Los pastores de La Bajada reciben 150 astas artesanales

No hay nada como que se junte artesanía con tradición para tener asegurada la base sobre la que se sustenta un evento multitudinario como es la Bajada de la Virgen de Los Reyes, en la isla de El Hierro. A partir de ahí ya es crecer como espectáculo para los numerosos asistentes que se esperan en menos de un mes.

Es en este sentido como se entiende la entrega que realizó ayer el Cabildo de 150 palos o astas destinados a los pastores que integran los diversos grupos de bailarines y tocadores de la Isla y que han sido confeccionados por el artesano piñero Crescencio Fernández, cuyos trabajos en cestería y mimbre ya son conocidos entre el cliente entendido.

El presidente insular, Alpidio Armas, fue el encargado de entregar estas herramientas con las que los pastores desempeñarán su principal función, que no es otra que habilitar el espacio necesario para que los bailarines de la Virgen puedan desplazarse acompañando a la imagen de un punto a otro, de raya en raya, desde su origen en La Dehesa hasta su destino final en Valverde.

En este acto que se desarrolló en la Cruz de los Reyes, Armas estuvo acompañado por el vicepresidente primero y consejero de Medio Rural, David Cabrera de León , y el vicepresidente segundo y consejero de Derechos Sociales, Amado Carballo. El encuentro coincidió con la celebración del ensayo de la Venia General a la Virgen.

Los palos que ha recibido cada uno de los grupos, como objetos artesanos que son, tienen un largo trabajo detrás, ya que según relata Crescencio Fernández ha utilizado distintos tipos de madera, como son haya, palo blanco, cárico, loro y moganera, y en su elaboración ha tardado «unos dos meses porque llevan un proceso de corte en días menguantes, hay que tostarlos, quitarles nudos, lijarlos…».

Sin duda un complemento de gran valor para la imagen que muestran los pastores ese día tan señalado que es el primer sábado de julio. En esa jornada también será importante la vestimenta, que debe coincidir con la que se utilizaba en el pasado, formada por una camisa blanca y un chaleco sin mangas que debe ser de color oscuro y de la misma tela de la montera, que acaba en pico de color oscuro; por último, un pantalón del mismo color.

Como elemento accesorio, y para evitar cualquier elemento que se salga de la tradición como puedan ser mochilas o bolsos, una talega es la que les permitirá transportar la suficiente comida y bebida para aguantar una jornada que se presume intensa en emociones y en esfuerzo físico.

Serán exactamente 28,3 kilómetros los que tendrán que vigilar los alrededor de 200 pastores que son necesarios para garantizar el desarrollo de la procesión, que estarán supervisados por un coordinador en cada localidad. Sin embargo, no hay tantos, por lo que la organización tiene que recurrir a voluntarios de cada pueblo.

En todo caso, estarán preparados para que todo se desarrolle sin incidencias, despejando espacios donde se acumule demasiado público, y facilitando el avance de la comitiva, en especial en las fronteras entre pueblos, las rayas en las que se entrega y recoge la imagen, un momento en que las emociones se intensifican entre los fieles, tanto por parte de los que ceden la imagen como por quienes asumen la responsabilidad de seguir avanzando hasta el siguiente punto. Todo tradición. n