Jéssica Prada es comadrona e imparte talleres a niñas para descubrir la importancia de la menstruación y enseñarles a conocer su cuerpo, desde una apertura y respeto muy alejados de los tabúes que hemos cargado tantos años con respecto a la regla. Cuenta que se volcó en este tema al tener su primera menstruación y pensó: “Tendrás que hacer algo en un futuro para que las niñas no se sientan solas”. Señala la importancia de la “sabiduría menstrual”, que define como “conectar y escuchar nuestro cuerpo”.

¿Por qué es importante hablar de la menstruación y no considerarlo un tabú?

Venimos de generaciones de mujeres en las que ha estado invisibilizado un proceso natural y saludable como es menstruar. El hecho de no hablar de ello genera una invisibilidad negativa sobre esta vivencia femenina. Actualmente es un tema más trabajado, yo ya veo que hay más cuentos infantiles, más profesionales hablando y escribiendo sobre este tema y me hace muy feliz como comadrona porque es la manera de cambiar la mirada. Es una mirada hacia lo positivo, hacia lo saludable y lo natural que nos aporta la menstruación a las mujeres. Es un cambio a una etapa vital diferente pero llena de satisfacciones que nos aporta el ritmo cíclico, pero para eso hay que entenderlo. Las generaciones anteriores hemos vivido más en lo contrario, en ocultar, en la vergüenza, en esos mitos que se transmitían de generación en generación como “no te puedes bañar”, “no te puedes lavar la cabeza”… He investigado a nivel profesional estos tabúes y no hay nada a nivel científico que corrobore que esto es así. Tiene más que ver con una transmisión cultural en la que había un peso negativo hacia los procesos de las mujeres. Por eso es importante hablar de ello, para aportar esa mirada que resignifica el cuerpo de la mujer.

¿Qué ha supuesto que este sea un tabú?

Nos ha restado poder personal, porque esa mirada negativa cultural nos ha hecho sentirnos inferiores a los hombres. Nos han hecho creer que somos menos productivas a nivel social. El hecho de no comprender el ritmo cíclico en el que bailamos las mujeres con nuestro ciclo menstrual nos ha llevado a luchar en contra de esta naturaleza femenina que es sagrada, que es entender que hay diferentes energías en las cuatro fases del ciclo menstrual. Cuando lo comprendes y lo aceptas y lo miras desde ese lugar saludable te cuidas. Pero cuando provienes de una educación en la que la menstruación es negativa, que te hace sentir menos, inferior o que no tienes capacidad, entonces estás en una lucha en contra de ti misma y eso ha podido generar síntomas del síndrome premenstrual, o ha podido provocar no sentirte a gusto con tu cuerpo femenino. Es una lucha contra nosotras mismas, cuando deberían enseñarnos a abrazar este nuevo cambio. Es el camino en el que yo estoy: dar la mano a las niñas y a sus madres para que hagan este proceso de cambio de mirada y desde ahí podáis transmitírselo a vuestras hijas.

“El hecho de que la menstruación sea un tabú nos ha quitado poder personal, porque esa mirada negativa cultural nos ha hecho sentirnos inferiores a los hombres”.

¿Qué nos enseña la menstruación sobre nosotras mismas? ¿Qué ideas tenemos que tener en cuenta en ese cambio de mirada?

Me gustaría transmitir la mirada de asombrarnos con la capacidad que tiene nuestro cuerpo femenino, nuestro útero, que yo explico que es nuestro segundo corazón, es el corazón que crea la sangre de la vida. Hago mucho la simbología de que tenemos el corazón que late y expulsa la sangre para oxigenar nuestras células y nos ayuda a vivir y tenemos nuestro segundo corazón que es el útero que nos ayuda a expulsar la sangre que genera vida. Con el cambio de la primera menstruación vamos a tener la posibilidad de conocer y ver el mundo desde diferentes energías: la energía de la apertura, a la que nos lleva la ovulación, con más vitalidad y entusiasmo por actividades hacia el exterior, y luego la energía del recogimiento, durante la menstruación, que es escucharte a ti misma más, a tu ser de mujer profundo. Mi mensaje sería subrayar la necesidad de aprender, de autoconocerse, mirarnos con los ojos del amor, del respeto, del asombro de lo que tenemos dentro de nuestros cuerpos, que es muy valioso. Somos las primeras que debemos conocernos para poder amarnos, porque es muy difícil amar lo que no se conoce. Mi mensaje sería invitar a descubrirse y dedicar el tiempo y el espacio que se merece la energía que te trae desde que tienes tu primera menstruación.

¿Cómo recomendarías a madres y padres hablar de la menstruación a hijos e hijas?

