Patricia Hernández Gutiérrez se convirtió ayer en la primera alcaldesa de la historia de Santa Cruz de Tenerife, y con ello puso también fin a 40 años de gobiernos ininterrumpidos de Coalición Canaria (CC) y las formaciones que la antecedieron, primero la Unión de Centro Democrático (UCD) y más tarde la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI).

Es más, Santa Cruz, junto a Bilbao y Santander, era hasta ayer una de las tres capitales en las que no había cambiado el color del gobierno municipal -con los matices anteriores- desde el año 1979, cuando se constituyeron las primeras corporaciones democráticas.

El asalto de Hernández a la Alcaldía del municipio que ha sido la cuna del nacionalismo canario más reciente lo posibilitó el apoyo de los dos concejales de Ciudadanos, Matilde Zambudio y Juan Ramón Lazcano, y los tres de Unidas Podemos, Ramón Trujillo, Yaiza Gorrín y Dolores Espinosa.

Era el final a casi 20 días de incertidumbre -solo para algunos-. Desde la misma noche electoral quedó claro que los dos ediles de la formación naranja eran la pieza a capturar por ser la llave en la conformación de los dos gobiernos posibles: con CC o con el PSOE.

Visto el resultado, no queda duda de que fueron los socialistas los que actuaron primero. De nada sirvieron las ofertas de última hora y los llamamientos a la coherencia. Ni siquiera la advertencia de su partido en la madrugada de este sábado de que debían votarse a sí mismos para facilitar así la alcaldía a José Manuel Bermúdez. Zambudio y Lazcano lo tenían claro desde el primer momento.

"En la vida no todo vale. Hay que tener principios", sentenció la concejal de Ciudadanos cuando fue preguntada por su apoyo al PSOE. El anuncio de la apertura de un expediente de expulsión por parte de su partido quedó en un segundo plano. "Lo recurriremos. Tenemos muchísimas pruebas y muchísimo fundamento para acreditarlo", dijo.

Momentos antes se había vivido el mayor momento de tensión de toda la mañana, con la votación y el posterior recuento de votos. Se produjo en un salón de plenos repleto, con mucho calor y una vez que los concejales, nuevos o repetidores, habían jurado o prometido su cargo -algunos por imperativo legal-. Hasta las papeletas se confabularon para llevar la incertidumbre hasta el final.

El nombre de Patricia Hernández, tras acumular varios votos seguidos, se estancó en el número 13, uno menos que la mayoría necesaria para ser alcaldesa. Salieron varias de José Manuel Bermúdez, que contaba con al menos diez, y a estas se sumaron dos del PP, cuyos concejales votaron a su candidato. Con el voto número 14 estalló la alegría socialista, parte dentro del salón de plenos, pero, sobre todo, a las puertas del ayuntamiento.

Allí se habían concentrado varias decenas de personas desde primeras horas de la mañana, que se hicieron notar cada vez que se nombraba a un concejal del PSOE en el interior de la Casa de los Dragos y que estallaron de júbilo cuando se confirmó la elección de Hernández.

Las caras de satisfacción de los socialistas contrastaron con las de tristeza y preocupación de aquellos más afines a los otros dos partidos que, desde ayer, están en la oposición: CC y PP.

Prometido el cargo, Hernández afirmó en su primer discurso que se trataba de un día "histórico", porque por primera vez en 40 años Santa Cruz había decidido darse a sí misma "la esperanza de un cambio y de un renacimiento".

También dijo que los cambios en democracia "no solo son naturales, sino también deseables", y valoró la "valentía" de Matilde Zambudio, sin la que no hubiera sido posible "este cambio histórico".