Las urnas hablan, los pactos sentencian en Canarias

Las primeras elecciones en Canarias tras la pandemia examinan la gestión de cuatro años de incertidumbre y encarar las perspectivas de futuro/ Los partidos y sus candidatos asumen que la mayoría de gobiernos se decidirá en las alianzas postelectorales, seguramente sin pactos en cascada

Noemí Santana (Unidas Sí Podemos), Manuel Domínguez (PP), Ángel Víctor Torres (PSOE), Fernando Clavijo (CC) y Román Rodríguez (Nueva Canarias-Bloque Canarista).

Noemí Santana (Unidas Sí Podemos), Manuel Domínguez (PP), Ángel Víctor Torres (PSOE), Fernando Clavijo (CC) y Román Rodríguez (Nueva Canarias-Bloque Canarista). / José Carlos Guerra

Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

Canarias afronta este domingo 28 de mayo unas nuevas elecciones autonómicas, elecciones municipales y elecciones a cabildos en las que se deciden los representantes del pueblo en las principales instituciones de las Islas y de las que surgirán los gobiernos que tienen que gestionar los recursos y decidir las políticas públicas, en cada una de las administraciones en juego, con el teórico objetivo de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y el progreso colectivo de un Archipiélago que ha vivido en la pasada legislatura momentos de gran agobio e incertidumbre, pero que llega a esta nueva consulta con las urnas, las primeras después de la pandemia y otras emergencias, con la idea de pasar página, pero con el suficiente horizonte como para poder encarar con garantías los retos del futuro. 

Los ciudadanos están llamados a las urnas para optar entre las muy variadas candidaturas tanto al Parlamento de Canarias como a los ayuntamientos y cabildos, y con la práctica seguridad, como ocurre casi siempre en esta tierra, de que la expresión de los votos es solo una parte del juego político y democrático porque siempre hay que estar pendientes de esa segunda vuelta electoral que suponen los pactos postelectorales. Más que en ningún otro territorio, o al menos desde hace muchos más tiempo, en Canarias las urnas hablan, pero son los pactos los que sentencian.

En un contexto de degradación política en España en la que está siendo imposible establecer una agenda nacional de consensos básicos y unas elementales reglas de convivencia entre partidos e incluso bloques ideológicos que incidan en el interés común y en el bienestar de los ciudadanos, la jornada de hoy supone todo un reto ante el objetivo de convocar ante las urnas a una gran masa de electores y convencerles de que la democracia y las instituciones necesita de sus votos, y superar los altos porcentajes de abstención que se da en este tipo de elecciones. En el caso de Canarias, la abstención alcanzó en 2019 el 42,5 % en las autonómicas, y el 43,8% en las municipales.

Relato fácil y populista

Este 28M vuelve a sufrir así el efecto de una polarización ideológico-partidista de ámbito estatal que minimiza las campañas más pegadas al terreno y condena a los electores a presenciar una batalla por el relato fácil y populista, aunque cabe resaltar el esfuerzo que la mayoría de los candidatos en las Islas han hecho por ofrecer una visión más cercana a los problemas cotidianos de los ciudadanos y tratando de escapar de las monsergas de los líderes estatales. El hecho de que estas elecciones se están jugando en el ámbito de todo el país como la antesala de las generales previstas para diciembre, ha convertido la campaña en una pelea en el fango alimentada por los eslóganes elaborados desde las sedes madrileñas de los partidos o sus respectivos portavoces mediáticos, unos más vociferantes que otros, ciertamente. En esta batalla, las derechas han tratado de convertir la jornada de hoy en un plebiscito contra lo que llaman el sanchismo, llegando a utilizar incluso a ETA para ello, y la coalición de izquierdas gobernante en el Estado buscando un asidero para mantener las expectativas para dentro de siete meses. Para los líderes nacionales, se trata pues de elecciones como una carrera en la que conquistar gobiernos autonómicos o locales como meras metas volantes pensando más en la meta final de La Moncloa que en cualquier otra cosa.

Sin embargo, esta nueva cita con las urnas es esencial para el futuro de cada uno de los territorios donde se celebran, y para la gobernanza en ayuntamientos y cabildos, con una compleja agenda de problemas que atañen de forma muy directa a las personas en un marco distinto al de hace cuatro años, y de nuevos paradigmas sobre la sociedad y los problemas del futuro, en el contexto de la crisis climática y las incertidumbres económicas y sociales en un mundo cambiante que cada vez contextualiza más nuestra realidad más cercana. Empleo, vivienda, servicios públicos, transición energética, sector primario, fiscalidad, conectividad y transportes, juventud, pobreza, migraciones… configuran una agenda tan amplia y compleja como para que los futuros gobiernos autonómico, locales e insulares que alumbren hoy las urnas trabajen desde el consenso y pensando no en soluciones fáciles, que nunca serán soluciones, sino en respuestas eficientes y justas apara una gran mayoría de la sociedad.

Los equilibrios, en juego

Bajando al terreno puramente político, este 28-M pone en juego los equilibrios de poder en las Islas y vuelve a someter a los partidos a la tensión de las negociaciones de los pactos, según pronostican todas las encuestas. Todos hacen cábalas sobre qué fichas estarán en condiciones de poder jugar en función de los resultados en cada una de las instituciones más importantes, pero hace tiempo que llegaron a la conclusión que los pactos en cascada no funcionan, o lo hace durante muy poco tiempo, como para jugar esta partida pensando en los comodines que puedan ofrecer en determinados ayuntamientos o cabildos. 

