La llamada nueva política se ha hecho casi vieja, incluso con amenaza de desaparecer, en tiempo récord. Los jóvenes líderes que querían comerse el mundo y asaltar los cielos en cuatro días ven que ese plazo es ahora el horizonte de futuro con el que se podrían topar el domingo. Un 10 N de repetición de elecciones que en gran medida se ha activado precisamente por su ansiedad y el bloqueo político que con ella han ayudado a construir. Aquellos partidos que aparecieron en 2015 inflamados de buenas intenciones y con ganas de comerse el Congreso a bocados dialécticos afrontan las cuartas elecciones en cuatro años como si para ellos hubiera pasado mucho tiempo, demasiado, el tiempo de todo un régimen político, el de la inestabilidad, que, antes de que llegaran ellos, era lo que duraba una legislatura.

De los líderes surgidos al calor de aquel ímpetu democrático que pretendía renovar a fondo el sistema político español surgido en 1978, la mayoría de ellos se juega ya el ser o no ser de sus proyectos el próximo domingo. Íñigo Errejón, que fue uno de los fundadores de Podemos y que acaba de crear Más País para comparecer a esta cita electoral, es de los que se encuentran en esa situación. Tras su marcha del partido liderado por Pablo Iglesias por diferencias irreconciliables con él en materia de estrategia política, además de perder el pulso interno que le planteó, se alió luego con Manuela Carmena, entonces alcaldesa de la capital, para montar otra alternativa de izquierdas en la comunidad y la capital madrileñas.

Errejón ha consumido de esta forma antes que sus compañeros de generación el tiempo de estreno y su nuevo artefacto político, en alianza con los ecologistas de Equo, entra ya en la categoría de novísima política. Como la corriente poética del mismo nombre en los años 60 y 70 en España, la nueva experiencia se ve obligada a una doble ruptura de moldes que convierte su peripecia en un reiterado salto mortal sin que las urnas del domingo tengan visos de ser para él ninguna red de seguridad. Si las expectativas creadas en un primer momento tras decidir presentarse a las generales eran positivas, superando la docena de escaños, una campaña muy polarizada y en la que ni Errejón ni sus candidatos provinciales están teniendo ocasión de participar en los debates más importantes les está obligando a reducirlas. En todo caso, creen que se mantienen las condiciones por las que decidieron dar el salto y que eso, a la hora de la verdad, será lo que estimule a su favor a los votantes progresistas desencantados por la falta de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos.

Porque este es, sin duda, el gran argumento y la justificación del nacimiento de Más País, según su fundador, crear una herramienta política con la que combatir el cabreo y la indignación del electorado, y que amenazaba con la abstención el domingo. Errejón y su partido colocan teóricamente la responsabilidad de ese fracaso en ambos, PSOE y Unidas Podemos, a partes iguales, pero por el mensaje de fondo que difunden dejan claro que apuntan más a Iglesias por el rechazo de la vicepresidencia y las tres consejerías que Sánchez le ofreció. Su idea fuerza de campaña es la de ser "útiles" para formar un Gobierno progresista y servir de argamasa entre el conjunto de formaciones que defienden esta opción, y todo ello, aseguran, sin líneas rojas.

Desde el primer momento, el líder alternativo a la alternativa se ha visto acosado dialécticamente como un elemento anexo al discurso y la estrategia socialista y cuyo primer objetivo sería defender la teoría de que el último bloqueo es responsabilidad principal personal de Iglesias, y en segundo término restar votos a la coalición Unidas Podemos. Sin embargo, las encuestas señalaban que Más País podría estar llevándose tantos o quizá más apoyos del lado socialista que de su antiguo partido.

La dirección de esta nueva formación evaluó desde los primeros días los territorios en lo que presentarse y decidió hacerlo en 18 circunscripciones, entre ellas las dos canarias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. Fueron las Islas precisamente uno de los territorios donde la dirección de Equo primero decidió abandonar la nave de Unidas Podemos, con la que los ecologistas se presentaron en anteriores elecciones, y aliarse con Más País bajo un programa de gran contenido verde que conecta, aseguran, con la importante sensibilidad ecologista de la sociedad canaria y que ofrece además múltiples posibilidades de aplicación práctica de las medidas que se propugnan.

La puesta en marcha de las candidaturas en Canarias no fue fácil, pero finalmente se logró montar un equipo que, en el caso de la lista al Congreso por Las Palmas, está liderada por la abogada de 34 años Ylenia Pulido, otra ex de Podemos que llegó a ser consejera de Vivienda y Arquitectura del Cabildo de Gran Canaria y que abandonó el barco podemita decepcionada precisamente por la actitud de Iglesias rechazando la oferta del PSOE en la investidura de Sánchez. El discurso errejonista no puede estar mejor representado en las Islas que por alguien que declara que "la nueva política se ha quedado obsoleta y ahora hay que dejar paso a la política útil". En Santa Cruz de Tenerife lidera la lista Omar Batista, que ha estado viviendo en Madrid siete años y que participó en el equipo de campaña de Carmena en las últimas municipales. Las encuestas no dan resultados visibles a este proyecto en Canarias.

Otras dos de sus propuestas estrellas son el reconocimiento del derecho al voto a los jóvenes de 16 años y reducir la jornada laboral a 32 horas semanales. En el caso de Canarias, la formación incide también en aspectos relacionados con el desarrollo de la energía limpia, la transformación digital de las empresas hoteleras y la ecotasa turística. Errejón y sus colaboradores en las Islas consideran además muy importante que el pacto de las flores para un gobierno progresista en Canarias esté complementado con un gobierno del mismo signo en el Estado. Está por ver hasta qué punto esta nueva propuesta toma cuerpo y amplía aún más la oferta política y electoral del Archipiélago. Los novísimos no son inmunes a la vejez prematura.