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Formación

El 'cole' donde uno aprende como quiere

Fundado en Barcelona, Learnlife ha llegado ya hasta la escuela pública alemana 1 La empresa tiene atada una ronda de 3 millones de euros y prevé expandirse por siete países

Uno de los espacios de aprendizaje que Learnlife tiene en el centro de Barcelona.

Las 9 de la mañana de un jueves cualquiera en Barcelona. En la céntrica calle Enric Granados, un niño de unos 13 años se planta con su patinete delante de un local cuya cristalera exhibe un telar de muchos colores. No se bajará del vehículo para entrar dentro. Tampoco para cruzar la sala de punta a punta. Ni siquiera para saludar a quien, en otro colegio, haría la función de conserje. Porque lo que hay detrás del colorido escaparate ante el que en poco rato se plantarán 15 jóvenes de distintas edades con mochilas hasta la rabadilla, patines, patinetes y algún que otro instrumento, es una escuela. Una escuela que, en realidad, tiene poco de convencional, pero que mantiene intacta la voluntad educativa propia de este tipo de centros.

Learnlife es un espacio donde confluyen jóvenes de entre 12 y 20 años (aunque está abierto a casi cualquiera) que quieran formarse con una de las 27 metodologías innovadoras que hay por el mundo. Es, en palabras del fundador y consejero delegado de la empresa, Christopher Pommerening, un centro donde los alumnos dirigen y gestionan su propio aprendizaje. Dicho de otra forma: donde los alumnos -guiados por personas formadas en estas múltiples metodologías- deciden qué aprender y cómo aprenderlo.

"Si juntas un sistema que tiene 100 años de peso, con un mundo que ha cambiado totalmente desde la digitalización, lo que obtienes son niños que no entienden lo que están haciendo y que luego salen a la vida real sin ninguna conexión con lo que hacen", justifica Pommerening. "España tiene una tasa de abandono escolar entre los menores de 16 años del 18%, la más importante de Europa, y esto es lo primero que explica el alto nivel de paro juvenil: es una cadena que crea la tormenta perfecta", añade.

Ante tal escenario, los fundadores de Learnlife decidieron analizar las escuelas más innovadores del mundo para extraer las mejores prácticas y diseñar un centro donde cada alumno pudiera aprender con el método que mejor le funcionara. La idea cogió forma definitivamente en 2015 con la apertura del local de Barcelona, y ahora, siete años después, tiene pequeñas versiones de este mismo espacio en 12 escuelas públicas de Hamburgo.

Así, lo que en la capital catalana es un espacio que cuesta a los padres en torno a 900 euros al mes y que ofrece distintos estudios (multimedia, musicales, culinarios...) conectados entre sí, en estas escuelas alemanas es un aula convertida en un ‘minihub’. "Tienes todo el sistema tradicional pero con un aula donde durante un par de horas cada niño puede experimentar el ‘personal learning’ [como llama a este enfoque autodidacta] en un espacio creativo: es como un caballo de Troya", contextualiza Pommerening. Su idea, de hecho, es presentar esta misma estrategia a la Generalitat de Catalunya.

En total, la compañía cuenta ya con 150 alumnos, con otro centro propio en Castelldefels (Barcelona), una suerte de franquicia en Suiza y ocho proyectos de este estilo firmados para abrir espacios en Alemania, Inglaterra, Grecia, Zimbabwe, Uganda, Australia y Chile. Con este nuevo formato de negocio, Learnlife incrementó el año pasado sus ingresos un 96% hasta el millón de euros.

Mientras este volumen crece, para sostenerse financieramente la compañía lleva captados en los últimos dos años en torno a 9 millones de euros en rondas de financiación: 3,1 millones de una operación de principios de 2020 que se amplió hasta los 5,6 millones meses después y 3 millones que ya tiene atados en una nueva ronda todavía no cerrada. La razón es que Learnlife ha abierto en paralelo una campaña de ‘crowdfunding’ para captar otro millón de euros y que los padres interesados se conviertan también en socios de la empresa. 

"Muchas familias se han mudado a Barcelona para traer a sus hijos a Learnlife", apunta Pommerening como ejemplo del éxito de la propuesta entre padres rusos, alemanes, ingleses, franceses, norteamericanos, latinos y asiáticos. "Nosotros siempre hemos puesto el nuevo aprendizaje al frente de todo y siempre les hemos dicho que eso es lo más importante, no el título [que no lo hay]: todos los padres que están ahora con nosotros estaban buscando precisamente eso", asegura.

Y, de hecho, para el máximo responsable de la operativa de la compañía, su decisión tiene todo el sentido del mundo: "Lo único que podemos hacer para estar preparados para el futuro es tener a mucha gente que sepa aprender, que se autodirija y que se conozca y se responsabilice de si misma", concluye Pommerening. "Con eso, uno se puede conectar con cualquier oportunidad que haya en el mundo y, en definitiva, puede afrontar cualquier cosa". 

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