Ciudadanos se ha hundido en la irrelevancia al perder casi todo lo que tenía en la repetición de las elecciones, quedando en sexta posición e incluso por detrás de ERC cuando hace tan solo seis meses tenía en su mano 57 escaños y la llave para poder desbloquear la legislatura.

Estancados en diez diputados, el partido de Rivera ha sido castigado duramente en las urnas hasta un punto impensable para sus dirigentes y para las propias encuestas, que cifraban la debacle en una media de 18 escaños.

Con estos resultados, Ciudadanos está obligado a abrir un proceso de reflexión sobre su estrategia política.

De momento, tendrán que analizar qué peso ha tenido en los resultados el hecho de haber pactado casi exclusivamente con el PP y el apoyo externo de Vox, y también tendrán que ver qué consecuencias ha tenido el veto que mantuvo casi hasta el final al líder socialista, Pedro Sánchez, como el hecho de haberlo levantado para estos comicios.

Una estrategia que ha desdibujado completamente su perfil de partido de centro, como ya advirtieron algunos dirigentes destacados, entre ellos Toni Roldán o Francisco de la Torre, que acabaron dejando el partido tras abrirse una crisis sin precedentes el pasado junio por esa deriva hacia la derecha que tomó la dirección del partido.

Sin embargo y a la vista del escrutinio, parece que los sufragios que ha perdido Ciudadanos podrían haber ido a parar en buena parte a Vox, también al PP y a la abstención, uno de los miedos que tenía la formación de Rivera, ya que son conscientes de que su electorado es de los más desmovilizados y desideologizados.

En esta segunda repetición electoral, el partido naranja ha perdido más de 2,6 millones de votantes y tan solo mantiene escaños en Madrid (3), Andalucía (3), Comunidad Valenciana (2) y Cataluña (2).

De nada ha servido el giro de 180 grados que dio Rivera una vez convocados estos comicios al plantear el desbloqueo de la legislatura con un gran acuerdo a tres (PSOE, PP y Cs) si no podían gobernar solos con el Partido Popular, que era su prioridad.

Demasiado tarde para enmendar la plana, según algunos naranjas, y corregir esa 'irrelevancia' que ya hace algunos meses advertían al explicar que el partido, por un lado, no era capaz de contribuir a salvar la legislatura cuando podía haberlo hecho poniendo sus condiciones y tampoco podía visibilizar un trabajo parlamentario porque la legislatura apenas ha durado seis meses.

Ahora queda por ver qué dirigente de Ciudadanos da el paso para coger el liderazgo de la formación.