Cinco siglos de viticultura heroica en El Hierro
El 31 de octubre, La Tafeña une tradición y vino en la isla, con el Consejo Regulador como garante de la conservación del patrimonio vitivinícola herreño

Cinco siglos de viticultura heroica en El Hierro
El Hierro conmemora un hito histórico que une pasado, presente y futuro: cinco siglos de viticultura heroica. La historia de la vid en la isla se remonta a 1526, cuando un inglés llamado John Hill plantó las primeras cepas en el paraje que hoy conocemos como Montaña de la Viña. Desde entonces, la viticultura se ha convertido en un elemento inseparable de la vida de los herreños, presente en celebraciones religiosas, encuentros familiares y, en tiempos de escasez de agua, como recurso vital que ayudaba a mitigar la sed. Hoy, celebrar estos cinco siglos de esfuerzo significa reconocer la dedicación de generaciones que han trabajado en condiciones extremas para mantener viva una tradición única, símbolo de identidad, orgullo y resistencia.
La viticultura de El Hierro recibe el calificativo de “heroica” por una razón: los viñedos se cultivan en terrenos de pendiente superior al 30%, en terrazas situadas por encima de los 500 metros de altitud, en un espacio insular de reducidas dimensiones y sobre suelos volcánicos. Cada cepa representa un trabajo titánico y, precisamente, de estas dificultades surge el valor añadido de los vinos herreños.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida ‘Vinos de El Hierro’, presidido por Wolfgang Padrón Padrón, ha desempeñado un papel clave en la preservación de este patrimonio vitivinícola. Fundado en 1992, en un momento de grandes cambios sociales y económicos, cuando la llegada del llamado “estado del bienestar” provocó un progresivo abandono del sector primario, y fue aquí donde el Consejo asumió la responsabilidad de proteger y potenciar la identidad vitivinícola insular.
“Gracias al trabajo constante de nuestros viticultores y al compromiso del Consejo Regulador, la viticultura herreña ha logrado mantener su esencia, combinando tradición y modernidad”, afirma Padrón.
“Entre las principales iniciativas del Consejo destacan la conservación del germoplasma vitícola autóctono, la gestión de ayudas junto al Cabildo de El Hierro dirigidas exclusivamente a variedades locales, el impulso de nuevas plantaciones con cepas autóctonas, el registro oficial del Verijadiego Blanco y el Verdello de El Hierro como variedades comerciales en Canarias, así como la asesoría técnica permanente a las bodegas, brindada por un enólogo que las acompaña a lo largo de todo el año.”
La celebración de La Tafeña
El calendario anual de celebraciones vitivinícolas de la isla tiene en La Tafeña su acto central. Este evento, que se celebra el 31 de octubre en la Vinícola Insular —primera cooperativa vinícola de Canarias, fundada en 1986—, reúne a centenares de personas para celebrar la nueva cosecha. La Tafeña no es solo una feria de degustación: simboliza la unión entre tradición y modernidad, la comunidad y la pasión de un pueblo por su vino. Durante la jornada, se presentan los primeros vinos de la nueva añada, elaborados con variedades autóctonas únicas como Baboso Blanco, Baboso Tinto, Vijariego Negro, Verijadiego Blanco y Verdello de El Hierro. Cada botella refleja un territorio, una historia y un esfuerzo de trabajo en condiciones extremas, ofreciendo vinos blancos frescos, florales y minerales, y tintos estructurados, elegantes y con matices volcánicos.
El Consejo Regulador también desempeña un papel esencial en la promoción y difusión de la viticultura herreña más allá de la isla. Sus acciones incluyen la organización de rutas del vino, ferias, catas abiertas al público, cursos y talleres de formación en vinificación artesanal, así como la participación en ferias internacionales y misiones promocionales en la Península y el extranjero. Asimismo, impulsa un modelo agrícola sostenible que respeta la biodiversidad y conserva el paisaje insular.
La celebración de estos cinco siglos de viticultura heroica no solo reconoce la labor de generaciones de viticultores, sino que consolida el papel del vino como patrimonio cultural, histórico, económico y paisajístico de El Hierro. La Tafeña, en particular, representa la esencia de la comunidad herreña: la capacidad de transformar la adversidad en riqueza, la pasión por la tierra y la vid, y el orgullo por una tradición que sigue viva, transmitida de generación en generación.
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