Las elecciones del pasado domingo dejan muchas lecturas, y no solo por los resultados de los partidos y bloques de derecha, izquierda, centro o nacionalismos de distinto tipo. Una de ellas es la de que la alta participación al Congreso y Senado, como suele sostenerse y mantienen la mayoría de expertos, beneficia a la izquierda, más tendente a la abstención si no haya motivaciones suficientes para acudir a las urnas. En esta ocasión, y aunque la llamada a depositar los sufragios de manera masiva vino de todas las fuerzas, la movilización devolvió porcentajes a escala estatal que no se daban desde 2004, con un 75,75% al Congreso frente al 75,66 de ese año de la primera victoria de Zapatero. Eso sí, hay provincias en las que la recuperación de papeletas es mucho más llamativa, como la de Santa Cruz de Tenerife, toda vez que el 28 de abril representó la segunda mayor presencia de votantes de la historia desde la recuperación de la democracia.

Ese hito es, incluso, mucho más meritorio si se atiende a que, desde 2011, la tendencia a la baja ya era alarmante, al no superarse el 60% y cada vez reducirse más el porcentaje de voto en las cuatro islas de la provincia. El pasado domingo, por el contrario, casi se alcanza el 70% de los que sí acudieron a su cita con la democracia en el caso de la elección al Congreso. Los colegios en Santa Cruz de Tenerife se cerraron con un 69,21%, muy lejos en lo positivo del 57,83 registrado en 2016, el peor dato de toda la serie, sin duda condicionado por la repetición de los comicios al no investirse a Pedro Sánchez por el no del PP y Podemos, y al renunciar Rajoy. También es contundentemente mayor que el 58,2% de 2015 o el 58,71 de 2011, citas en las que, aunque con diferencias en los apoyos, venció el PP a escala estatal e insular.

Es más, ese 69,21 de las últimas generales en la provincia occidental supera con holgura, asimismo, la participación en unas elecciones en las que hubo bastante movilización nacional (las de 2008, con un 73,85), ya que entonces se alcanzó en Santa Cruz solo un 64,93. También es sensiblemente superior a la de 2004, cuando fue del 65,67, y diez puntos más que la del año 2000, cuando el PP logró su primera mayoría absoluta asentada, precisamente, en una baja participación estatal (del 68,71), que en esta provincia fue solo del 59% (la primera vez que se bajaba del 60% con la salvedad de 1979).

Los electores en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro también fueron a votar en un 3% más este domingo que en 1996, cuando se registró un 66,98, o que en 1993, cuando hubo un 66,98. Las diferencias se agrandan respecto a 1989 (un 60,66) y también son considerables sobre 1986 (65,57).

Salvando ese 75,15 de 1982, el 69,21 del domingo es bastante superior al peor registro de la historia, el de 1979 (un 52,85), aunque cercano al de las elecciones constituyentes, las de 1977, cuando la provincia participó con un 67,43.

Con el porcentaje del 28A, la media en la provincia tinerfeña se eleva del 63,11 que existía hasta las últimas elecciones al 63,55, mientras que, en Canarias, pasa del 65,46 que suponían las 13 consultas previas al 65,65% que ha deparado ese 68,14 del pasado domingo en las 8 islas.

Esa participación del 68,14 es la sexta más alta de la historia. Por delante queda lo ocurrido, por supuesto, en 1982, con la mayor victoria de la historia (del PSOE) y un 76% de canarios acudiendo a las urnas aquel jueves laborable (28 de octubre). También fue sensiblemente superior la de los primeros comicios (1977), con un 73,98%. Mayor, aunque justo por 2 puntos, fue la de 1996, cuando se situó en el 69,14%, mientras que en 1993 también resultó más elevada (68,93) y la de 1986, con un 68,28, si bien por escasas décimas.

