Desde 2007, Canarias no vivía un ambiente preelectoral con las posibilidades de gobierno tan abiertas como ahora. Ni siquiera en ese año existió el grado de incertidumbre actual porque, si bien las encuestas preveían una victoria del PSOE con Juan Fernando López Aguilar (que incluso fue mayor de lo calculado, con 26 diputados y un 35,1% de los votos), se daba por hecho que, si PP y CC sumaban, reeditarían su pacto, tal y como ocurrió. Habría que remontarse a 1995 para encontrar otro año en el que CC corrió el riesgo de no alcanzar el poder, toda vez que Saavedra propuso en Madrid que el PSOE (que había liderado Augusto Brito) pactara con el PP, pero Ferraz se opuso. Claro que CC giró en 2011 y cogobernó con los socialistas, repitiéndolo de 2015 a diciembre de 2016, pero ahora, por primera vez, existen opciones reales de que los nacionalistas gobernantes desde que crean CC (1993) y antes (1987, en diversos pactos y siglas) se queden o, mejor, los dejen fuera.

La campaña que se cierra hoy ha sido inédita por la histórica cercanía a las generales del 28A. Además, y por tercera vez, coinciden con las europeas (como en 1987 y 1999). En las Islas, ha estado claramente marcada por el foco puesto por todos en la necesidad de un cambio, a excepción, claro está, de CC. Eso sí, enseguida surgen matices y no solo cabe perfectamente un pacto de centroderecha, sino que sume la izquierda o que haya otro del PSOE y CC.

Incluso el PP, con un Asier Antona que se la juega si no cogobierna por la situación general del partido y por hechos como el apoyo de Cristina Tavío a CC, no para de hablar de "ciclo agotado" y necesidad de alternancia. Por supuesto, pretende liderar ese cambio, pero el líder conservador es perfectamente consciente de que será, como mucho, tercera fuerza en votos y diputados y su constante alerta ante el incremento de impuestos que da por hecho si gobierna la izquierda, así como su advertencia continua sobre la llegada de Podemos al poder junto al PSOE y NC, le sitúan casi de la mano de Clavijo, que no para de usar esos mismos argumentos.

El presidente se juega su reválida dejando claro durante la precampaña y en estas dos semanas que no pactará ni con Vox ni con Podemos. No obstante, en CC lamentan mucho la actitud de Cs, que no ha parado de subrayar que no suscribirá un acuerdo con Clavijo por su imputación en el caso grúas y, por eso, se barajan alternativas como que el presidente acabe en el Senado y le sustituya Rosa Dávila como presidenciable si, así, da la suma de CC con el PP y Cs, sin descartar tampoco a ASG.

En la izquierda, por su parte, Ángel Víctor Torres (PSOE) no ha dicho tajantemente en esta campaña que no pactará con CC bajo ningún concepto. A lo más que se ha atrevido, en el debate en RTVC, es a asegurar que no lo hará con la CC que "ha dejado un 40% de pobreza". Sin embargo, su gran sueño es sumar con Podemos, NC y, de ser necesaria, ASG, aunque tampoco desdeñan un acuerdo con Cs y otras fuerzas y, nisiquiera, gobernar en solitario con pactos puntuales. NC y, sobre todo, Podemos solo contemplan un pacto de izquierdas, ASG (en el fondo) lo preferiría y a Vox se le ningunea.