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‘The end Rute - El HIerro’ | Segunda aventura sobre el Mar de las Calmas

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Medio centenar de Harley-Davidson se

adueñan del asfalto herreño durante dos días

Imagen de las motos antes de salir ayer por la mañana de Valverde en dirección a la punta de Orchilla. Miguel Peña

Durante 48 horas han multiplicado por cinco el «censo» de Harley-Davidson de la Isla para dar vida a ‘The End Rute - El Hierro’, un evento

que aspira a captar la atención mundial.  


Aparatosas, llamativas y ruidosas. Esas, probablemente, sean las respuestas más repetidas de una encuesta abierta para definir qué sensaciones le transmite una Harley-Davidson, el mítico fabricante de motos estadounidense que fue capaz de sobrevivir a la Gran Depresión. Dejando a un lado las posibles comparaciones económicas y sociales entre lo que ocurrió en la Crisis de 1929 y el momento actual, la isla de El Hierro está viviendo durante 48 horas una experiencia que no deja de ser curiosa. Y es que no es habitual que medio centenar de Harleys «conquisten» sus carreteras para dar vida a una experiencia que viene para quedarse: a las nueve de la mañana de ayer se inició la segunda edición de la The End Rute - El Hierro, una mini Ruta 66 que el año pasado estuvo marcada por los efectos de la pandemia y que en esta oportunidad reúne a 50 motos y 70 personas: el «censo» herreño de Harley-Davidson lo componen una docena de monturas.

Una de esas motos, una Street Glide 114 Special, es de Juan Abascal, el creador de una iniciativa en la que se han implicado el Cabildo y los consistorios de Valverde, La Frontera y El Pinar. Impulsado por Tenerife Chapter, tras ser apadrinados en la edición de 2020 por los integrantes de Las Palmas Chapter, el objetivo de esta quedada motera, además de fabricar un buen ambiente entre sus participantes y ser un elemento dinamizador para la que en su día fue conocida como la Isla del Meridiano, es plantar una pica en los territorio Harley-Davidson. «De la misma forma que existe la afamada Ruta 66 y otra experiencia que te lleva al final de Noruega, queremos que la The End Rute - El Hierro sea conocida a nivel internacional por el punto donde termina Europa», cuenta Abascal sobre una apuesta que durante la mañana de ayer descendió hasta el perímetro que ocupa el faro de Orchilla (El Pinar). «Más abajo no hay nada», dice su director, un guardia civil destinado en el aeropuerto herreño de Los Cangrejos, sobre el punto europeo situado más al sur.

Hijo de un funcionario del Cuerpo Nacional de Policía que estuvo destinado en Santa Cruz de La Palma, Abascal tenía el proyecto entre ceja y ceja desde hace varios años. «Yo soy bastante cabezón y cuando me empeño en algo estudio todas sus posibilidades hasta convertirlo en realidad», añadiendo que «este es un nuevo reclamo turístico para El Hierro».

Además de proporcionar un alojamiento para casi un centenar de personas –el nivel de ocupación de las viviendas vacaciones herreñas durante este fin de semana es alto–, otro punto caliente a solventar para hacer posible esta convocatoria está relacionado con el repostaje de medio centenar de Harleys en las tres gasolineras que hay en la Isla. Sobre todo, porque es un servicio que no está activo las 24 horas.

Para evitar sustos con el consumo de combustible –los depósitos varían entre los 7 y 8 litros de capacidad, de las versiones más pequeñas, a los casi 30 de las mayores– se organizan paradas técnicas en las que se verifican los niveles de autonomía. «Hay que estar a las nueve de la mañana con el tanque lleno y normalmente no suelen darse problemas», avanza Abascal justo antes de precisar que «desde la organización se asignan unos capitanes de ruta que son los encargados de que nadie se quede atrás».

El «valor» de lo exclusivo

Uno de los moteros que ayer tarde llegó a Frontera (tras bajar a la punta de Orchilla) es Manuel Ortiz, responsable de Harley-Davidson en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Él es la persona que mejor conoce el potencial de una máquina que en estos momentos se puede comprar en las Islas tras realizar una inversión que puede oscilar entre los 16.000 y 43.000 euros. «Esa cifra se llega a incrementar en base a las transformaciones que le hagas a la moto», avisa sobre un hobby que en algunos casos se «dispara» hasta los 60.000 euros.