Por debajo en la participación regional, quedaron los comicios de 2004, con un 66,7%; los de 2008, con un 65,87; los de 1989, con un 62,15 y los de 1979, con un 61,14. Aun por encima del 60% se situaron los del año 2000, aunque con el peor balance hasta entonces, al bajar al 60,67, mientras que en 2011 comienza el declive, ahora frenado en seco, al bajarse al 59,6%. En 2015 se remonta un poco (hasta el 60,33%, sobre todo por la provincia de Las Palmas), mientras que en 2016 se produce el porcentaje más bajo de la seria, al llegarse solo a un 59,11%.

En el aumento del domingo en la provincia tinerfeña, y siempre en lo relativo a los votos al Congreso, resultó muy relevante la participación en las grandes ciudades, como Santa Cruz de Tenerife. Un municipio que, tradicionalmente, participa poco en los comicios (sobre todo en los locales) pero que, en esta ocasión, presentó un 68,47%, muy cerca de la media provincial.

En realidad, ese porcentaje fue inferior a la media de la isla de Tenerife, que se situó en el 69,27, pero fue determinante por la población existente en la capital, algo que pesó también en el caso de La Laguna, donde, incluso, se superó dicha media, alcanzándose un total del 70,36%. No obstante, la isla que más votó al Congreso fue El Hierro, con un 70,4, seguida de La Gomera, con un 69,6, mientras que La Palma se situó en cuarta posición provincial, con un 68,33%.

En un dato que contradice lo de que, a mayor participación, más opciones para la izquierda, el PSOE ganó con mucha holgura en municipios del Sur de Tenerife, toda vez que fue Arona y Adeje, con un 57,22 y un 58,94, donde menos fue la gente a las urnas, aunque los socialistas vencieron con claridad.

El porcentaje también estuvo sensiblemente por debajo de la media en municipios tinerfeños como Granadilla (60,6), San Miguel (64,11), Santiago (64,51), El Tanque (65,62) y Arico (66,98). Por el contrario, estuvieron por encima Icod (69,26), Güímar (69,7), Vilaflor (69,77), Buenavista (70,81), Puerto (71,17), Candelaria (71,33), Arafo (72,12), Garachico (72,56), Tacoronte (72,67), La Matanza (72,87), La Guancha (72,91), El Rosario (73,32), Fasnia (73,81), La Victoria (73,96), Los Silos (74,03), Santa Úrsula (74,08), San Juan de la Rambla (75,86), El Sauzal (75,87), Los Realejos (78,45), La Orotava (78,45) y Tegueste (78,7).

Supera por primera vez a la provincia oriental

Uno de los datos más llamativos de las elecciones del 28 de abril en Canarias es que, por primera vez en la historia, hubo más participación en la provincia occidental que en la de Las Palmas. En la oriental, el domingo se alcanzó un 67,16%, cercano a la media de esta provincia hasta las últimos urnas (del 67,89), pero por debajo del 69,2 de Santa Cruz de Tenerife, cuya media era bastante inferior hasta ahora: del 63,11. En cuanto a Canarias, que hasta ahora había presentado una media del 65,46 en todas las consultas, ahora se ha elevado al 68,2, mientras que la estatal era hasta ahora del 72,62. El domingo, la del país se elevó al 75,75, con lo que se mantienen, sin embargo, los 7 puntos de diferencia que ha habido en el historial entre la región y el resto del país. En cuanto a la provincia de Las Palmas, el 67,16 de este 28A supone, no obstante, una subida considerable del 7% respecto a 2016 (60,38), a 2015 (62,45) y 2011 (60,49). Asimismo, es ligeramente superior al 66,81 de 2008, al 67,72 del año 2004 y bastante respecto al 61,58 de 2000. Sí que bajó sobre la participación de 1996, cuando fue del 71,23, y en comparación con la de 1993, cuando llegó al 70,3%. En el 89, por el contrario, solo fue a votar el 63,54 de los habitantes de esta provincia llamados a las urnas; en 1986 fue el 70,95, en el 82 se elevó al 76,81, en 1979 fue del 70,49 y, en las primeras (1977), se dio el récord: el 79,24. Con el último porcentaje, la media en la provincia oriental pasa del 67,89% apuntado antes al 67,52, con lo que baja ligeramente, en claro contraste con el fenómeno al alza de la occidental.