Los podólogos también quieren tener un hueco en la sanidad pública. Los beneficios para los pacientes serían inmensos dado que se podrían “resolver complicaciones de otras enfermedades antes de que ocurran”, como el pie diabético o una mala pisada en la población pediátrica. Así lo afirma la presidenta del Colegio de Podólogos de Canarias, Verónica Ruiz Martín, que señala que “la podología es la única profesión que no está incluida en la cartera de prestaciones del Servicio Canario de la Salud “.

“Los pacientes tienen derecho a recibir este servicio sanitario de manera gratuita”, insiste la presidenta. Entre los servicios de los que los pacientes se podrían beneficiar en caso de que se incluyera en la cartera de servicios públicos, está la atención al pie diabético, una de las complicaciones más comunes de las personas con diabetes. “Esta patología suele comenzar con un simple callo, y ese es callo que se ulcera el que se intenta curar en la sanidad pública”, explica la profesional, que indica que un podólogo podría evitar que se ulcerara e, incluso, si eso ocurriera, mejorar el tratamiento para evitar que fuera a más.

Los beneficios también podrían derivarse en la población infantil, en la que podría mejorar considerablemente el tratamiento de las malas pisadas. “Nos vienen muchos niños rebotados de la seguridad social”, explica la podóloga, que insiste en que hay cosas “que no se corrigen con la edad”. Además, destaca que en la sanidad pública se están prescribiendo plantillas que no sirven para corregir la pisada o que están a todas luces obsoletas con respecto a la oferta de hoy en día.

En los últimos días, los podólogos también han instado al SCS a incluirles en esta fase del plan de vacunación, ya que son considerados personal sanitario.

El colegio profesional no solo vela por su inclusión en el sistema público de los especialistas que representa –128 en todo el Archipiélago–, sino que también busca enaltecer la profesión tratando de acabar con el intrusismo. “Hay personas sin titulación o con un título no homologado que se abren su clínica y prestan un servicio a los pacientes”, señala Ruiz, que indica que esto ocurre especialmente en las zonas turísticas y costeras. En este sentido, recuerda que en muchos países la profesión de Podología no es una carrera universitaria sino una formación profesional, por lo que los conocimientos no son equivalentes a los que ostentan los podólogos españoles. El problema principal que se encuentran a la hora de denunciarlos es que “es difícil dar con ellos”, pues en ocasiones ni siquiera tienen un centro al que acudir, sino que realizan sus servicios a domicilio. “Cuando ponemos una denuncia nos aseguramos de que prospere, porque no nos podemos permitir hacerla y que luego no prospere; somos un centro pequeño”, señala Ruiz, que critica que en “España sale muy barato ser intruso”.