Un camino hecho de bailes que recorre 411 años de la historia de El Hierro

Más de 27 kilómetros de trayecto sacude la Isla del Meridiano con la Bajada de la Virgen de los Reyes desde mañana

Bailarines herreños en la 'Bajada de la Virgen de los Reyes'

Bailarines herreños en la 'Bajada de la Virgen de los Reyes' / Europa Press

Santa Cruz de Tenerife

Quedan poco menos de 24 horas para que El Hierro viva la celebración más ansiada desde hace ocho años, la Bajada de la Virgen de los Reyes. Un trayecto de 28,3 kilómetros que recorre la Isla del Meridiano de punta a punta cada cuatro años, a excepción de la última edición que fue suspendida por la pandemia de El Covid-19. La Madre Amada saldrá mañana de su Santuario en la Dehesa Comunal acompañada de una ola de fe y devoción y llegará, con un poco de suerte, antes de las doce de la noche a la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción, en Valverde.

Se trata de una de las tradiciones más arraigadas y emblemáticas de la Isla que no solo recoge bailes, creencias y celebraciones, sino que, además, esconde la historia y emoción que ha dictado el camino del pueblo herreño en los últimos 411 años. Así lo describe el autor del libro Historias de El Hierro y la Bajada de la Virgen, José Vicente Bethencourt, quien ha dedicado más de una década a investigar y recopilar historias, datos y anécdotas sobre este gran homenaje que la Isla rinde a su Patrona. 

El gran día comenzará desde temprano. Sobre las 05:00 horas de la madrugada ya habrá un gentío por fuera del Santuario, en la Dehesa. Y tras la misa, a las 06:00 horas de la mañana, deberá salir la imagen y despedirse de su hogar hasta el 2 de agosto –30 días–cuando tendrá lugar la Subida. «En el Santuario se produce el momento más mágico de todo el trayecto. Suele haber niebla y mucho frío y esa sensación, junto al sonido de las chácaras, pitos y tambores, da paso a la ceremonia de la venia», relata el escritor. Momento en el que al acabar la misa, que da comienzo a la Bajada, la Virgen empezará la marcha y el pueblo de Sabinosa le rendirá en rodilla pleitesía

Un camino hecho de bailes que recorre 411 años de la historia del pueblo herreño

Un camino hecho de bailes que recorre 411 años de la historia del pueblo herreño / El Día

«El pueblo hincará la pierna, en señal de cortesía para pedir permiso y poder cargarla, y el resto de participantes gritará: ¡Viva la Virgen, Viva!», relata Bethencourt. Luego, son las autoridades quienes trasladan a la imagen hasta la Piedra Los Regidores. Y allí, el pueblo, los verdaderos representantes del Voto firmado en 1741, asume el honor de cargarla. Sabinosa es el pueblo más alejado geográficamente de El Hierro, Canarias y España. Y, curiosamente, es el primero en iniciar la Bajada. «Eso es algo de lo que ellos presumen mucho», aclara Bethencourt. De ahí hasta la raya de Binto son los protagonistas –aunque no más que su Madre Amada– y marcan el ritmo de la marcha. 

Rayas

Sobre las rayas hay cierta confusión dadas las modificaciones que han sufrido a lo largo del tiempo. Por ejemplo, los bailarines de El Golfo habían perdido su raya en la década de los 30 y en la Bajada de 1977 solicitaron que les fuera devuelta. Por ello, se les concedió el tramo desde Cruz de los Reyes hasta la Llanía. Otra curiosidad sobre estas líneas imaginarias, cargadas de simbolismo, es que esconden «trucos», como los define Bethencourt. «El pueblo que recibe a la imagen interpreta la música con rapidez, para cogerla cuanto antes. En cambio, el que la debe entregar marca un ritmo más pausado, para retrasar su llegada», apunta el escritor. Y agrega que estos comportamientos forman parte de los «piques» tradicionales de cada Bajada, que marcan los instantes más representativos del evento. Pues no hay que olvidar que cada entrega de la imagen es también un momento de devoción y los pueblos lo viven con mucho sentimiento. 

En la actualidad, el camino está dividido en ocho tramos, pero lo cierto es que son siete los pueblos que participan: Sabinosa, El Pinar, El Golfo, Isora, San Andrés, El Norte (El Mocanal, Erese y Guarazoca) y Valverde. Esa discordancia se fundamenta en que el Pinar, segundo pueblo en participar, baila en dos de los trechos porque en sus inicios no tenía lugar propio. 