La menstruación forma parte de nuestra sexualidad femenina. Desde que somos pequeños somos seres sexuados con diferentes necesidades que van evolucionando. Desde que necesitan preguntar, en torno a los 4 o 5 años, hay cuentos ya para esa edad y cuando empiecen a interesarse se puede hablar del tema, o cuando te vean a ti. Las madres somos transmisoras inconscientes en la educación de nuestros hijos con lo que nosotras hacemos. Que a ti te vean de manera natural mientras estás en tu ciclo menstrual, en tus días de sangrado, cambiarte tu compresa, colocarte tu copa o la herramienta que uses para recoger la sangre, eso le va a generar curiosidad. Los niños y niñas son investigadores por naturaleza. Que te vea de forma natural y que te pregunte: “¿qué es eso?, ¿para qué lo usas?”, eso puede servir de hilo conductor para contarle un cuento adecuado a su edad o explicarle con naturalidad que de esa sangre un día nació ella, la sangre menstrual es el colchón uterino que sirve para el alimento y desarrollo del futuro bebé. Podemos empezar por mensajes así, pequeñitos pero muy potentes, para que vayan integrando en su crecimiento que es algo bello, que no hay que temerlo, que no es peligroso ni sucio. Mi mejor consejo es vivir tu menstruación con naturalidad, desde la mirada bella, desde la dignidad de expresar lo que tú necesitas en tus días menstruales para que ellos y ellas vean que hay diferentes energías en el ciclo y que ha de ser respetado. Es importante el papel de los padres y cómo se relacionan con la menstruación, porque también son unos transmisores. Si el padre le pregunta a la madre si, como está en el primer día de sangrado, necesita recogerse o estar sola y les dice a los hijos que van a dejar a mamá con ella y con su cuerpo, eso es educar, incluir dentro de la vida de niños y niñas pequeños lo que va ocurriendo en el cuerpo de la mujer con este ritmo cíclico. Es importante que no hagan comentarios negativos, que son tal vez los comentarios con los que ellos crecieron los padres: “fíjate, qué rollo, mamá ya está con este tema”. Este tipo de mensajes va calando, porque el mensaje familiar es siempre el que más pesa en la educación de niños y niñas.

Mi mejor consejo es vivir tu menstruación con naturalidad, desde la mirada bella, desde la dignidad de expresar lo que tú necesitas en tus días menstruales para que ellos y ellas vean que hay diferentes energías en el ciclo y que ha de ser respetado.

¿Cómo preparar a nuestras hijas para la menstruación y cómo acompañarlas cuando llega el momento?

Empezaría con la idea de que nosotras, como mujeres y madres, debemos conectar con nuestra sabiduría menstrual, porque cuando tú estás conectada con tu cuerpo ya le estás transmitiendo a tu hija lo que eso significa. Podremos llevarlas a un lugar de belleza y de amor al cuerpo femenino, de asombro por lo que ocurre dentro de nosotras si nosotras lo vivimos así. Si estamos cargadas con vergüenza, con mitos negativos, con pensamientos insaludables acerca de lo que significa la menstruación por mucha palabra o teoría que ofrezcas a tu hija el mensaje inconsciente está detrás y es el que va a pesar en ella. En cuanto a cómo prepararlas, cuando las niñas empiezan con los primeros cambios de la pubertad, en torno a los 9 o 10 años, depende de cómo sea su personalidad pueden cerrarse. Viven distintas etapas, momentos en los que están más receptivas a hablar del tema y como el influjo hormonal ya les está bañando su cuerpo también pueden retraerse y cerrarse a compartirlo, de repente se cierran. Se trata de acompañarla recordándole que tú estás ahí, que tú has pasado por lo mismo y que si ella necesita y quiere tú le vas a tender amorosamente la mano para que ella no se sienta sola. Probablemente cuando esté menstruando, en esos días, no le va a apetecer hablar, pero podemos preguntarle si le apetece una infusión para acercarte a su necesidad y así va a sentir esa conexión entre mujeres. He tenido niñas en mis talleres que no querían participar y hay que averiguar si tal vez es la primera de su grupo de amigas que menstrua, si ella es la primera y no siente el apoyo de las amigas es un peso grande, hay juicios o comentarios burlescos y eso les hace todavía cerrarse más. Están en la fase en la que la oruga se está convirtiendo en mariposa. Como madre, no puedes sacarle las alas, lo tiene que hacer ella de la mejor manera, sintiendo tu apoyo y comprensión. También es importante hablarle desde ti, por ejemplo diciendo lo que te habría gustado cuando tenías su edad, como talleres que no había en tu época.

