Sálvame puso en el mapa del país a Güímar. Así lo vendió la alcaldesa durante este mandato. Su presencia (y de un grupo de güimareros) en el plató de ese programa de televisión marcó la gestión de Carmen Luisa Castro (PP) como regidora. Eso y la presencia en el municipio de la tropa periodística (y no tanto) vinculada al espacio de Telecinco. Según transcurrió el mandato se diluyeron los macroproyectos para sustituir los hoyos de las areneras que en 2015 jugaron un papel clave en el triunfo del PP ( quedó a 27 votos de la mayoría absoluta). Eso y el rol de Víctor González (personal de confianza de la Alcaldía y coordinador municipal del partido), que desde un canal en YouTube se dedicó a dar estopa a todo el que osara cuestionar a la alcaldesa y al PP. Hasta en esta campaña un vídeo bailando al son de ABBA y Alaska "marca la diferencia", como defienden en el PP local. Todo ello sin olvidar la raya azul, la frontera con Arafo pintada en el polígono industrial que afloró un gran problema (vertidos al mar) que está a punto de costarle millones al Valle de Güímar.

El efectismo lo lleva Carmen Luisa Castro hasta a su lista electoral, donde premia con mejores puestos a concejales que cuestionó durante el mandato y recuperó a un ex del PP, Francisco Hernández (adalid de la lucha legal contra los áridos). El optimismo en sus filas es desmesurado.

Enfrente hay seis candidaturas (una menos que en 2015). Su socio (lo expulsó a dos meses de las elecciones), CC, apuesta por Gustavo Pérez (suplió a Javier Mederos en el puesto, ahora, y como primer teniente de alcalde, en 2017), un político joven de los definidos como de perfil bajo al que avala su gestión como copartícipe del gobierno local y la ausencia de escándalos. El empleo era su obsesión, vinculándolo al desarrollo económico del municipio a través del comercio.

La izquierda güimarera es la oposición. Ahí, el PSOE (que en 2015 dejó de ser el más votado) echa el resto con Airam Puerta (por segunda vez) y una candidatura centrada en la figura de este joven líder, que recupera a uno de los nombres significativos del socialismo municipal: Carmen Cabrera (tercera suplente). Su campaña puerta a puerta dura meses. Sus primeros cuatro años como jefe de la oposición se caracterizaron por proponer, proponer y proponer, por sus constantes llamamientos al consenso y al diálogo, el apoyo a numerosas iniciativas del gobierno local y por la vigilancia en el empleo del dinero público. Hasta el punto que la Fiscalía fue destino de algunos expedientes económicos.

Lo hizo de la mano de Sí se Puede (SSP). La formación ecosocialista concurre en coalición con Izquierda Unida (SSP-IU), repitiendo con Ruymán Expósito como líder de una candidatura en la que IU predomina en integrantes. El trabajo conjunto realizado en el Valle de Güímar por ambas formaciones se refleja en este consistorio, en el que el gasto en fiestas fue una de sus críticas recurrentes.

Güímar en Marcha se estrena como la apuesta política de un exsocialista, Carlos Romero. Presidente de la UD Güímar, retorna "con la firme intención de ser la alternativa de fundamento" tras los últimos "seis surrealistas años de gobierno". Perdedor ante el candidato del PSOE en las primarias de 2015 para ser cabeza de cartel, dejó el socialismo militante y lidera un grupo surgido del apoyo de las firmas de 500 güimareros.

Badayco González es el nombre que encabeza Nueva Canarias-Frente Amplio, con un histórico del movimiento político, social y comercial como segundo: Tanausú Estévez. NC-FA no tuvo los problemas de Ciudadanos (Cs) para elegir cabeza de cartel. Finalmente, la ingeniera técnica Raquel Díaz es la candidata, ocupando el número dos Dolores Rodríguez, exconcejal de CC, señalada previamente para ser la uno.

Extrapolando el resultado de las elecciones generales (en Güímar ganó el PSOE, seguido de CC, Podemos y el PP en cuarto lugar), gana adeptos la tesis de que el gobierno local surgirá de un pacto y que el PP y Carmen Luisa Castro, de ser los ganadores, no tienen seguro un puesto en él.