Las autoridades pasan a un segundo plano durante la marcha y es la ‘Madre Amada’ la que marca el ritmo del sendero junto a los pueblos

Con la segunda entrega, y antes de llegar a Cruz de Los Reyes, la Virgen debe pasar por Pico Malpaso, un lugar cuya toponimia está determinada por la historia de la Madre Amada. «A finales del siglo XVIII tuvo lugar la Bajada y uno de los cargadores pisó mal, resbaló y casi tira, por accidente, la imagen al suelo». Desde entonces, la zona recibe el nombre de aquel mal paso. Hay más anécdotas. Hace años, en la década de los 90, la OTAN mostró especial interés en implantar un radar en la ruta de la Bajada. «Más de 20.000 personas se manifestaron en contra de la medida», recuerda el escritor. 

Momento cumbre

Tres kilómetros después, la procesión alcanza uno de sus momentos cumbre, la Venia General en Cruz de los Reyes. Todos los pueblos de la Isla se unen en un único homenaje y cada uno danza para su Patrona, junto a su Santo correspondiente. Una vez acaba la Venia General es el turno de la famosa tendida de manteles, un espacio que, en palabras de Bethencourt, sirve para que los pueblos dejen atrás las riñas y se aúnan en ese momento. «Hay un sentimiento de unión muy fuerte en ese instante, la gente se olvida de las peleas y brindan y comen en honor a la Virgen», señala.

El camino está dividido en ocho tramos, pero en realidad participan siete pueblos. El Pinar baila en dos de los trechos de la ruta

Luego es el turno de El Golfo. La marcha se retoma y, antes de que suceda la siguiente entrega paran en Tiñor. «Es un lugar muy pequeñito y la leyenda cuenta que la primera misa, cuando El Hierro fue conquistado, tuvo lugar aquí», detalla Bethencourt. Tiñor es el único de todos los pueblos que tiene el privilegio de que la Patrona pase por él. Por ello, según el escritor, es tan significativo y destacable. De ahí en adelante los pastores, bailarines y el resto de personas que participan en el camino comienzan a descender hasta la capital de la Isla, con las entregas correspondientes que acontecen por el camino. 

Llegada de la imagen

En Valverde se produce otro encuentro muy bonito para el escritor. Y es que la ceremonia de recepción de la Virgen tiene mucho significado. «Hay que tener en cuenta que las autoridades pasan a un segundo plano durante todo el camino y la que manda en todo momento es la Virgen», recuerda. En este sentido, cuando Valverde recibe a su Madre Amada se produce el único momento, a parte del inicio, en el que las autoridades se hacen cargo de la imagen.

«Es impresionante ver cómo la gente lo vive». Llantos, gritos y emociones palpables inundarán la entrada de la Iglesia de La Concepción. «Lo ideal es poder vivir ese momento desde dentro del templo», recomienda Bethencourt con cierta nostalgia en su tono para confesar, más tarde, que tuvo la oportunidad de presenciarlo. Ese instante está cargado de simbolismo y leyendas. «Hay quien dice que si un niño toca el manto de la Virgen se produce un milagro», recuerda Bethencourt entre muchas otras historias. Para él, hay tres grandes momentos en la Bajada: la salida de la Virgen de su Santuario en la Dehesa, la Venia General y la tendida de manteles en Cruz de los Reyes y la entrada de la imagen a su nuevo hogar, en la Iglesia de la Concepción de Valverde. 

Un gentío enorme completa las 18 horas de recorrido desde la Dehesa a Valverde con el sonido de los pitos, los tambores y las chácaras

«Después de cuatro Bajadas me sigue pareciendo asombroso cómo las personas se involucran en el trayecto y recorren más de 28 kilómetros, algunos incluso bailando», destaca. Aconseja que quienes estén interesados en participar lleven mucha agua, comida, ropa abrigada para el inicio del trayecto y, sobre todo, estar en forma. «No es una broma, es un camino muy duro y hay que estar concienciado a lo que se viene», indica. 

Este año Bethencourt no puede asistir a la Bajada, pero más de 30.000 personas –isleños residentes, los que viven fuera y curiosos–sí que lo harán. Desde este mismo momento se están ya preparando para acoger a la Patrona de El Hierro de la mejor manera posible. Después solo les quedará disfrutar de cada una de las fiestas de los pueblos. Y, el primer sábado de agosto, despedir a la imagen que regresará a su lugar de origen. Lo último que les quedará será luego esperar otros cuatro años para revivir una de las tradiciones más bonitas de la Isla meridional.

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