Pudo ser peor. El Partido Popular de Canarias vivió el domingo un nuevo episodio del desgaste electoral que sufre desde 2015, pero los daños han sido menos graves de los que se esperaba. El presidente de la formación en el Archipiélago, Asier Antona, sale reforzado de los comicios después de que se pusiera en cuestión su liderazgo. Los resultados obtenidos -once diputados, frente a los doce de las anteriores elecciones autonómicas- son "dignos", afirmó al comparecer al final de una jornada tras la que el PP puede respirar aliviado: el partido está tocado, pero no hundido, y aspira a reforzar su condición de depositario mayoritario del voto de centroderecha.

Que los populares hayan salido no tan malparados de la cita electoral como se auguraba responde, entre otros factores, al discreto desempeño de los competidores que le han salido. Ciudadanos entra en el Parlamento regional con solo dos representantes y Vox se queda fuera. La formación de extrema derecha no ha conseguido ni un solo asiento en ninguna de las instituciones de la Comunidad Autónoma. La situación contrasta con la que tuvo lugar en las generales de abril, cuando el progreso de la formación naranja -sobre todo- y la irrupción de la de extrema derecha -menos potente de lo previsto- hicieron tambalear la posición del PP en su espacio político e ideológico.

Los datos concretos dibujan una caída de más de 33.000 votos en relación a 2015 en las circunscripciones insulares al Parlamento, hasta quedarse en 135.573. Es el peor resultado del partido conservador desde 1991 -cuando se presentó por primera vez con las siglas PP tras la refundación de Alianza Popular-, aunque el volumen total de apoyos ascienda ahora a 265.663, producto de sumar los 130.090 votos de la recién estrenada lista autonómica. En cuanto al número de diputados, ha oscilado entre los seis que cosechó hace 28 años y los 21 que logró en 2011. Tras lograr este techo, la representación popular ha iniciado una caída que lo llevó a tener doce parlamentarios en 2015 y once ahora.

Además del diputado que consigue por la circunscripción regional, la formación presidida por Antona avanza en El Hierro, donde logra un sorprendente escaño. En el resto, o se mantiene -un diputado por Lanzarote y otro por Fuerteventura- o baja: en Tenerife, La Palma -donde, pese a ello, sube en votos- y Gran Canaria pierde uno (de tres a dos en las dos primeras demarcaciones y de cuatro a tres en la tercera). En La Gomera sigue sin representante. Los descensos experimentados en las dos islas capitalinas -19.000 votos menos en Gran Canaria y 15.200 en Tenerife- explican la pérdida de apoyos del PP respecto a 2015.

A simple vista, el mapa de municipios canarios con mayoría popular no ha cambiado demasiado desde 2015. De hecho, suma uno más -doce frente a once-, aunque en algunos de ellos tendrá dificultades para gobernar, como es el caso de Güímar. Además, las elecciones han supuesto la consolidación de Manuel Domínguez, alcalde de Los Realejos, como mencey municipal, con una abrumadora mayoría absoluta.

Lo que sí se percibe es un profundo declive del peso del partido en las plazas clave del Archipiélago. Tras obtener en 2011, con nueve concejales, la mayoría en Santa Cruz de Tenerife -aunque sin poder gobernar-, ahora solo cuenta con tres. En Las Palmas de Gran Canaria, que controló con mayoría absoluta hace no demasiado, únicamente tiene siete de los 29 ediles de la corporación.

El retroceso ha sido también indiscutible en el Cabildo de Tenerife, donde se ha quedado con cuatro consejeros frente a los once de CC y PSOE.

las claves

Tendencia a la baja. Tras alcanzar en 2011 su techo en el Parlamento de Canarias -21 diputados-, el PP ha iniciado una tendencia descendente: doce representantes en 2015 y ahora once.

Solo crece en El Hierro. La única circunscripción insular en la que la formación gana escaños es la de El Hierro, donde consigue uno. Pierde uno en Tenerife, La Palma y Gran Canaria. En la recién estrenada circunscripción autonómica logra otro.

Doce municipios. El PP ha obtenido la mayoría en doce municipios -uno más que en 2015-, aunque sufre caídas considerables en Santa Cruz de Tenerife, La Laguna o Las Palmas de Gran Canaria.