Fernando Clavijo: Salvando la travesía del desierto

El candidato de CC, libre de imputaciones judiciales, echa el resto en unas elecciones en las que se juega su futuro político

Fernando Clavijo

Fernando Clavijo / E. D.

Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

El líder nacionalista, Fernando Clavijo, regresa a la arena regional después de una legislatura en el Senado, totalmente libre de las imputaciones «de partido» en las que lo habían enredado. Desde la Cámara alta ha abonado el suelo para tratar de recuperar la Presidencia perdida en 2019, tras el pacto frustrado en el último minuto con PP y Cs, con la puesta en práctica de una estrategia con doble foco: de un lado el Gobierno del socialista Pedro Sánchez y sus medidas para las Islas, y del otro Ángel Víctor Torres. Al primero lo ha confrontado de tú a tú, al segundo no lo descabalga del calificativo de «sumiso» con el inquilino de La Moncloa.

Cuando Fernando Clavijo (San Cristóbal de La Laguna, 1971) perdió la oportunidad de mantenerse como presidente de Canarias tras las elecciones y los pactos postelectorales en 2019, muchos dentro y fuera de su partido se preguntaron sobre la senda que seguiría el líder nacionalista frente al complejo panorama que se le presentaba. Con una derrota sin paliativos en aquellas elecciones frente al socialista Ángel Víctor Torres, la imposibilidad de poder seguir gobernando por el fracaso de las negociaciones del centro-derecha para una coalición que le permitiera a CC mantenerse en el poder autonómico tras 26 años ejerciéndolo ininterrumpidamente, y con un horizonte judicial complicado por su imputación por prevaricación y malversación de caudales públicos en los llamados caso Grúas y caso Reparos durante su etapa como alcalde de La laguna, el dirigente nacionalista tuvo que echar cuentas y decidir en muy poco tiempo cómo afrontar la travesía del desierto que se le avecinaba.

Las elecciones del 28-M podrían convertirse en un oasis para él y su formación, pero también resultar en un espejismo si al final no queda por encima del PP, ni tiene opciones de negociar con el PSOE porque el pacto de las flores revive su primavera del 2019.

Era una premisa muy extendida en el mundo político canario que CC nació para detentar el poder y que sin él, tras décadas ejerciéndolo desde los tiempos del insularismo, se desintegraría o quedaría muy tocada como proyecto regional. Y en ese contexto la carrera política del propio Clavijo quedaría también expuesta a un final prematuro tras solo cuatro años como presidente de Canarias y sin ni siquiera haber alcanzado todavía el liderazgo del partido. Pero la correosa coalición ha logrado sobrevivir con bastante más músculo del que se le auguraba con algunas parcelas de gobierno en ayuntamientos y cabildos y con una presencia en las Cortes que han sabido rentabilizar política y mediáticamente.

En una jugada arriesgada, quizá marcada por ese calendario judicial sobre asuntos de su etapa como alcalde de La Laguna, Clavijo optó entonces por irse al Senado y desde ese escaño diseñar y ejercer toda una estrategia de doble oposición política al gobierno de Torres y al Ejecutivo central de Pedro Sánchezcon la que convertirse en jefe a distancia de la oposición en las Islas, y ganar presencia en el debate político estatal. Y también, como aforado por la Cámara territorial, quedar al amparo del Tribunal Supremo para esos dos líos judiciales que él realmente nunca consideró algo serio, y sobre los que, efectivamente, las sucesivas sentencias de archivo del caso Grúas, en junio de 2020, y del caso Reparos, el pasado 8 de marzo, le han desbrozado el camino en su nueva candidatura a la Presidencia de Canarias el 28-M.

Clavijo ha afrontado así, liberado, una campaña en la que está poniendo toda la carne en el asador y en un tono, algo hiperbólico en ocasiones sobre los males causados en Canarias por los ‘malos’ del Gobierno central, muy novedoso respecto a la anterior, en parte también porque esta es la primera en la que no defiende gestión, sino que presenta alternativa, y consciente además de que su futuro político, ahora sí, depende de que logre estar en el próximo gobierno regional, y que CC entre en las suficientes instituciones desde donde repartir juego político y nómina a su gente. El propio Clavijo se ha ofrecido como prenda ante cualquier escenario de negociación política y estaría dispuesto a sacrificarse si con ello facilita nuevos horizontes de poder para los suyos.

El dirigente nacionalista accedió a la secretaría general de CC en 2020, todavía en tiempos de restricciones por el covid, tras un Congreso telemático y de puro trámite para que el líder social y electoral asumiera también el liderazgo orgánico.

Era el cierre del círculo de su trayectoria dentro de la organización desde que se integró en ella en los años 90 cuando cursaba Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de La Laguna, y desde la que enseguida despuntó haciendo méritos para integrarse en la lista municipal lagunera en las elecciones de 2003. Con Ana Oramas como alcaldesa, fue primero concejal de Seguridad Ciudadana y ya en 2007 primer Teniente de Alcalde y concejal de Urbanismo, sustituyendo en la propia Alcaldía en noviembre de 2008 a quien fue su primera valedora en política cuando ésta dejó el puesto para centrarse en su escaño del Congreso.

