El pergamino de Eunomia

Un eslogan para seducirlos a todos

Un eslogan para seducirlos a todos

Un eslogan para seducirlos a todos / Lara de Armas Moreno

Lara de Armas Moreno

Lara de Armas Moreno

Los eslóganes son esenciales en política, ya que son una vía de comunicación entre los partidos políticos y sus votantes. Es importante saber que, en la Antigüedad, los eslóganes tenían un componente mágico y también servían como un elemento de reconocimiento del grupo, pero se utilizaban más como grito de guerra que como campaña comercial o electoral.

El término, tomado del inglés slogan empezó a utilizarse en español hace relativamente poco y la RAE no lo añadió al diccionario hasta 1984. Procede de la palabra gaélica slogorne que significa consigna y los clanes irlandeses utilizaron sluag-ghairm para referirse al grito de guerra que motivaban a los soldados durante la batalla.

En 2018 se encontraron tres inscripciones electorales en los muros de Pompeya. Uno de ellos decía Helvium Sabinum Aedilem Dignum Rei Publicae (Por favor, elegid al edil Helvio Sabino, digno del Estado, uno bueno). Es cierto que para ser un eslogan era demasiado largo, pero enviaba un mensaje bastante claro a los votantes.

Más tarde, el emperador Constantino, consciente de la importancia de sus palabras, decidió grabar en sus estandartes In hoc signo vinces (en este signo vencerás) para enardecer a sus soldados antes de la batalla del Puente Milvio en el 312 d.C. Pero no fue hasta la Revolución Francesa cuando llegó el eslogan a unas dimensiones similares a las actuales. Los ejemplos más populares son ¡Todos a la Bastilla! o Libertad, igualdad y fraternidad.

Algunos eslóganes de antaño han conseguido perdurar durante siglos y han llegado hasta nuestros días. Un buen ejemplo es el ideado por los revolucionarios americanos en 1750 que se negaron a pagar los impuestos que demandaba Reino Unido, al no estar debidamente representados en el Parlamento británico. Usaron el eslogan No hay impuesto sin representación que terminó convirtiéndose en un pilar del Derecho constitucional moderno y sigue siendo utilizado en la actualidad.

Un político que no dudó en utilizar eslóganes fue Abraham Lincoln que solía recurrir a frases en sentido figurado para hacer más amenos sus mítines. De él hemos heredado uno de primeros eslóganes políticos de la historia moderna: Es mejor no cambiar de caballo en medio de la corriente. La utilizó en 1864 para referirse al peligro que suponía cambiar de presidente en medio de una guerra civil. Pero, sin duda, uno de los eslóganes más conocidos de Estados Unidos fue It’s the economy, stupid (Es la economía, estúpid). En 1992, George H.W. Bush contaba con un 90% de popularidad en las encuestas gracias a sus éxitos en política exterior y eso lo convertía en el mayor rival del Bill Clinton cuyo asesor le aconsejó prestar más atención a cuestiones relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos para diferenciarse de su contrincante. Para ello colgó en sus oficinas tres puntos esenciales de la campaña a modo de recordatorio «1. Cambio contra más de lo mismo; 2. La economía, estúpido; 3. Recordar el sistema sanitario». Con el paso del tiempo La economía, estúpido acabó convirtiéndose en uno de los eslóganes con más éxito del país.

En España, sin duda, el eslogan que más ha perdurado en el imaginario colectivo es Spain is different. El ministro Manuel Fraga ideó una campaña turística en los sesenta que pretendía alejar la imagen que tenía Europa de que España era un país aislado, de costumbres bárbaras y anclado en el fascismo del primer tercio del siglo XX, así que decidió recordar al mundo que España no era peor, simplemente era diferente. El primer eslogan que se utilizó durante la posguerra fue Visit Spain pero era poco pegadizo y sonaba más a orden que a sugerencia. Actualmente el sentido de Spain is different ha cambiado y se utiliza, precisamente, para criticar alguna situación, generalmente política, que genera incredulidad entre los habitantes.

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