El Hierro

Espaldarazo de Sánchez al parque nacional del Mar de las Calmas

El presidente anuncia la aprobación en breves del primer parque marino de España

Los herreños se movilizan para que la gestión la haga el Cabildo

Panorámica del Mar de las Calmas

Panorámica del Mar de las Calmas / Gelmert Fimol / EFE

El Día

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Santa Cruz de Tenerife

Pedro Sánchez considera una «prioridad estratégica» la catalogación del Mar de las Calmas (El Hierro) como el primer parque nacional marino de España. Sí o sí, el presidente ha incluido esta reserva entre las nuevas zonas protegidas del litoral español. El espacio marítimo de la Costa Central Catalana, los montes submarinos del canal de Mallorca, la elevación submarina del Seco de Palos, Capbretos y los bancos y gargantas del Mar de Alborán ya han logrado este blindaje a la espera de incorporar a este selecto listado el área de cría del cachalote del norte de Menorca y el mencionado parque nacional del Mar de las Calmas, cuya propuesta inicial fue aprobado por acuerdo de Consejo de Ministros en julio del año pasado y ha pasado ya el proceso de exposición pública.

Sánchez tiene entre ceja y ceja que en 2030 el litoral protegido sea del 30% y con estos movimientos se va a plantar en un 25,7%. El anuncio hizo en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos que se celebra esta semana en Niza y lo acompañó con la entrega de 8,5 millones de euros al Fondo Azul de Cooperación para el Mediterráneo, por lo que España se convierte en el mayor donante de esta iniciativa medioambiental. Pero de vuelta a la realidad canaria, en El Hierro ven este proyecto como una especie de «caramelo envenenado». De hecho, conforme fue madurando la idea se ha ido formando un frente común contra el parque nacional del Mar de las Calmas. Y es que los tres ayuntamientos, pescadores y la mayoría de la sociedad herreña rechazan la propuesta «unilateral» del Estado, al que reprochan su enroque en torno a una decisión que consideran «colonialista».

Sin ir más lejos, la dirección de la Agrupación Herreña Independiente (AHI) mostró ayer su rechazo al modelo de gestión propuesto para el futuro parque nacional del Mar de las Calmas (La Restinga) al entender que es un entramado que deja fuera al Cabildo de El Hierro. «Así no», dijo Javier Armas, presidente de AHI y miembro del Senado, sin ocultar «que debe ser gestionado por el Cabildo al igual que todos los demás», incide al poner como referencia a los cuatro parques nacionales que existen en el Archipiélago.

Armas (AHI) tiró de la Ley de Parques Nacionales y una ratificación del Tribunal Superior (TS) para argumentar que los 16 espacios protegidos que existen en España están administrados por las Comunidades Autónomas, pero que en el caso de Canarias esas competencias están transferidas a los cabildos de Tenerife (Las Cañadas de El Teide), La Palma (La Caldera de Taburiente), La Gomera (Garajonay) y Lanzarote (Timanfaya). «¿Por qué en El Hierro debe ser distinto?», expone sin obviar que su formación ha presentado ocho bloques de alegaciones al parque nacional marino, de los que seis fueron aceptados total o parcialmente.

El nacionalista amenaza con llegar hasta donde haga falta porque «no sólo se trata de medio ambiente, sino de autonomía, dignidad, respeto y justicia territorial», enumera sobre unas intenciones que «son una muestra más del riesgo de mantener la gestión en manos de Madrid y no en las instituciones herreñas».

La oposición crece

De entrada hay que decir que los habitantes de El Hierro no se oponen a la declaración como parque nacional el Mar de las Calmas, pero sí que están convencidos de que la fórmula que se quiere utilizar para controlar el espacio natural no es la adecuada. Pablo Rodríguez Cejas, alcalde de La Frontera, manifestó recientemente que «en Madrid se van a tomar decisiones que terminan encorsetando la vida de los habitantes de Canarias».

Políticos, pescadores y miembros de la Plataforma por el Mar Canario aseguran estar a la expectativa de lo que ocurre en torno a unas negociaciones «poco transparentes» en las que hay muchas cosas en juego. Sin ir más lejos, son incapaces de decidir qué consecuencias podría tener para la pesca o la práctica del submarinismo el hecho de que las normas vengan impuestas desde la capital. En este sentido, tienen claro que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico está actuando de manera «unilateral y con deslealtad».

De momento, casi todas las peticiones que se han realizado desde la isla más meridional del Archipiélago han caído en saco roto. Una de esas consideraciones estaba vinculada con una observación realizada por los pescadores para que el parque marítimo se retirara una milla de la costa con el objetivo de que ellos pudieran entrar y salir. La respuesta fue que como mucho le cederían cien metros.

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