Aquella plataforma de contestación nacida en el año 2006 en Cataluña, que animada por las buenas expectativas pronto dio el salto a la política autonómica y de ahí hasta el escenario nacional, aupada en un ideario fresco, liberal y europeísta, superador del clásico bipartidismo y de los corsés nacionalistas, también tuvo su reflejo en Canarias.

La arribada de Ciudadanos a Tenerife despertó muy pronto los rumores, en buena medida por la coincidencia de su nombre con el del grupo municipal del ayuntamiento capitalino que conformaba aquel dúo integrado por Guillermo Guigou y Ángel Isidro Guimerá. Y si bien parece que hubo amagos de fusión, aquel coqueteo no llegó a cristalizar.

Con unas bases aún por construir, aquellos jóvenes, en su mayoría profesionales liberales, que presumían de estar ajenos a la lacra de la corrupción y de no ser políticos de carrera, fueron levantando una corriente de ilusión teñida de color naranja y alimentada por un descontento cada vez más creciente hacia la vieja política.

El fenómeno no era exclusivo, se reproducía por todo el territorio español, de ahí que Ciudadanos lograse en las elecciones generales de 2015, 2016 y también en las celebradas el pasado 28 de abril de 2019 un número ascendente de votos que les garantizaba conquistar dos escaños por Canarias, que sumaban con entusiasmo al grupo en el Congreso de los Diputados, además de dar visibilidad a la líder insular, la palmera Melisa Rodríguez, quien no tardaría en asumir responsabilidades en los órganos de dirección del partido a nivel nacional.

El punto de inflexión

Entre vaivenes ideológicos que desangraban al partido, sostenido por su ego y erguido en un personalismo galopante, Rivera se lanzó a la conquista del poder sin reparar en consecuencias. El resultado que arrojaron las urnas el 28 de abril, tanto a nivel estatal como autonómico y municipal, sancionó el papel protagonista de Ciudadanos. Con 57 escaños, y a solo 9 del PP, pero Rivera no supo administrar su cuota de poder político.

Tenerife pareció contagiarse.

Los votos de los concejales electos Matilde Zambudio y Juan Ramón Lazcano a favor de la candidata socialista al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Patricia Hernández -que a la postre sería investida alcaldesa en detrimento del nacionalista José Manuel Bermúdez-, abrieron definitivamente la caja de los truenos.

Desde los órganos del partido se procedió de inmediato a la apertura de un expediente disciplinario, por entender que los concejales habían incumplido las directrices establecidas, razón por la que fueron suspendidos de militancia y expulsados el 10 de julio, en virtud del pronunciamiento de la Comisión de Régimen Disciplinario. No obstante, Zambudio y Lazcano mantuvieron su acta y, además, recurrieron la expulsión en los tribunales. El Comité Ejecutivo de Ciudadanos nombró entonces una junta gestora.

A este episodio se sumó, el 24 de julio de este año, la histórica moción de censura presentada por los socialistas en el Cabildo de Tenerife contra el nacionalista Carlos Alonso, que contó con los apoyos inesperados de Enrique Arriaga y Concepción Rivero, consejeros de Ciudadanos, elevando a Pedro Martín a la presidencia, descabezando a Coalición Canaria y terminando con su hegemonía secular. También los dos consejeros fueron suspendidos de militancia.

Zambudio pide reflexionar

La concejal de Ciudadanos (Cs) en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Matilde Zambudio, en declaraciones a la agencia Europa Press, pedía ayer en voz alta hacer una reflexión "profunda" en el seno del partido, a raíz de los resultados de las elecciones generales de este domingo, donde Cs perdió en el conjunto del Estado 2,3 millones de votos y 47 escaños con respecto a los comicios celebrados el pasado 28 de abril.

Así se pronunció la edil santacrucera, minutos antes de que el hasta entonces presidente de Cs, Albert Rivera, renunciara públicamente a su cargo, además de anunciar que abandonaba el ejercicio de la política, consecuencia directa del batacazo electoral.

Zambudio no escondía la evidencia de que los resultados habían sido ciertamente "malos" y, en consecuencia, consideró necesario plantearse una reflexión "profunda". Ahora bien, subrayó que, en cualquier caso, la valoración le corresponde a la Junta Gestora de Cs en Canarias y también a su candidata, Melisa Rodríguez, quien se ha quedado fuera del Congreso al no revalidar su escaño.

Con todo, admitió sentirse "apenada" por los resultados de su partido, aunque mantiene la esperanza de que a partir de una reestructuración y desde la reflexión, que entiende debe hacerse sin falta, Ciudadanos vuelva en breve a situarse donde estaba con anterioridad a estos comicios.

Las urnas dictaban sentencia el domingo. Aquel partido que se convirtió en protagonista en la política canaria acabó siendo la sexta formación en todos los municipios tinerfeños, pasando de sumar 155.263 votos el 28 de abril, un 14,66% que les otorgaba dos escaños, a caer estrepitosamente a los 50.760 votos de este 10 de noviembre, un exiguo 5,37% que los ha sacado del mapa.

Melisa Rodríguez se encomienda al Congreso extraordinario

El anuncio hecho público ayer por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, renunciando a su condición de presidente de la formación naranja y también de abandonar la política, abre un proceso interno que pasa por la celebración de un Congreso extraordinario, que aún no cuenta con una fecha definida, para un partido que, en su historia, no ha conocido otro liderazgo que el de Rivera.

Desde ayer, la Ejecutiva ha quedado disuelta y le corresponde ahora al Consejo General, en un plazo máximo de quince días, designar una gestora, que deberá estar integrada por al menos quince miembros, y que será el órgano encargado de convocar la quinta asamblea extraordinaria del partido. Congreso extra

La canaria Melisa Rodríguez, que hasta las elecciones de este domingo mantenía la condición de diputada nacional por la formación naranja por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife, y desde el punto de vista orgánico, asumía los cargos de portavoz adjunta en el Congreso de los Diputados, también la secretaría de Juventud, además de responsable de las áreas de Energía y Medio Ambiente, solo se plantea como futuro político más inmediato el horizonte del Consejo General Nacional.

La noche electoral, con lágrimas en los ojos, Melisa aseguraba que "un partido democrático debe saber reconocer cuándo los resultados no han sido buenos, y los aceptamos". En su alocución sostenía que había llegado el momento "de que se impongan el sosiego y la calma para hacer la autocrítica que necesitamos".

Reconocía que a lo largo de las últimas semanas solían preguntarle si temía o o no por su escaño, a lo que respondía que no son propiedad de los políticos, sino de los ciudadanos y, aunque ahora no cuentan con ellos, aseguró que "vamos a seguir trabajando para defender los valores de un partido liberal y progresista y, sobre todo, desde nuestros cargos electos, por una Canarias que mire al futuro con optimismo", convencida de que los resultados del domingo no reflejan la actitud de los canarios con Ciudadanos.