no solo tuvo sección propia en las páginas de Criterios, en su sección Corazón de mi pluma, sino como editorialista de la cabecera, por lo que en más de una oportunidad sus artículos llegaron a salir publicados en los dos periódicos de la avenida Buenos Aires, incluso con arranque en la portada y pase a la página tres.

Entre las informaciones que cubrió, el incendio de La Gomera, donde recuerda el mano a mano con el fotógrafo Pablo Afonso, con el que habitualmente cubría las noticias. Antes del fatal suceso se había registrado un accidente en Alfaques, a cien metros de una playa del levante español tras explotar un camión que llevaba combustible. Hace referencia a dicho suceso por la cobertura que le prestó EL DÍA y Jornada Deportiva al incendio de La Gomera, donde fallecieron el entonces gobernador civil Francisco Afonso y unos jóvenes universitarios que estaban de acampada por la zona. Pablo Afonso se trasladó a La Gomera y realizó unas fotografías que hirieron susceptibilidades por el realismo de los hechos, hasta el punto que desde el Gobierno Civil Eligio Hernández intentó paralizar la salida de la rotativa del periódico. El fotógrafo había logrado colar los carretes entre el pasaje que regresaba a Tenerife, ya que al parecer se lo entregó a una pasajera con el compromiso de que se lo devolviera ya en el puerto de Los Cristianos, como así fue. Sobre la marcha se trasladó a la redacción y se incluyeron en la edición provocando el disgusto entre las partes, hasta el punto que dio pie a Miguel Tejera a incluir una carta abierta en el periódico dirigida a Eligio Hernández. Recuerda de aquella época el respeto con el que los medios nacionales se hicieron eco de la información tomando como referencia a un diario provincial como EL DÍA.

Miguel Tejera fue testigo de los empeños frustrados de Jerónimo Saavedra y su gabinete por sacar adelante la Ley de Aguas para hacerse con el control público que nunca logró, o el conflicto que suscitó la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que despertó lo que define como el “sentido mercantilista de la alta burguesía canaria que siempre ha estado allí”. Se fomentó desde un divide y vencerás promovido desde la provincia oriental, donde “hay más estructura del PSOE que en Tenerife. Allí fueron una piña frente a la debilidad de la ULL, en vez de conservar y mejorar lo que ya tenía”.

Y pone como reflexión el respaldo popular que cosechó el rechazo a la Ley de Aguas, muy superior a los apoyos para frenar la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

También analiza la relevancia del independentismo de los años ochenta. “Una intentona fallida que nunca se articuló bien; era más una explosión de emociones de quienes quisieron demostrar que existía aunque era minoritario a nivel social, sin que aguantara una comparación no ya con el País Vasco o Cataluña, sino tampoco con Galicia. “Fue un independentismo de mucho folclore, mucha bandera y mucha canción y poco basamento social”.

Contextualiza también el intento fallido del golpe de estado del 23 de febrero de 1981, en un momento en el que en España “ya no había una circunstancia similar a los años siguientes del alzamiento, ni de una dictadura que acabó siendo dictablanda en los setenta, después de una Transición que logró reunir en la misma mesa a Carrillo y Fraga”.

Hoy, Tejera Jordán se lamenta de la evolución del periodismo de la mano de las nuevas tecnologías porque “no hay una lectura pausada con un café o un bocadillo, un hábito que está ganando terreno en todas partes”.

Y sentencia: “La cultura no es popular, ni tampoco la prensa; las bibliotecas no son campos de fútbol, no existe cultura de masas”, mientras él prefiere refugiarse en la compañía de un buen libro.