La llegada de la primera menstruación no es por sorpresa, el cuerpo avisa un tiempo antes. Cuando las niñas empiezan a desarrollar su botón mamario nos indican que hay una media de dos años hasta la menstruación. Luego cuando aparece el flujo vaginal esto indica que en torno a seis meses o un año más tarde llegará la primera menstruación. Hay que aportar a la niña esa información cuando pregunte qué es esa costra que tiene en la braga: es el flujo vaginal que indica que las hormonas están fluyendo en tu sangre y está indicando que está pronto el inicio de la etapa de mujer fértil y cíclica. Además recomiendo tener un neceser que sea muy hermoso, porque esto nos recuerda que es algo importante, con el kit de herramientas para recibir la primera menstruación: compresa, salvaslips, copa menstrual, tampones… Pero es importante practicar antes y que el primer día de la menstruación no sea el primero en el que se ponga la compresa porque hay demasiado shock de sensaciones nuevas y es mejor que la compresa sea algo ya más conocido, que unos meses antes se ponga la compresa un rato y ande por casa para ir integrándolo. En ese neceser es importante poner una braguita de repuesto y un leggin corto. Si ocurre que se manche no importa y no pasa nada, es como cuando sudamos. Me cambio la ropa porque me siento más cómoda y listo. Está todo preparado para que cuando esto ocurra ella no se sienta mal. También hay que informarles que las primeras veces puede que el sangrado no sea grande y a veces es un manchadito marrón. Cada cuerpo se expresa de un modo y hay que abrirles a todas las posibilidades, porque si cerramos de un modo concreto y su cuerpo no se expresa de ese modo vuelven a acogerse a la idea de que son raras.

Otra parte del acompañamiento respetuoso como madres es ofrecerles la posibilidad de que, cuando vivan su primera menstruación, que puede ser pasados unos meses, cuando la niña esté receptiva, sería celebrar ese cambio vital, ese paso de etapa, con una celebración como a ella le apetezca, que la diseñe. Se trata de darles ese espacio para honrar que su cuerpo está empezando a vibrar con la biología femenina. Puede ser una reunión de mujeres familiares, con regalos relacionados con la menstruación o lectura de deseos, una comida especial, ir a un lugar donde le apetezca. Así la transición será desde la alegría, el disfrute y el gozo. Recomiendo a las madres prepararles una cajita de regalo, que yo llamo de primera luna, pintada como a la madre le brote, y poner ahí una carta de una madre a una hija con el mensaje y los deseos que le quiera transmitir. También el padre puede contribuir con una carta y así la niña recibirá una mirada masculina de respeto y amor. También se podría incluir un cuento y una vela, que represente la luz de nuestras ancestros. También recomiendo incluir un saquito de semillas para que use con calor en estos días menstruales si está con contracciones y pequeñas molestas.

¿Qué significa este concepto de “sabiduría menstrual”?

Lo definiría como el momento de conectar y escuchar nuestro cuerpo, cómo funciona. Una gran herramienta para explorar esta sabiduría son los diarios lunares, diario del ciclo menstrual que yo recomiendo que hagáis como mujeres y vuestras hijas lo van a aprender a través de vosotras. Yo lo llevo haciendo desde los 18 años, cuando estudié Enfermería. Yo me dedico a esto porque de alguna manera estoy sanando mi propia experiencia. Yo viví mi primera menstruación en un campamento sola, rodeada de ingleses y con 12 años. Algo en mi alma se debió de quedar grabado, un mensaje como: “Tendrás que hacer algo en un futuro para que las niñas no se sientan solas”. Entonces se hablaba muy poco en las casas de este tema. Yo había recibido algo de información, muy poquita. Cuando estudié Enfermería yo quería estudiar a fondo el ciclo menstrual. Me dediqué varios años con una ginecóloga a analizar con microscopio las secreciones vaginales de las mujeres en sus diferentes etapas. Ahí me cambió la mirada, siempre me había inquietado conocerme más. Y ahí radica el punto de la sabiduría menstrual: el deseo de autoconocimiento personal. Cuando yo conozco qué ocurre en mí conecto con ese poder que te da la información y cuando reconectas con ese poder interno te sientes más segura, con más alegría de vivir algo poderoso, porque te conecta con la sensación de que algo grande ocurre en tu útero, es un centro de creación de todo tipo: de vida de un nuevo ser, de ideas, de proyectos. En los talleres, niñas que ya menstrúan, me dicen que con los talleres han descubierto la importancia de ser mujer. Llevamos un tesoro dentro de nuestros cuerpos con una luz que brilla y que tenemos que saber mirar, porque nos la han tapado con muchos mitos y muchas ideas negativas. A mí la mirada me cambió con este trabajo de ver las secreciones al microscopio. Con el flujo fértil se crean autopistas celulares para facilitar el ascenso de los espermatozoides. Es la pureza de la biología. Poder conectarte con esa belleza hace que tú te veas desde ese lugar. Y también te da la seguridad de derribar mitos como el de que te vas a embarazar sin enterarte. Las niñas a veces perciben a través de las familias el miedo o la sensación de peligro porque están menstruando.