En directo

Los partidos juegan en esta ocasión bazas diferentes a las de 2019 y la mayoría de sus líderes saben que su futuro depende del poder que consigan conquistar, razón por la que no dudarán en hacer órdagos arriesgados. Estas elecciones supondrán seguramente un reajuste del espacio político isleño tanto en el ámbito regional, como en el local e insular, con la triste novedad de que la ultraderecha centralista, xenófoba, antifeminista, y negacionista de la violencia de género y de la crisis climática está en condiciones de entrar en muchas instituciones. Es lo que tienen los tiempos de malestar social. 

El reparto del poder marcará el paso de la política canaria en los próximos cuatros años, tanto a efectos de gobernabilidad como de dinámica interna de los partidos, con la vista puesta por parte de las principales formaciones en las generales de diciembre. El PSOE busca mantener sus actuales posiciones, pero teme que sus previsibles victorias en distintos feudos no resulten operativas a efecto prácticos. Todo lo que no sea gobernar en Canarias, en los cabildos de Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote, y que se justifique la inversión de Carolina Darias como candidata en Las Palmas de Gran Canaria será un fracaso. CC necesita por su lado recuperar poder para respirar y jugará a la desesperada la estrategia de los pactos con quien de la mejor manera se lo garantice.

El PP, por su parte, tiene que responder a la expectativa que la marca del partido ha generado en el conjunto del país, y entrar también como sea en algunos de los gobiernos más importantes que desde hace tanto tiempo se le escapan, mientras que NC se la juega a tres principales bandas: Gobierno regional, Cabildo de Gran Canaria y ayuntamientos de Telde y Las Palmas de Gran Canaria. Si sus resultados y la aritmética parlamentaria lo dejen fuera del nuevo Ejecutivo regional, el proyecto canarista sufrirá mucho, y sería letal si además queda al margen de alguno de los gobiernos en los que ahora participa o lidera en la isla redonda. En el caso de Podemos Canarias, este domingo es el último hilo que le mantiene conectado a la vida.

Reparto de cartas

En el ámbito regional, el gobierno de progreso liderado por el socialista Ángel Víctor Torres se juega su futuro con la incertidumbre de si logrará sumar los escaños suficientes y queda muy a expensas de lo que hagan dos de sus socios, NC-Bc y Unidas Sí Podemos, que podrían perder los suficientes escaños como para hacer inservible la previsible victoria socialista aún en el caso de que ésta se mantuviera o superara por muy poco a la de 2019, que también está por ver. Si se diera ese escenario, el próximo Gobierno regional se va a dilucidar en cualquiera de los pactos posibles alrededor de CC, bien por la derecha si suma con el PP y acaso con ASG, bien con el propio PSOE en caso contrario. De esta forma, el candidato nacionalista, Fernando Clavijo, vuelve a contemplar la posibilidad de estar en el Gobierno, incluso de presidirlo, aunque no gane las elecciones, mientras Torres puede quedar aislado a la manera que quedó Juan Fernando López Aguilar en su gran victoria de 2007. En todo caso, cualquiera de los dos candidatos que quede fuera podría verse obligado a decir adiós a la política y ser estas sus últimas elecciones, algo seguramente aplicable también al caso del presidente de NC-BC, Román Rodríguez, y de la candidata de Unidas Sí Podemos, Noemí Santana. Sólo el popular Manuel Domínguez no se juega su futuro en esta cita electoral.

El mismo panorama se dibuja en la mayoría de ayuntamientos importantes y cabildos respecto a cada uno de los pactos que han gobernado en la pasada legislatura. Sobre la base de que en los cabildos toma posesión el candidato más votado, todo parece indicar que en Gran Canaria el PSOE y NC se jugarán en un puñado de votos la Presidencia pero que el pacto progresista de gobernabilidad se mantenga, mientras que en Tenerife hay expectativas de que CC pueda arrebatar de inicio el bastón de mando a los socialistas. La desaparición de Cs, socios de gobierno del PSOE en esa corporación, juega en este caso a favor de los nacionalistas y otorgaría a los nacionalistas su tan ansiada plaza, siempre a expensas de lo que a posteriori pudiera determinar una moción censura que todo lo descabale. 

En las Islas menores, la impredecible posición de los partidos respecto a los pactos dibuja un panorama de total incertidumbre dada la tendencia de los líderes insulares a marcar sus propias prioridades respecto de las preferencias de sus respectivas direcciones regionales. En todo caso, CC podría estar en disposición de asumir de entrada las presidencias en Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, y cerrar pactos con el PP en las tres primeras, pero posiblemente sin lograr romper la alianza entre populares y socialistas en la Isla Bonita que les arrebataría el mando tras la correspondiente moción de censura. La Gomera es cosa aparte porque está asegurada la mayoría absoluta para la ASG de Casimiro Curbelo, que también podría condicionar el futuro gobierno regional. Las cartas están repartidas, las urnas expresarán al final del día el sentir de los electores, pero la gobernanza se acordará una vez más en los despachos de los líderes.

Resultados elecciones 28M en Canarias

Recuerda que el 28 de mayo puedes consultar en El Día los resultados de las elecciones autonómicas, elecciones a cabildos y elecciones municipales en Canarias y Tenerife 2023: