Reconoce que cuando le llegó la carta certificada hace unos días le causó "sorpresa y rechazo inicial", pero "duró diez segundos porque de inmediato pensé en los beneficios para nuestra lucha por visibilizar a las personas discapacitadas y por su igualdad legal y efectiva". Así valora Tony Acosta Acosta (Tazacorte, 1962) el hecho de haber sido elegido presidente de una mesa electoral para el próximo día 28. Será el primer sordociego de España que tenga ese "privilegio y gran responsabilidad".

"Lo consulté con mi entorno y decidimos aceptar", asegura este hombretón con mucho sentido del humor que usa con orgullo el bastón rojiblanco que identifica a las personas con sordoceguera.

Antonio -mejor Tony- fue "el primer hijo de un matrimonio, el de Antonio y Tina, en una isla pequeña y una época muy distinta a la actual. Algunos episodios, a partir de los dos o tres años, mostraron que algo ocurría a nivel visual. Tras visitas a oculistas en Canarias y fuera -a los 6 acudió a la clínica Barraquer en Barcelona-, el diagnóstico fue unas potentes cataratas. Recuerda: "Leía muy mal pero me gustaban los libros. Tanto que casi me empapé la biblioteca de mi pueblo con ellos pegados a la nariz".

A los 14 años Tony se opera por primera vez con la idea de recuperar la visión, pero solo mejora en parte. A los 18, una segunda intervención sale peor y a los 23, ya por 1985, a punto de entrar otra vez en el quirófano, "el médico me dijo que me iba a quedar ciego".

Tony valora: "A mis 57 años, aún no sabemos el origen, pero lo que importan son las consecuencias". Inicia entonces un nuevo camino que "fue duro, pero hoy no me arrepiento". Acudió a la ONCE "para enfocar las cosas de otra manera. Vender cupones en mi pueblo casi suponía pedir limosna con la organización en crisis, aunque luego llegaría la eclosión que yo viví".

Hasta 1991 vivió esta nueva etapa "en el sitio adecuado, con la gente idónea y el momento justo". Antes de asumir la dirección de la ONCE en La Palma: "Pasé de empleado a jefe. Tuve que transformar mi personalidad tímida e insegura en otra vuelta de tuerca".

Llegó el siglo XXI: "A mediados del 2000 me trasladé a Tenerife como responsable de Juegos". Y comenzaron las dificultades auditivas, "hasta convertirme después de 50 años ciego en sordociego. Colectivo de unas 200 personas en Canarias sin un único perfil, hay que individualizar casos".

Tras prejubilarse en 2015 preside la Asociación de Sordociegos (Asocide) en Canarias, que tiene su espacio en la sede de la ONCE de Santa Cruz y en Telde (Gran Canaria). Asocide "lucha por divulgar las necesidades y defender los derechos de las personas sordociegas. Hacen falta un marco legal y mucha concienciación social. En una palabra: visibilidad".

Su defensa del colectivo le llevó a aceptar el reto de ser presidente de mesa electoral "por el impacto social y mediático que tiene". Resume para concluir: "Espero que sea toda una experiencia porque la discapacidad no tiene por qué suponer una incapacidad para hacer cosas".

Logística y financiación

Tony es consciente de que le espera una jornada "complicada" el domingo 28, pero confía en la logística "que hemos asumido entre todos y lo vamos a hacer bien". Valora que en la Junta Electoral y el Ministerio todo han sido facilidades y habrá guías-intérpretes conmigo todo el día para que pueda contextualizar qué esta pasando. Hay que valorar su tarea para personas con necesidades especiales 365 días al año, siete días a la semana y 24 horas. No sólo estarán ese 28 desviviéndose por mí, sino por todas las personas sordociegas que quieran ir a votar". Reflexiona: "Ese día paga el estado pero qué pasa el resto del año. Asocide sobrevive gracias a la financiación privada de entidades como Fundación CajaCanarias, pero, sobre todo, pública. Tenemos serios problemas para salir adelante porque no nos han llegado la mayoría de las subvenciones este año. Estamos al límite".