Cuando conoces qué ocurre en ti conectas con ese poder que te da la información y cuando reconectas con ese poder interno te sientes más segura porque te conecta con la sensación de que algo grande ocurre en tu útero, es un centro de creación de todo tipo.

¿Qué talleres y actividades realizas? ¿Cómo se puede contactar para poder acceder a tus servicios?

El taller que yo realizo se llama “Mi primera luna. Hola, menstruación”, está enfocado a niñas de entre 10 y 14 años, para las que están esperando su primera menstruación o las que ya están menstruando. Llevo desde el 2016 viviendo estos talleres y es una de las experiencias más satisfactorias a nivel profesional. Cuando acompañaba a las mujeres en sus embarazos o en la preparación al parto o en la consulta me daba cuenta de que hay muchísima desconexión con los cuerpos. Sentía una gran responsabilidad de poder cambiar esa mirada. Yo aporto la llave para que las familias abráis la puerta junto a ellas. Mis talleres abren un canal de comunicación para que las niñas retomen con sus padres y madres. En esos talleres trabajamos todo el proceso de desarrollo en la pubertad, les enseño autocuidados de higiene, hablamos de la anatomía de los genitales y les ponemos nombre, el nombre verdadero, eso es vital. Les recuerdo que es muy importante que se miren, que reconozcan sus cuerpos, porque de ahí es donde nace el amor a ti misma. Hablamos de las diferentes etapas del ciclo menstrual, las cuatro fases, que están relacionadas con las estaciones naturales y esa relación les ayuda muchísimo para ubicarse, la analogía de la menstruación con el invierno. Hacemos una dinámica preciosa de un collage de arquetipos, con imágenes que llevan preparadas desde casa. A mí me fascina porque me llevó mucho tiempo integrar las energías y los arquetipos y ellas están tan frescas, tan libres de juicios negativos que lo captan de una manera increíble. Simplemente explicándoles cada fase: la menstruación (que equivale a invierno), la fase folicular, que es la preovulatoria y equivale a primavera, luego la ovulación (verano) y luego la fase lútea o premenstrual (otoño) y lo que ocurre con las energías en esas estaciones naturales, hacen unas conexiones rapidísimas. Es muy hermoso porque esa sabiduría menstrual la llevamos dentro. Pero conforme vas creciendo eso se va negativizando por el peso cultural y educativo y entonces nos desconectamos de nuestro propio cuerpo. Mi objetivo con el taller es que las niñas puedan vivir la menstruación con plenitud, con alegría, con bienestar, con placer y eso va a ser sinónimo de una futura vida sexual y reproductiva más plena y positiva. Se van a adentrar con menos inseguridades y menos miedos porque ya creen en el cuerpo. Es un taller muy vivencial. Son cuatro horas y media de taller y me pueden contactar por mail a jessica@comadronacorazon.com

¿Cómo reciben las chicas y las madres tus talleres y charlas?

Me sorprende que a los talleres llegan niñas que ya están viviendo la menstruación y vienen con estos mitos de vergüenza, de que es algo sucio. Las mamis me transmiten que hay un cambio de mirada. Con las madres tengo una reunión por Zoom una semana antes en la que les explico todo el contenido, lo que hacemos y la mirada que les voy a aportar. El taller tal como lo hago ahora no tiene nada que ver con cómo empecé, porque las niñas me han ido llevando. Empecé queriendo unir niños y niñas, pero las propias niñas me dijeron que no. Las niñas terminan el taller con una dinámica de relajación y conexión con el cuerpo para que la fase de recogimiento no sea rechazada, que es quizá lo que más nos cuesta en nuestra sociedad. Las niñas se conectan fácilmente, lo reciben muy bien. Después de esa relajación, en los primeros talleres invitaba a las madres a entrar a hacer una dinámica de pintar a sus hijas la flor de la vida, que es el útero. Pero había niñas que lo rechazaban y niñas muy despiertas me llegaron a decir que cuando entraban las madres se cortaba el taller. Hacemos un círculo de mujeres y las niñas van cuidando las unas de las otras para llegar a esa nueva mirada. Las madres me transmiten que los talleres les aportan mucha alegría por el hecho de que sus hijas puedan iniciar este camino desde un lugar diferente al lugar desde el que ellas lo iniciaron, porque nuestro inicio fue poco cuidado. Manifiestan que hay una reconexión madre e hija en este tema, cuando la conexión estaba cerrada. Es un canal de comunicación el taller, esto es lo que más me transmiten.