Apenas mes y medio desde que fue nombrado decano del Colegio, ¿cuáles son los objetivos que se ha marcado en esta nueva etapa con la nueva Junta Directiva?

Como Colegio Profesional, uno de nuestros objetivos fundamentales se centra en el fomento de la excelencia profesional de los economistas. Este objetivo pivota sobre tres bases fundamentales: la información, la formación y la defensa de la actividad profesional. La información es un activo muy valioso dado que es fundamental para completar procesos de toma de decisión, no solo de los colegiados en su actividad cotidiana sino respecto a los agentes económicos para los cuales el economista presta sus servicios. La formación es una necesidad ante una realidad que constantemente cambia y de una manera muy rápida. Cambios que en el 2020 y en clave de pandemia se traducían en un Real Decreto semanal del que no solo había que informar, sino que traducir a un ámbito práctico para aplicarlo con garantías a los clientes. En cuanto a la defensa de la actividad, es un proceso de defensa activa y pasiva. La defensa activa de la profesión sigue basándose en procurarnos nuestro espacio, que lo hay, en reivindicar la respetabilidad de nuestro colectivo y la contribución a la mejora de nuestra sociedad de nuestra profesión. La defensa pasiva es la de crecer cuantitativamente y cualitativamente como colectivo, ganarnos el respeto con nuestros actos, aplicando principios deontológicos y en definitiva haciéndonos valer. Otro objetivo fundamental de un Colegio Profesional es el de aportar soluciones desde nuestras competencias a la sociedad. En estos tiempos de severa crisis, nos parece una obligación ayudar a dejar atrás cuanto antes esta situación y es una disponibilidad que queremos dejar patente, entre otros, a las Administraciones Públicas.

El último año ha sido muy complicado y de mucha incertidumbre en todos los sectores. ¿Cómo lo han vivido los economistas?

Ha sido un año muy intenso en donde se ha redoblado el apoyo que presta el Colegio a nuestros colegiados. Aunque nuestros recursos son limitados, hemos atendido en la época de confinamiento las demandas de información y de formación de estas extrañas circunstancias, que ahora todos las tenemos más asumidas, pero que hace un año generó mucho estrés entre nuestro colectivo. Hay un componente psicológico muy acentuado en cuanto a la relación del economista con su cartera de clientes. En este último año, en lo económico todo ha sido malas noticias y ello supone una carga más que hay que gestionar, además de la lógica sobrecarga de trabajo que se ha producido y las circunstancias tan penosas que se dieron con el confinamiento para el desarrollo de la actividad de nuestros colegiados.

Estamos en una época de continuos cambios, no solo generacionales sino también en el modelo de trabajo, ¿están los Colegios Profesionales preparados para afrontar esta evolución?

Desde los Colegios Profesionales en general y del nuestro en particular trabajamos a marchas forzadas por adecuar las estructuras del colegio y su funcionamiento a los nuevos tiempos derivados de la pandemia. En este sentido tratamos de instrumentar todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías tanto en el área de formación como en las relaciones con nuestros colegiados. En cuanto a los cursos de formación se realizan a través de plataformas digitales y podemos decir que han tenido una gran aceptación dado que facilitan el acceso a un mayor número de colegiados con un menor coste.

Por otro lado tratamos de apoyar a nuestros colegiados en la implantación de sistemas digitales en la relación con sus clientes y con las administraciones públicas. Esto lo hacemos tanto directamente como a través de cursos de formación específicos en esta materia.

En cuanto a los cambios generacionales, la respuesta más franca es que hoy por hoy detectamos cierta divergencia con las nuevas generaciones. Existe una cierta inadecuación de las estructuras de los Colegios Profesionales a las expectativas de las nuevas generaciones. En este sentido son muchos los retos a los que nos enfrentamos. Aspectos como la paridad de sexos no solo en la colegiación de economistas y su reflejo en los puestos de responsabilidad en las juntas de gobierno, el rejuvenecimiento de nuestras estructuras para de esta manera recoger los objetivos de personas que, por su edad, miran los problemas desde otra perspectiva y pueden aportar soluciones innovadoras.

¿Cómo ve la situación de la economía canaria?

La economía canaria ya arrastraba problemas antes de la pandemia. Persisten aspectos negativos que no son coyunturales, que son estructurales y crónicos. Quizá se ha acudido a recetas que se ha probado que no han tenido el efecto deseado respecto a nuestras aspiraciones concretamente en salarios y desempleo, si miramos a la economía en perspectiva en los últimos años. En virtud de un reciente estudio del Consejo General de Economistas con ocasión de los 45 años de autonomías en España, Canarias ha perdido peso en su PIB en agricultura, industria, construcción, y donde único ha crecido en su composición es en el sector servicios y en impuestos (sector público). Creemos que son datos que nos tienen que hacer pensar a todos, a nosotros ya nos ha hecho pensar y vemos que no ha sido el desarrollo óptimo que se podría haber dado. Está claro que la contribución cualitativa del incremento del PIB sí que ha sido un indicador que ha tirado del desarrollo de nuestra Comunidad en las últimas décadas, pero atendiendo a la persistencia de los problemas conocidos, se deberían de poner en práctica otras medidas. En todo caso, y en la época que estamos viviendo, la vacuna contra la Covid-19 ha avivado las expectativas sobre la recuperación, mejorado las previsiones de crecimiento del PIB para los próximos dos años, en general. Aunque aún existen varios riesgos: la llegada de una cuarta ola de contagios, un alza en la insolvencia de las empresas, la finalización de las ayudas asociadas a los ERTE y a los autónomos condicionarán la reactivación económica.

Por otro lado, el levantamiento de las restricciones será muy beneficioso para España, en particular para el sector turístico, que representa más de un 12% del PIB. En el caso de Canarias esta aportación es del 35%, por lo que podemos ser moderadamente optimistas en cuanto al crecimiento del PIB una vez se estabilice el sector turístico. La aportación de nuestra profesión en la recuperación y en la época postcovid es fundamental.