La sanidad pública ha sido históricamente objeto de deseo de los consejeros del Gobierno de Canarias dado que es el área que mayor presupuesto maneja. No obstante, su gestión es poco agradecida y, de hecho, se ha convertido en un arma arrojadiza parlamentaria y electoral. Evidentemente, por mucho que se haga cada día enferman personas que pasan a engrosar la listas de espera quirúrgica, la atención primaria o las urgencias. Por ello, los consejeros que han dirigido esta área en distintas legislaturas han tenido que lidiar con las críticas de la oposición, del propio sector sanitario o de los usuarios, sobre todo tras los recortes derivados de la crisis donde se perdieron derechos sociales y presupuesto.

Enderezar, poco a poco, la situación parecía una gesta inalcanzable al inicio de la presente legislatura, pero lo cierto es que los datos muestran cómo la sanidad canaria ha ido recuperando el pulso, principalmente en los dos últimos años, con la entrada del nuevo equipo dirigido por un profesional independiente del ámbito sanitario, José Manuel Baltar, que sustituyó al frente del área a Jesús Morera (PSOE) en enero de 2017 y posibilitó la puesta en marcha de un ambicioso plan de reformas sanitarias y de conquista de derechos sociales, el Compromiso por la Sanidad Pública, con un esquema de trabajo participativo abierto a todos los agentes.

Este plan cuenta con el apoyo de más de 60 organizaciones entre sindicatos, colegios profesionales y asociaciones de pacientes. Han pasado dos años desde su elaboración y los sindicatos mayoritarios en la sanidad canaria, Comisiones Obreras (CCOO), Convergencia Estatal de Médicos y de Enfermería (Cemsatse) y la Unión General de Trabajadores (UGT), han dado un paso al frente para respaldar al Gobierno de Canarias por el avance en esta complicada área y el desarrollo de este plan. Baltar ha logrado el reconocimiento de estos sindicatos, y aunque no están plenamente satisfechos porque quedan múltiples cuestiones que mejorar, sí ven un cambio de rumbo porque no solo se ha incrementado el presupuesto -este año pasó por primera vez el umbral de los 3.000 millones de euros-, sino que se ha apostado por la estabilidad laboral y el fomento de la participación en la toma de decisiones, buscando salidas a multitud de reivindicaciones olvidadas por otras administraciones.

Entre ellas, la recuperación de la carrera profesional, la desvinculación de la oferta pública de empleo a las listas de empleo, la reducción histórica de las tasas de temporalidad, la baja laboral con 100% del salario, la conversión de eventuales en plazas de plantilla y se ha devuelto la jornada de 35 horas, entre otras medidas. Entre 2016 y 2018 la plantilla del Servicio Canario de Salud aumentó en un 9% pasando de los 22.932 trabajadores a los 24.966 y están convocadas 6.000 plazas.

Además, recientemente se ha puesto en marcha otra reivindicación histórica: la implantación de la acreditación para que el personal de enfermería pueda prescribir medicamentos.

Las mejoras también se han notado en la atención al paciente. Es cierto que las listas de espera siguen siendo el centro de las críticas por parte de los partidos y los usuarios. De hecho, todas las formaciones apuestan en sus programas electorales por reducir las listas e inyectar más recursos a la sanidad. Pero los indicadores han mejorado y en dos años se ha rebajado en un 28% la lista de espera quirúrgica con 4.049 pacientes menos, y la lista de espera de más de seis meses se ha reducido un 40%.

El Gobierno reconoce que los datos actuales tienen que seguir mejorando, no solo en listas de espera sino en las urgencias, otro de los problemas de la sanidad canaria, aunque ya se ha puesto en marcha el Plan de Urgencias Sanitarias, junto a otros, como el Plan de Salud Mental y el de Cuidados Paliativos.

Desde el sector sanitario se valora además la adquisición de equipamientos médicos y aunque la aportación de la Fundación Amancio Ortega ha sido criticada por partidos como Podemos, profesionales y pacientes la han aplaudido.

Por todo ello, los sindicatos mayoritarios han instado a todos los partidos políticos y, en especial, a los próximos titulares de Sanidad, sean los mismos de ahora u otros, a dar continuidad a esta labor y a los actuales equipos técnicos y de gestión.