Desde el sillón de mando en su ciudad natal, con el permanente cobijo político de su antecesora en él, Clavijo se fue labrando una posición dentro de CC que años más tarde, en 2014, desembocaría en un órdago al entonces líder de CC y presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, precisamente para la designación de la candidatura nacionalista a la Presidencia de Canaria en las autonómicas de 2015. Clavijo, que ya había trazado las alianzas necesarias con la beautiful people tinerfeña de CC, se llevó finalmente una votación ajustada antes de que Rivero retirara su candidatura ante la evidencia de su derrota.

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Con su primera designación a la Presidencia de Canarias, un Clavijo mochilero y de perfil opuesto a su antecesor, inició de facto ese liderazgo en CC aunque oficialmente no lo tuviera hasta hace dos años, ya como secretario general al desaparecer el cargo de presidente. Su perfil como líder de CC no es precisamente de los que anima a NC a buscar la reunificación nacionalista, de la que él tampoco es un entusiasta.

El político lagunero asumió aquella primera carrera por la Presidencia regional en 2015 aceptando que su probable victoria, que logró, estaba condenada sin embargo a repetir el pacto con el PSOE de la legislatura anterior, como así fue, pero con el hándicap añadido de que en este ocasión la convivencia sería mucho más difícil por el perfil y la personalidad de la candidata socialista, la tinerfeña Patricia Hernández, que a la postre asumiría la vicepresidencia del Ejecutivo además de la consejería de Empleo y Políticas Sociales. La alianza resultó en efecto un desastre y Clavijo cesó a los cuatro consejeros socialistas en diciembre de 2016, apenas año y medio después de iniciarse la legislatura.

Es esa experiencia de difícil cohabitación con el PSOE la que marca en estos momentos sus preferencias en materia de pactos en las Islas, aunque la realidad de las cosas le pueda obligar a tener que asumirlos, aceptarlos e incluso a proponerlos.

Clavijo llegó al Senado, a finales de julio de 2019, todavía sin una estrategia clara sobre cómo actuar desde ese escaño en los ámbitos regional y estatal, fundamentalmente porque la política española se encontraba varada de nuevo tras el fracaso de Pedro Sánchez de lograr su primera investidura después de las elecciones de abril, y ante la perspectiva de unas nuevas generales, que se convocarían para noviembre. En un primer momento, y sobre todo tras la toma de posesión del nuevo Ejecutivo en enero de 2020, el líder de CC parecía apostar por una línea institucional y colaborativa y de hecho defendió en el seno del partido la abstención de Oramas en el Congreso a la investidura de Pedro Sánchez. La diputada, sin embargo, desobedeció la consigna aprobada por la dirección nacionalista y votó en contra argumentando la entrada de Podemos en el Ejecutivo.

Agarradas con Sánchez

El distanciamiento de Clavijo con Sánchez se fue acrecentando paulatinamente pese al apoyo de CC a todos los decretos urgentes sobre el estado de alarma por la pandemia sanitaria y a la mayoría de los que establecían medidas de ayudas a diversos sectores económicos y sociales. Pronto empezó a considerar, sin embargo, que esas medidas no tenían la misma incidencia en Canarias que en el resto del Estado y que la situación en las Islas requería de medidas específicas, que no se aprobaban.

Los otros grandes asuntos de fricción de Clavijo desde su escaño con el Ejecutivo central, que paralelamente siempre ha trasladado hacia el Gobierno de Canarias y su presidente, han sido las crisis migratorias vividas durante algunas etapas de la legislatura, el incumplimiento de determinados preceptos del REF en varias leyes o decretos estatales, la insuficiente ficha financiera para las Islas en los consecutivos presupuestos del Estado, o las relaciones con Marruecos. En cada uno de estos temas el senador nacionalista ha desplegado una dialéctica contundente con los ministros correspondientes, pero también con el propio Sánchez en los cara a cara que han mantenido en la Cámara Alta.

En el último de ellos, hace poco más de una semana, Clavijo fue muy duro con el líder socialista, pero también con Torres, por no transferir a Canarias las partidas reconocidas en los presupuestos estatales de este año, entre ellas las pactadas con la propia CC. Era un lamento por el hecho de que los nacionalistas no puedan rentabilizar en esta campaña electoral su único acuerdo presupuestario de la legislatura con el Ejecutivo, sospechando que quizá se guarde esa carta para rentabilizarlo él en las generales de diciembre, cuando Sánchez se juega su puesto.

Clavijo no ha escondido su malestar e irritación por esta actitud del líder socialista, sobre todo por la puya que este le lanzó al final: «Su nivel de descalificación es inversamente proporcional a sus perspectivas electorales», una frase que el candidato de CC a la Presidencia de Canarias el domingo espera poder recordarle si, llegado el caso, el PSOE solo pudiera gobernar en pacto con los nacionalistas. 

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