Albert Rivera pide ser "la llave del futuro Gobierno de España". Ahí está la clave de su desorientación. Lo que le hemos pedido es que sea bisagra. No sabemos si alguien que confunde los objetos puede llegar lejos, aunque zigzagueando zigzagueando lleva ya trece años al frente de Ciudadanos. Se ve que las brújulas sí las usa bien. Caramba con los nuevos líderes, si llevan media vida acompañándonos. Rivera quiere ser la llave pero no aclara si para abrir o cerrar. Ya la tuvo. Y no la usó. Prefirió dar un portazo. La llave de Rivera no es una llave inglesa, que tal vez arreglaría lo del brexit. Es más bien una llave Stilson, que son esas que sirven para dar varios aprietes, vamos que dejan lo que sea soldado y bien soldado. La Stilson la ha empleado el riverismo principalmente con el PP. Para atornillar por ejemplo en Madrid a la silla a alguien como Díaz Ayuso, que pareciera que difícilmente comprende lo que lee. Pudiendo haber elegido a un sabio como Ángel Gabilondo. La debacle de Ciudadanos podría incluso suponer la salida de la política, o al menos del Congreso, de gente emblemática, como Juan Carlos Girauta, que concursa por Toledo, donde es fácil verlo paseando para que no le digan cunero. Girauta ha huido de Barcelona, su ciudad de siempre, asfixiado por el nacionalismo. Por seguir con Barcelona, o con Toledo, anotaremos que las declaraciones de Cayetana Álvarez, que es altiva hasta consigo misma, no han sentado nada bien en la plana mayor de los populares. Dijo que el PP había sido anticatalán y que pedía disculpas por ello. No falta quien piensa que esto perjudica mucho al tono moderado de Casado. Yo creo que el tono moderado de Casado se nota que es tal si al mismo tiempo otros las dicen muy gordas. Casado es moderado no per se, y sí por comparación. Con los de su mismo partido. Pero tal y como se están poniendo las cosas (Vox no para de engordar en los sondeos) no descarten un arreón final del PP de corte faltón o radical. Hay que rebañar por la derecha. El diputado del PP, y candidato a volver a serlo, Pablo Montesinos comentaba ayer a este cronista la cierta preocupación, por lo que supone para España, no sólo por lo puramente electoral, el ascenso de los de Santiago Abascal, que podrían ser la tercera fuerza rozando los cincuenta escaños.

Yo creo que Vox va a sacar tantos diputado solo por fastidiar a Aitor Esteban y que este tenga que darles la mano obligatoriamente a algunos, no va a cortarse un brazo, no va a ir al Congreso con guantes o mascarilla o mirando para otro lado cuando se encuentra con alguien radicalmente opuesto a él. O no tanto, porque Abascal es vasco, síntoma este de que esa tierra es plural, mucho más de lo que a veces los del peneuve nos quieren hacer creer. A lo mejor es que nos quieren hacer comulgar con llaves de molino, digo ruedas, estos del PNV, que son especialistas en tener la llave, mira Felipe aquí la tengo, mira Aznar, qué llavecita, mira Zapatero y mira Rajoy, aflójame la pasta que en cuanto la cuente y me la meta en el cupo y me guarde la llave voy a traicionarte pero solo un poquito, que es que me espera Sánchez a cuyos conmilitones tengo en mi tierra de comparsas en el Gobierno. Las llaves. Las de casa se debieron llevar los candidatos anoche al plató del debate. Porque dada la hora a la que terminó, igual en sus domicilios no había ya nadie despierto para abrirles.?La España que madruga, a las once no puede con su alma. Ya ves.