Anoche todo acabó con un concierto al más puro estilo estadounidense, en medio de un escenario de camaradería (a una distancia sideral de los temidos Hells Angels Motorcycle Club) en el que no faltaron las interminables conversaciones sobre los cambios que están en marcha para «mejorar» la moto, las experiencias vividas en otras concentraciones y la revisión de las fotografías en las que se fusionaban los paisajes de El Hierro con las Harley-Davidson. Hoy, por último, la segunda ruta se inicia en Tamaduste y acaba en La Restinga.

Juan Abascal

Street Gilde 114 Special

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Lleva más de dos décadas destinado como guardia civil en El Hierro y es el ideólogo de la ruta. Él es el responsable de una logística que quiere continuar creciendo en los próximos años. «El objetivo principal es promocionar la Isla a través de un evento que movilice a moteros de todo el mundo, es decir, que perciban la curiosidad de conocer donde acaba Europa».

Alexis Díaz

Forty Eight

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Taxista de Santa Cruz de Tenerife, esta es su primera experiencia en The End Rute El Hierro. «No es un entretenimiento barato, sobre todo, si quieres ir transformando poco a poco la moto a tu gusto, pero como contrapartida te ofrece la posibilidad de construir una segunda familia alrededor de Harley-Davidson: aquí no existe la competencia sino la convivencia».

Miguel Peña

Softail Street Bob

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Hijo de canarios que emigraron a Venezuela, vive en Tenerife desde hace 22 años y trabaja como coordinador para una firma de diseño de cocinas. «Siempre tuve motos, pero eran chinas... Esto es un sueño hecho realidad. La conducción es diferente y el tacto no tiene nada que ver con otras experiencias. Hacer kilómetros en compañía de esta familia siempre es excitante».

Manuel Ortiz

Heritage Especial

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Es el responsable de la marca originaria de Wisconsin (EE.UU.) en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y, por tanto, conoce de primera mano lo que persigue un cliente cuando se acerca a un concesionario. «Son personas muy apasionadas que quieren tener en casa algo más que una buena moto. Compartir carretera con tantos amigos es muy gratificante».

Alfredo Montero

Softail Deluxe

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Nació en Madrid hace 64 años, pero hace 33 le ofrecieron la dirección de una sucursal bancaria en Los Silos que aceptó tras notificarle que venía a un pueblito turístico situado al lado del Puerto de la Cruz. «He tenido motos desde los 18, pero esta es mi primera Harley. Otras te pueden ofrecer más cosas, pero el plus de llevar una como esta es una auténtica gozada».

Annett Reiss

HD Softail Street Bob

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Nació en Alemania, pero reside en Tenerife desde hace ya 27 años. Secretaria de profesión, a pesar de medir solo 156 centímetros, conduce motos desde que cumplió los 22. «Es mi segunda Harley, pero la sensación de desconexión cuando la conduces es la misma. Su sonido y el olor a gasolina forma parte del encanto que conlleva tener entre tus manos esta máquina».

Javier Méndez

TriGlide

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Exenfermero de profesión, el coronavirus le pilló justo cuando arreglaba los papeles de la prejubilación. «Yo tuve una Sportster hace 15 años, pero se me quedó pequeña y la acabé quitando. Esta la tengo desde junio del año pasado y es de las más llamativas –de tres ruedas– porque tiene mucha electrónica, pero esta marca sigue siendo un sinónimo de rudeza».

Gilberto Martín

Street Glide 107 Special

Europa ‘acaba’ en el faro de Orchilla

Autónomo lagunero ligado al sector de la construcción y la prevención de riesgos laborales, es «consumidor» de la firma nacida 1903 en Milwaukke (Estados Unidos) por partida doble. «Aquí caben todas las personas y profesiones posibles, el único requisito que se pide es que te guste Harley-Davidson y tengas ganas de disfrutar de los paisajes en buena compañía».

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